Vida Sana
Hay muchos motivos por los que nos encanta el queso. Es delicioso, versátil y una gran fuente de calcio y proteínas, que son beneficiosos para la salud ósea.
Es fácil incluir el queso en recetas, es perfecto para las tablas de charcutería durante las fiestas y es una merienda estupenda. Pero no hay nada más frustrante que descubrir que el queso se ha estropeado, lo que a menudo se debe a los métodos de almacenamiento. Almacenar queso de forma inadecuada —o reutilizarlo después de que haya estado fuera de la nevera— puede provocar la proliferación de bacterias que causan enfermedades.

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No todos los quesos son iguales. Algunos duran meses; otros caducan después de unos días. A algunos quesos se les puede cortar el moho y seguir comiéndolos, pero en otros casos, hay que desechar el bloque completo.
Dos aficionados al queso opinan sobre las reglas para almacenar de todo tipo de quesos.
Conceptos básicos de almacenamiento
El queso es un organismo viviente y hay que tratarlo como tal. Shannon Berry, especialista en quesos de Dairy Farmers of Wisconsin, tiene tres reglas básicas que se aplican a todos los quesos.
Dale espacio: no guardes demasiados quesos juntos. Algunos quesos necesitan más oxígeno que otros. Deja un poco de espacio al envolverlos, para que el queso azul o brie, por ejemplo, pueda airearse más.
"Yo prefiero poner el brie y los quesos cremosos primero en papel encerado y luego en un recipiente Tupperware a fin de permitirles más espacio para respirar", dice la experta en queso Emilie Lehan, de Murray's Cheese, en Nueva York.
No guardes el queso cerca de otros alimentos aromáticos, ya que absorbe con facilidad otros sabores.