Volver a la normalidad lentamente después de la vacuna
Muchos sienten alivio y comienzan a probar algunos aspectos de la vida antes de la pandemia.
In English | Wes Forgey recibió las dos dosis de la vacuna contra la COVID-19 y ha regresado al gimnasio. Este residente de Vancouver, Washington, interrumpió su régimen regular de ejercicios para no contraer el coronavirus. Pero después de las dos inyecciones, Forgey, de 62 años, fue al gimnasio para averiguar qué precauciones había adoptado la administración respecto al virus.
Se enteró de que solo se permitía el ingreso de una cantidad limitada de clientes por sesión, se aplicaban estrictamente las normas de distanciamiento social y uso de mascarilla y se limpiaba meticulosamente los equipos después de cada sesión. Esas medidas, además de la vacuna, le dieron tranquilidad para regresar a practicar su actividad física.
La segunda vacuna “me da cierto alivio”, dice Forgey, que trabaja en un centro de salud. En el trabajo “tuvimos pacientes y personal que dieron positivo y muchas situaciones delicadas. Fue estresante”.
Atreverse a salir, pero con cautela
Millones de personas del país han recibido las dos dosis de una de las vacunas contra la COVID-19 y comienza a descubrir lentamente cómo han ido cambiando sus hábitos. La gente ha comenzado a salir de casi un año de alejamiento, restricciones y precauciones. La mayoría se plantea qué cosas puede hacer que no le produzca resquemor. Forgey, por su parte, está listo para ir a cenar a uno de sus restaurantes favoritos, pero igual tiene cuidado de seguir los protocolos de prevención del coronavirus.
La mayoría que ha recibido la vacuna, ambas dosis, se mantiene cautelosa. La ciencia sigue buscando respuestas acerca del tiempo que dura la protección de la vacuna y la transmisión del virus por parte de los vacunados. Por ese motivo, los médicos expertos advierten que es vital observar los protocolos de seguridad.

“Me siento bien por haberme vacunado. Me siento menos ansiosa, más relajada y aliviada de haberlo hecho”.
“Lo más prudente que puede hacer uno es ser cauteloso, por la protección de uno mismo o de los demás”, explica el Dr. Scott Kaiser, geriatra y director de Salud Cognitiva Geriátrica del Pacific Neuroscience Institute de Providence Saint John's Health Center en Santa Mónica, California. Eso significa continuar con el uso de mascarillas, el lavado de manos y mantener la distancia de 6 pies de otras personas que no viven contigo.
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La vacuna da tranquilidad
Aun así, las personas están comenzando a salir del aislamiento social. Lisa Drouin Heath, trabajadora de salud de Rochester, Nueva York, de 61 años, también recibió las dos dosis de la vacuna contra la COVID-19. Sigue reacia a visitar familiares ancianos o a socializar con otros, pero hace poco pasó casi un día entero ayudando a su hijo y compañero de vivienda a mudarse a un apartamento.
Heath no solo ha confiado en la vacuna para no comprometer su seguridad y la de las personas con las que se relaciona, sino también ha usado mascarilla y ha manido distancia de los demás, incluso de los padres de su compañero, quienes no se ponen mascarilla. Si no se hubiera vacunado, no se habría sentido cómoda de estar cerca de gente sin mascarilla.
“Me siento bien por haberme vacunado”, dice Forgey. “Me siento menos ansiosa, más relajada y aliviada de haberlo hecho”.
La profesora de escuela secundaria Cora Shinaberry, de 65 años, residente de Austin, Texas, está yendo a la iglesia y ha reanudado su trabajo de voluntariado con las personas sin hogar desde que recibió la segunda dosis de la vacuna. También ha regresado al gimnasio y a cenar en restaurantes. Aunque Shinaberry no se siente invencible, la vacuna le está dando tranquilidad. En este momento está enseñando a distancia, pero espera con ansias el regreso de sus alumnos a la escuela y ha tomado ciertas medidas para reanudar las actividades que hacía antes de que la pandemia cambiara drásticamente el mundo.
“He mantenido mi actividad física diaria afuera y, desde que me vacuné, regresé a la YMCA a hacer una clase de ejercicios y estoy yendo a la iglesia en persona”, dice ella. “Siento como que vamos a poder retomar la vida normal”.