Después de un año de separación, amigos y familiares se reencuentran gracias a la vacuna contra la COVID-19
Las reuniones pueden ser felices, intensas y agridulces.
Cortesía de Melissa Kennedy
Melissa Kennedy (izquierda) pudo abrazar a su madre Debbie Jez después de que ambas recibieran la vacuna.
In English | Cuando el neonatólogo Jorge Pérez vio a su madre en persona por primera vez en casi un año, sintió un inmenso alivio. Lloró. Ella también lloró. Se abrazaron, y Perez se sintió transportado a su infancia.
“Fue la primera vez que pude acariciarle el cabello y besar su frente”, dice. “Me sentí profundamente conmovido”.
Pérez tiene 62 años y vive en Coral Gables, Florida. Pudo visitar a su madre de 92 años después de recibir la segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19. Como las personas han comenzado a recibir las dosis y adquirir inmunidad, también han comenzado a organizar reencuentros. Son encuentros emocionales, felices, intensos y, con frecuencia, agridulces, como en el caso de Pérez. Su madre, Gladys del Sol, tiene demencia y no puede comunicarse con claridad. Aun así, pareció reconocerlo.
“Ella entiende cuando estoy allí, comienza a sonreír y reconoce mi voz y mi rostro”, dice Pérez. “Puedes notar que se animó e intentó hablar conmigo, aunque no logré entender [sus palabras]”.
El psicoterapeuta Josh Jonas, de la ciudad de Nueva York, indica que estos reencuentros nos permiten darnos cuenta de todo lo que hemos echado de menos, en particular cuando se trata del contacto físico y la compañía de familiares y amigos.
Han surgido “muchos sentimientos de aislamiento y una soledad abrumadora”, dice. “No nos damos cuenta de cuánto necesitamos a la gente hasta que lo sentimos en el cuerpo”.
Hasta el reciente reencuentro, Pérez y su madre no se habían visto cara a cara por diez meses. Pérez dejaba alimentos y suministros fuera de la casa de su madre, pero no entraba para evitar infectarla con el coronavirus. Y si bien la saludaba a través de una ventana, “en realidad ella no me veía”, dice.
La única interacción humana que tenía del Sol era con su cuidador, y a menudo llamaba a sus hijos por su nombre, aunque ellos no podían visitarla.
Ponerse al día con cumpleaños y feriados
Sin embargo, tan pronto como se sintió seguro de haber adquirido inmunidad ante el coronavirus, Pérez fue a visitar a su madre. Si bien tiene planes de visitarla con más frecuencia cuando su madre también esté vacunada, en este momento ella no puede viajar a un centro de vacunación y aún no hay dosis disponibles en su zona para los pacientes confinados al hogar.
En su primera visita, se sorprendió al ver que durante los meses de aislamiento sus funciones cognitivas no habían disminuido tanto como pensaba. Sin embargo, la soledad la dañó de otras maneras, advierte.
“Ella no sabía que había una pandemia”, explica. “Cuando su familia ya no pudo ir a visitarla, estoy seguro de que se produjo un mayor grado de depresión y desorientación”.
Los expertos médicos advierten que recibir una vacuna no significa que las personas puedan volver a socializar y reconectarse como antes. No resulta claro si quienes se vacunan pueden transmitir COVID-19. El Dr. MarkAlain Déry, director médico de Enfermedades Infecciosas en Access Health Louisiana, señala que las personas vacunadas deben continuar el uso de mascarillas en público, mantener el distanciamiento social, lavarse las manos y tratar de asegurarse de que todas las personas con las que vayan a reunirse cara a cara se hayan vacunado.
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No obstante, en todo el país se están realizando reuniones en las que familiares y amigos se ponen al día con lo que se han perdido.
Después de recibir la vacuna debido a que trabaja en hospitales, Melissa Kennedy, de 38 años, se sintió nuevamente como una niña cuando abrazó a su madre, Debbie Jez, de 66 años, quien también se vacunó. Kennedy incluso gritó “¡mami!” cuando se abrazaron.
Aunque ambas viven en Chicago, su familia cumplió estrictos protocolos de distanciamiento social durante la pandemia para proteger a Jez debido a que tiene asma. Las dos se reunieron con la hermana y las sobrinas de Kennedy para tomar un “brunch con estilo” en el que abrieron los regalos de Navidad y de cumpleaños que no habían podido intercambiar en persona.
“Verla fue lo más importante que quería tachar en mi lista de cosas por hacer”, dice Kennedy. “Fue la primera vez que abracé y besé a mi madre en casi un año. Fue fantástico, y volví a sentirme como una niña".
Aunque la familia solía enviarse mensajes de texto y conectarse por medios virtuales, encontrarse en persona fue muy especial.
“Fue muy grato volver al nido de mamá”, señala Kennedy.
Aliviar la ansiedad de reunirse en familia
Si bien las personas siguen teniendo cautela con respecto a sus reuniones, el simple hecho de poder abrazarse y encontrarse cara a cara produce sentimientos profundos, según el psicoterapeuta Jonas.
“Se produce una descarga visceral cuando puedes tocar a alguien que significa algo para ti”, explica. “Has hecho un esfuerzo tan grande para tratar de sentirte bien, que te permite una liberación, y te abandonas”.
Terry Geller, de 68 años, y su hijo Andrew Geller, de 37, son dentistas, y las vacunas han producido cambios tanto en su vida profesional como en la personal. Los dentistas de Bronxville, Nueva York, ya no tienen que mantener el distanciamiento social entre sí en el trabajo, aunque todavía usan mascarillas y equipo de protección personal cuando atienden a sus pacientes. Además, hace poco disfrutaron de una celebración de cumpleaños en un restaurante con la familia de la madre de Andrew (y la esposa de Terry), que cumplió 68 años.
Fue emocionante celebrar de esa manera con sus padres, a quienes se considera de mayor riesgo de contraer COVID-19 debido a su edad, dijo Andrew. Como dentista, lo primero que Andrew notó en la cena de cumpleaños fue la cantidad de dientes nuevos que tenían sus sobrinos: era la primera vez que los veía a todos sin las mascarillas que habían estado usando durante un año.
Terry dijo que la reunión fue “extraordinaria”. “Poder abrazarnos… es la primera vez en un año”, dice. “Subestimamos la importancia del contacto físico... y fue realmente muy bueno”.
Alexandra Frost redacta y colabora con artículos sobre temas de crianza de hijos, relaciones interpersonales, salud y educación para AARP. Sus artículos también se han publicado en Glamour, Reader's Digest, Shape y Women's Health, entre otros.