Vida Sana
El mes pasado, la policía arrestó a dos hombres en Fayetteville, Georgia, al descubrir que estaban en posesión de 211 sobres robados que habían sido enviados por correo. Entre ellos, había 151 cheques personales por un valor de casi $50,000. Según informaron las autoridades, los delincuentes habían robado el botín de un gran buzón azul emplazado al frente de la oficina de correos de Fayetteville, según la Oficina del Sheriff del Condado de Fayette.
La buena noticia es que fueron apresados. La mala noticia es que este tipo de delito está muy extendido, al punto que tal vez sea hora de dejar de usar los cheques tradicionales de papel y optar por otras formas de enviar dinero.
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Los robos de cheques —y el consiguiente fraude— se han convertido en un gran problema: el año pasado, las instituciones financieras recibieron más de 680,000 informes de actividad sospechosa (SAR) relacionada con fraude de cheques, casi el doble de los 350,000 que habían recibido el año anterior, según la Reserva Federal. Y eso a pesar de que la cantidad de cheques tradicionales en circulación ha estado en marcada disminución. Casi 3,400 millones de cheques se procesaron en 2022, una reducción de casi el 50% con respecto a los 6,400 millones procesados diez años antes.
“Hemos llegado a un punto en que los cheques son casi más un problema que una solución”, dice Frank McKenna, especialista principal en el área de fraudes para la empresa Point Predictive, dedicada a la detección de fraudes. “Creo que limitar el uso [de los cheques impresos] tanto como se pueda y usar alternativas es una buena idea en este momento”.
El robo de la correspondencia está en aumento
El creciente problema del fraude con los cheques está propulsado por un aumento del robo de correspondencia —extraída de buzones y camiones de correo—, y también de los robos a los carteros. Mientras que 412 carteros del Servicio Postal de EE.UU. (USPS) fueron asaltados en el 2022 durante el desempeño de sus tareas, el Servicio de Inspección Postal de EE.UU. (USPIS) informa que en la primera mitad del 2023 ya ha habido 305 incidentes. Y si bien la entidad recibió 38,500 informes de robo de correspondencia el año pasado, solo entre enero y mediados de mayo del 2023 ha visto 25,000 casos.
Los ladrones que roban de los buzones de recolección de correspondencia (incluidos los buzones particulares) están en busca de cheques: una vez que los obtienen, los alteran o “lavan” para redirigir el dinero —a menudo, con un aumento del valor en dólares— a ellos mismos o a alguien dentro de su red delictiva. Muchos cheques robados se ofrecen a la venta en la web oscura, donde los compran otros delincuentes.
Los delincuentes que roban a los carteros buscan lo que se conoce como llaves maestras, algo sumamente valioso entre los ladrones porque su diseño permite abrir muchos buzones dentro de un área determinada.
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