Los mejores mambos
10 canciones que popularizaron el género e hicieron bailar a generaciones.
Cachao: “Mambo”
La génesis del mambo ocurre en Cuba y dentro del grupo Arcaño y sus Maravillas cuando Orestes López y su hermano, el inefable Cachao, le agregan al danzón una sección de alto contenido rítmico. Esta transición del danzón al mambo propiamente dicho sería celebrada a través de la carrera de Cachao, quien después de emigrar a Estados Unidos y ser patrocinado por el actor Andy García, se convirtió en uno de los pilares de la música cubana tradicional.
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Pérez Prado: “Mambo No. 5”
Nació en Matanzas, pero su destino lo esperaba en la Ciudad de México, donde Pérez Prado se transformó en embajador indispensable del mambo durante la década de los 50. Prado fue responsable de llevar el mambo al sonido que reconocemos hoy, con explosivos riffs de trompetas y melodiosos saxofones, además de su voz gritando palabras de entusiasmo a medida que la orquesta generaba un frenesí irresistible. Prado grabó infinidad de mambos —fue su formato favorito— y el número 5 es probablemente el más conocido.
Beny Moré: “Pachito e’ché”
La especialidad del gigantesco Beny Moré fueron los boleros, además del material bailable que luego sería conocido como salsa. Pero su repertorio también incluye una fusión de bolero con mambo (“Camarera del amor”), además del volcánico “Pachito e’ché”, mambo brilloso y tradicional que Beny adorna con su privilegiada voz, acompañado por la orquesta de Pérez Prado. Beny tenía sólo 43 años cuando murió en 1963, pero su extensa discografía nos recuerda que fue uno de los más sublimes intérpretes de música tropical.
Tito Puente: “Mambo gozón”
En manos del timbalero neoyorquino de origen puertorriqueño, el mambo se volvió más condensado y musculoso, aprovechando las enseñanzas que el joven arreglista aprendió del jazz. Junto a Santitos Colón —sonero tradicional, de estilo emotivo y arrabalero— Puente grabó algunos de los mambos más emocionantes de la historia como parte del clásico LP Dancemania, editado en 1958. Puente seguiría tocando mambos a lo largo de su carrera, adornando los pasajes instrumentales con excelentes solo de timbal.
Tito Rodríguez: “Mambo manila”
Recordamos a Tito Rodríguez como inolvidable cantante de boleros, pero era un hombre renacentista, amante de orquestaciones aterciopeladas y siempre presente a la hora de grabar instrumentales y tocar percusión. El sonido del vibráfono le agrega un toque cosmopolita a “Mambo manila”, un mambo escrito por el mismo Rodríguez que combina frenesí bailable con un suave dejo de nostalgia. De los muchos mambos que grabó, este es uno de los más exquisitos.
Machito: “El guardia con el tolete”
Con su electricidad instrumental, el mambo se presta para narrativas humorísticas. Junto a su hermana Graciela, el cantante cubano Machito llenó de alegría a Nueva York con una orquesta que resaltaba el sentido del humor y letras que a veces lindaban con lo absurdo. Este colorido tema habla sobre “una cocinera que sabroso cocinaba” hasta el día que asó un lechón, con consecuencias trágicas. Del LP Mucho Mucho Machito, grabado en 1965, junto al cantante Marcelino Guerra.
Bebo Valdés: “Sasauma”
Uno de los arreglistas más sofisticados de la música cubana, el pianista Bebo Valdés —padre de Chucho, fundador de Irakere— fue uno de los protagonistas a la hora de llevar al mambo del formato de charanga al entorno más suntuoso de una orquesta de jazz afrocubano. Valdés escribió mambos inolvidables como “Rareza del siglo” (la versión de Celia Cruz es trascendental) y el instrumental “Sasauma”, que rodea el ritmo típico del mambo con suntuosos acentos por parte de la sección de vientos.
Celia Cruz con la Sonora Matancera: “Tu voz”
Cuando comenzó su carrera en Cuba, junto a la extraordinaria Sonora Matancera, Celia Cruz se especializó en un repertorio de guarachas y boleros. Pero la Matancera fue una orquesta ecléctica, siempre lista para adaptarse a las modas del momento. “Tu voz” es uno de los mambos lentos —mezcla entre mambo y bolero— que La Guarachera grabó con la Matancera, demostrando una vez más el poderío de sus cuerdas vocales durante la década de los 50.
Charlie Palmieri: “El yerbero”
Acompañado por su charanga La Duboney, el virtuoso tecladista Charlie Palmieri —hermano mayor de Eddie— modernizó las estructuras de la música cubana, ubicándola en el contexto de Nueva York en los años 60. “El yerbero” es el tipo de mambo que hubiera tocado Arcaño y sus Maravillas en los años 40, pero con la estética modernista de Charlie. La composición de Machito es revestida con un arreglo nuevo, demostrando que el mambo seguiría vivo durante las décadas futuras.
Lou Bega: “Mambo No. 5 (A Little Bit of…)”
En 1999, el cantante alemán Lou Bega conoció el éxito internacional con un tema sumamente contagioso que versiona el “Mambo No. 5” de Pérez Prado, usando varios riffs con ritmos electrónicos y una letra nueva. Peermusic, la compañía que representa los intereses de Prado, no entendió este gesto como homenaje y lanzó un exitoso juicio contra Bega. La esencia del mambo sigue viva, así como su capacidad para generar alegría y hacer mover los pies.