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Quebec cobra vida en invierno

Un viaje para disfrutar de la nieve y el hielo, además del carnaval.

Quebec cobra vida en invierno - Bebida servida en un vasos de hielo

Cortesía de Reid Bramblett

Algunos bares en Quebec sirven bebidas en vasos de hielo.

In English | Entre beber un cremoso licor Amarula en un vaso tallado en hielo y tirarme por el paseo tablado de Terrasse Dufferin en un tobogán, decidí que después de todo no fue mala idea viajar al Gran Norte Blanco en febrero.

Entonces, ¿por qué regresar en pleno invierno? Todas las personas que conocí me insistieron en que era el mejor momento en Quebec por el Carnaval de Invierno (del 29 de enero al 14 de febrero), cuando maestros escultores tallan monumentos megalíticos de nieve, los bares de hielo que aparecen reparten tragos y cada inclinación se convierte en una colina para tirarse en trineo. Las principales atracciones del carnaval están justo fuera de las murallas de la ciudad en las Llanuras de Abraham; el mismo lugar donde en 1759 atacaron de sorpresa las tropas británicas, tomándose la ciudad de Quebec y estableciendo así el final de la Nueva Francia.

Durante las festividades, el sitio se llena de vida con carros chocones en el hielo y jacuzzis al aire libre, pistas de curling, carreras de trineo y peleas épicas con bolas de nieve. No solamente se trata de niños jugando en la nieve; también participan de la diversión jóvenes y mayores.

Mientras saboreaba un queue de castor —un pedazo inmenso de masa frita en forma de "cola de castor" untada de azúcar con canela hasta brillar— me metí entre la multitud para ver un partido de futbolín humano. Los jugadores, atados a barras de gran tamaño, pateaban la pelota de fútbol, ​​mientras que sus amigos entre risas los empujaban y jalaban alocadamente por el pequeño estadio cubierto de nieve.

Por supuesto, querrás explorar la ciudad misma. A lo largo de la Grande Allée, el bulevar principal de la ciudad de Quebec, podrías parar para tomar un descanso para calentarte en Bistro Talea, un espacio con ladrillo visto. Fue aquí donde me acurruqué en un sillón forrado en piel y le entré a un tazón de poutine (papas fritas untadas en salsa y queso semicurado). Necesitas este tipo de descanso del frío. Admito que subestimé el invierno canadiense y terminé comprando guantes y un inmenso gorro de piel sintética.

En mi última noche, después de ver a los bailarines y las carrozas de calidad tipo Mardi Gras a lo largo de la Grande Allée, me subí a las murallas de la ciudad cubiertas de nieve con vistas a un castillo de hielo de tres pisos que brillaba iluminado. Una banda musical en el parque que queda abajo se lanzó de lleno a lo que debe ser el equivalente quebequense de "Sweet Caroline", el público cantaba en francés con pasión. Hice mi mejor esfuerzo por cantar en voz alta con mis vecinos, mientras nuestro aliento se congelaba con el aire de febrero.

Consejo:

Quebec es una ciudad bilingüe, pero el "francés predomina". Los quebequenses se animan cuando los visitantes tratan de usar aunque sea un francés oxidado de la secundaria.

No te pierdas: 

  • Tallar en nieve: el arte en serio es un punto culminante en las festividades.
  • Bares de hielo emergentes: una parada para tomarse un trago de algo (muy) frío.
  • Futbolín humano: es uno de los deportes extravagantes que encontrarás aquí.

 

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