Vida Sana
Apenas unas horas después de depositar en su buzón un cheque de $445 para su compañía de seguros, Mark McPherson recibió una llamada inquietante de su banco: un ladrón le había robado el cheque, luego lo “lavó” y lo volvió a escribir por $2,498. “El hombre que intentó cobrarlo le dijo al cajero que había realizado una reparación eléctrica para mí”, dice McPherson, de 59 años, que es propietario de un negocio de limusinas en Nashville, Tennessee. “Incluso escribió ‘¡excelente trabajo!’ en la línea de notas”.
El culpable huyó cuando el banco se negó a pagar. Pero los luchadores contra el fraude advierten que este delito, llamado lavado de cheques, está en aumento en todo el país, con pérdidas que van desde unos pocos cientos hasta decenas de miles de dólares. “Es una estafa de baja tecnología, pero ese es el atractivo”, dice Frank McKenna, estratega principal de la compañía de detección de fraudes Point Predictive, con sede en San Diego. “Casi cualquiera puede hacerlo”.
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Funciona así: Los delincuentes roban los cheques que se dejan en los buzones o retiran el correo depositado en las cajas de recolección del Servicio Postal de EE.UU. (USPS) usando llaves robadas a los carteros o sacando el correo con una cuerda y algo pegajoso, como trampas adhesivas para ratones o una botella cubierta de pegamento. Usan productos químicos económicos como lejía o acetona (suelen usar quitaesmalte de uñas), borran el nombre del beneficiario y la cantidad del cheque, y dejan intacta la firma. Una vez que se han secado, los cheques se vuelven a escribir por más dinero y se depositan o cobran en bancos, negocios de cambio de cheques o tiendas que ofrecen ese servicio. McPherson dice que su cheque lavado se veía perfecto. “Eliminaron todo rastro de tinta excepto mi firma”, señala.
El lavado de cheques está en auge porque los delincuentes que robaron cheques de estímulo del Gobierno y cheques de desempleo durante la pandemia ahora están buscando nuevas fuentes de ingresos, dice McKenna. “La otra razón es que durante la pandemia de COVID-19, el Servicio Postal redujo los presupuestos de la policía postal”, agrega. “Como resultado, el robo de correspondencia y de cheques enviados por correo se ha disparado”.