Vida Sana
La labor de cuidar de otra persona requiere tanto de nosotros que cuando lo hacemos, no solamente usamos nuestra fuerza física, sino también nuestra fuerza espiritual. Para alimentar esa parte intangible de nuestro ser, no es necesario profesar una religión o un credo, lo importante es aprender a reconocer lo que siente nuestro corazón. Es decir, “sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos” (El Principito, Antoine de Saint-Exupéry).
Es importante mantener una vida espiritual activa que te permita renovar fuerzas para que llenes tu corazón de generosidad, tolerancia y amor por la persona a quien cuidas. Para despertar o mantener esa conciencia divina o voz interior, te presento algunas estrategias y pensamientos claves.
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1. “Quien vive en armonía consigo mismo vive en armonía con el universo” (Marco Aurelio). Para lograr este estado de armonía es importante perdonar agravios del pasado, dejar ir el dolor y la rabia y enfrentar cada día con una actitud de aceptación y perdón, especialmente hacia a nosotros mismos.
2. “Aunque haya religiones diferentes, debido a diferentes culturas, lo importante es que todas coincidan en su objetivo principal: ser buena persona y ayudar a los demás” (Dalai Lama). Pregúntate cuál es el significado de poder cuidar de tu ser querido y qué papel juegas en su vida y en la de los que te rodean.
3. “Si la espiritualidad fuera el sol, el amor serían sus rayos” (Claudio Naranjo). Toma tiempo para disfrutar del aroma de las flores, del sonido de la lluvia, del canto de los pájaros y cada cosa que te ofrece la naturaleza.
4. “Gracias a la vida que me ha dado tanto” (Violeta Parra). Cuando practicamos la gratitud nos sintonizamos con la generosidad del universo y las cosas buenas que nos ha dado y nos sigue dando, y reconocemos la abundancia de dones que nos permiten cuidar de aquellos a quienes amamos.
5. “El amor es duro, pero es nuestra esencia. Eso es lo que nos eleva por encima del resto de las criaturas” (Santa Rosa de Lima). Tus tareas de cuidado no son fáciles y tal vez encuentres dificultad al expresar tu frustración, resentimiento o cansancio. Habla de estos sentimientos con un amigo de confianza, un líder espiritual, o un consejero psicológico. Cuando hablas de ellos, evitas que se apoderen de tu ser espiritual.
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