Vida Sana
¿Has pensado en comer flores?
Muchas de las flores que conocemos y compramos para adornar nuestros hogares se podrían comer. Son consideradas alimentos saludables que aportan gran cantidad de nutrientes y pocas calorías. Pero, ¡cuidado! las flores comestibles tienen que haber sido cultivadas con ese propósito y tienen que ser orgánicas. Si tuvieras alguna duda sobre si incluirlas o no en tu dieta, consúltalo con tu médico, porque podrían provocar alergias o problemas digestivos. Empieza con cantidades pequeñas.
Flor de calabaza
A la flor de calabaza se le considera una excelente fuente de fibra, ácido fólico y vitamina A. Es una de las más utilizadas en la gastronomía para preparar cremas, arroces, platillos con carnes y también postres, por su sabor suave y dulce. Pruébala en esta receta de chiles poblanos.
Lavanda
Cada vez más los chefs están utilizando pétalos de lavanda como condimento. Especialmente en la repostería por su sabor dulce tan particular y su exquisito aroma. Pero lo principal es que al comer esta flor estamos ingiriendo una importante dosis de calcio, hierro y vitaminas A y C.
Girasol
Tanto el centro como los pétalos pueden ingerirse con verduras, pastas o ensaladas. Los pétalos en particular, además de darle color a la comida, al parecer tienen propiedades antiinflamatorias y son una buena fuente de vitamina E. En general, aportan los mismos beneficios que el aceite y las semillas de girasol.
Jazmín
La flor de jazmín es tan versátil y apreciada por su agradable aroma que se utiliza tanto para preparar perfumes como té o postres. El té de jazmín ayuda a mejorar los síntomas del estrés, la ansiedad y la depresión. A esta flor se le atribuyen propiedades analgésicas que pueden aliviar ciertos dolores, en especial jaquecas. Pero, ¡ojo! la flor de la planta Gelsemium Sempervirens, a veces llamada Carolina Jasmine, no es del jazmín verdadero y es muy tóxica.
Crisantemo
Consumir crisantemo regularmente puede ayudar a aliviar la congestión nasal y contribuye a regular la presión sanguínea pues produce un efecto relajante. Los pétalos de esta bella flor pueden comerse crudos en las ensaladas. Con los de crisantemos blancos, cuyo sabor es más delicado, pueden prepararse mermeladas.