5 señales que indican que es hora de buscar a un cuidador
Consejos para hacer una evaluación paso a paso.
In English | Al visitar a tus familiares, tendrás la oportunidad de evaluar cómo se encuentran desde el punto de vista de su salud, seguridad y calidad de vida. Cualquiera de estas cinco señales de alerta podría indicar que tu ser querido necesita apoyo.
1. Riesgos de caídas. ¿Te das cuenta de que hay escaleras peligrosas en interiores o al aire libre (en particular sin pasamanos o con mala iluminación), alfombras sueltas, artículos amontonados o un lavadero que requiere que tu ser querido cargue por las escaleras canastas de ropa para lavar? ¿Él usa escaleras de mano o taburetes de escalón peligrosos para alcanzar las cosas? ¿El baño representa una pista de obstáculos atemorizante para él? ¿Ha tenido cambios en la vista, o se siente mareado? Si tu ser querido ya tuvo una caída, tiene más probabilidades de volverse a caer. Es el momento de evaluar todos los riesgos de caídas.
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Qué hacer: un especialista certificado en envejecimiento en el hogar, un especialista en cuidados para adultos mayores, un fisioterapeuta o un terapeuta ocupacional puede ayudar a evaluar las necesidades y capacidades de tu ser querido, y el entorno del hogar. Un especialista además puede recomendar modificaciones del hogar o ejercicios para mejorar el equilibrio y la fuerza. Comunícate con tu agencia local de la tercera edad o el Departamento de Asuntos de Veteranos para averiguar si hay fondos disponibles para ayudar a sufragar los costos.
Piensa en la posibilidad de instalar rampas, pasamanos a ambos lados de las escaleras, barras de agarre en el baño o una ducha de fácil acceso. Consulta con el optómetra u oftalmólogo, los médicos y el farmacéutico de tu ser amado sobre anteojos o cataratas, ajustes de medicamentos o equipo de asistencia de movilidad, como un andador o una silla de ruedas.
2. Asuntos sin terminar. Si ves montones de correspondencia sin abrir y cuentas sin pagar, o documentos clave de finanzas, del hogar o legales a los que no se les ha prestado atención, es posible que tu ser querido no sea capaz de encargarse de eso en términos cognitivos, físicos o emocionales. (Cuentas sin pagar o inexplicables, además de asuntos como por ejemplo cheques extraviados, también son señales de alerta del abuso financiero). Cuando la enfermedad de Alzheimer de mi padre comenzó a evolucionar, él colocaba notas adhesivas marcadas “¿Amy?” en pilas de cartas y cuentas porque no podía entenderlas.
Qué hacer: evalúa el alcance del problema. ¿Es algo temporal o continuo? Una solución puede ser tan sencilla como proporcionar ayuda para separar la correspondencia y establecer prioridades. Quizás también necesites ayudar a tu ser amado a simplificar sus asuntos o a contratar a un gerente financiero.
Ofrece ayuda con los asuntos más complicados mientras él sigue manejando los aspectos diarios del hogar y las finanzas personales. Cuando papá comenzó a luchar con varios asuntos de cuidado de salud, lo ayudé a abrir otra cuenta corriente que podía usar para el dinero en efectivo y las necesidades básicas, y yo pagaba las cuentas de su cuenta principal. Con frecuencia los cambios graduales son mejores que encargarse de todo de una vez.
Asegúrate de que tu ser querido tenga un documento de instrucciones previas y otros documentos legales para que puedas ayudar a administrar sus asuntos en caso de emergencia.
3. Accidentes de tránsito y multas. Cuando alguien tuvo múltiples accidentes —sin importar qué tan pequeños— o varias advertencias o multas, rayones o abolladuras en al automóvil, es el momento de conversar sobre la conducción.
Qué hacer: acompaña como pasajero y observa. ¿Está a punto de tener accidentes? ¿Parece que un asunto de salud le causa problemas de la vista, trastornos auditivos o cambios cognitivos? Es una buena idea que su médico le realice una evaluación médica completa y haga recomendaciones. Puede ser una solución fácil, como anteojos nuevos o un automóvil más adecuado.
Sugiere que actualice sus habilidades de conducción con un curso de seguridad para conductores (el cual quizás también le dé derecho a un descuento en el seguro). Si llegó el momento de dejar de conducir, asegúrate de ofrecer otras opciones de transporte viables.
4. Aislamiento. ¿Tu familiar parece estar desconectada de amigos, familiares y de su comunidad? Si se deteriora su sistema de apoyo, eso pone en peligro su bienestar físico y mental.
Qué hacer: averigua con qué personas interactúa con regularidad. Pregúntale si se siente sola. Busca posibles actividades que disfrutaría, tales como un centro comunitario o para adultos mayores, un programa donde puede ofrecerse de voluntaria, programas de organizaciones religiosas, eventos artísticos y musicales, centros de cuidados diurnos para adultos, visitantes cordiales o reuniones habituales de amigos para comer o tomar café. Ayuda a organizar su participación continua y el transporte (tu agencia local de la tercera edad puede ayudar con el transporte).
Las llamadas telefónicas habituales pueden ayudarla a relacionarse, así como el uso de tecnología que incluye videollamadas, comunidades en línea y redes sociales tales como Facebook. Verifica también si existen problemas de salud como una discapacidad auditiva no tratada, la cual puede impedir la comunicación.
5. Cambio de aspecto. Si notas que tu ser querido ha ganado o perdido demasiado peso; usa la misma ropa todos los días, o ropa sucia que necesita remiendos; no se baña; tiene el cabello sucio; se muestra indiferente; parece triste, angustiado y afligido; o se le han trastornado los hábitos de sueño, algo anda mal.
Qué hacer: sugiere una evaluación médica y psicológica completa para determinar lo que es normal para él, pues puede haber varios motivos para estos cambios. Quizás requiera tratamiento para la depresión o la ansiedad. O tal vez descubras que los cambios en la vista, el sentido del olfato o la movilidad dificultan su capacidad de cuidar de sí mismo.
Revisa su lista de medicamentos con un farmacéutico para ver si hay interacciones o reacciones negativas, y determina si se toma los medicamentos tal como se indica y con regularidad. Consíguele un organizador de píldoras.
¿Consume demasiado alcohol? Si es así, consulta a un asesor de tratamiento que se especialice en adultos mayores.
Averigua cómo está preparando o recibiendo las comidas, y si está siguiendo una dieta especial. Si hace falta, obtén comidas a domicilio, un servicio de limpieza, administración de medicamentos y ayuda con la lavandería.
Aborda las conversaciones sobre estos y otros asuntos con amor, interés y una actitud comprensiva. Deja claro que no estás intentando hacerte cargo de la vida de tu ser querido ni tomar decisiones en su nombre. Tu objetivo es ayudarlo a mantenerse lo más independiente posible por el mayor tiempo posible.
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