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Cómo empecé mi negocio por internet

Tres empresarias comparten los secretos de su éxito.

Dueñas de negocios en línea Catherine Graham, Anne Renee Timmons Harris, y Lisa Lane.

CORTESÍA DE CATHERINE GRAHAM/ANNE RENEE TIMMONS CORTESÍA DE GUS BENNETT/CORTESÍA DE LISA LANE

In English | Hay grandes ideas por todas partes. Y cuando te topas con esa combinación de inspiración y habilidad, podrías tener en tus manos una idea empresarial exitosa. Aquí mostramos las historias de cómo tres empresarias en línea crearon sus negocios.

Limpieza con una gran idea

Lisa Lane estaba disfrutando de unas vacaciones en la playa con su familia. Eran 15 personas en total, más sus perros. Y estaba cansada de toda la limpieza que había que hacer.

"Estaba limpiando los baños constantemente. Y tenía que bañar a los perros constantemente”, dice. “Entonces pensé, ‘tiene que haber una mejor manera de hacer esto'".

Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de crear Rinseroo (en inglés), una manguera y accesorio para el grifo y el cabezal de ducha, que le permitiría orientar mejor el agua y hacer que lavar a las mascotas y limpiar la tina de baño fuera más fácil. Ella y su hijo trabajaron en crear un prototipo desde su base de operaciones en Clarksburg, Nueva Jersey, e hicieron varios viajes a la ferretería para probar diferentes mangueras y conectores, explica.


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En un libro leyó sobre un ingeniero en Nuevo Hampshire y se puso en contacto con él. “Mi prototipo era un objeto práctico muy básico, pero hacía lo que tenía que hacer”, dice. “Él pudo crear ilustraciones que me mostraron que sí podría funcionar". El ingeniero también le presentó a un fabricante en China que podría manufacturar el producto.

Lane decidió vender Rinseroo como vendedora independiente a través de Amazon. La plataforma surtiría los pedidos, lo que le dejó tiempo y espacio mental libre para hacer crecer la empresa. Después se enteró del programa Amazon Launchpad, que destaca productos innovadores de empresas emergentes investigadas y aprobadas. Ella sabía que para poder participar debía tener por lo menos cinco reseñas con al menos una clasificación de 3.5 estrellas. La aceptaron y sus ventas se dispararon aún más. Elegir una plataforma externa le dio acceso a un público mucho más amplio y le ha permitido vender mucha más mercancía que si hubiera tratado de hacerlo todo por su cuenta, comenta.

Asuntos de A.R.T.

La joyería ha sido parte de la vida de Anne Renee Timmons-Harris desde que era pequeña. Durante su niñez en Chicago, visitaba a los arrendadores de la vivienda de su familia, quienes vivían frente a ella. La esposa recolectaba cuentas de cristales venecianos que le fascinaban a Timmons-Harris. En ese apartamento, ella también aprendió cómo hacer hileras y nudos con las cuentas. Timmons-Harris tomó una clase de joyería en la preparatoria y continuó aprendiendo más sobre la historia humana, incluida la joyería y las cuentas, durante la universidad y en la edad adulta. Posteriormente, tomó un curso de estudios a distancia del Gemological Institute of America sobre la graduación de los diamantes.

Timmons-Harris fue una de las primeras empresarias en internet. Registró su sitio web —beadbear.com (en inglés)— en 1998 y pocos meses después las ventas empezaron a llegar. A través de los años, su negocio evolucionó a medida que las herramientas se volvieron más sofisticadas. Ahora, los clientes pueden ver piezas de joyería en línea y hacer pedidos fácilmente. Timmons-Harris se hace cargo de todo el surtido de pedidos.

Hoy en día, A.R.T. Precious Collectible Jewelry de Timmons-Harris llega a los clientes a través de su sitio web y de plataformas de redes sociales. Timmons-Harris ha formado una amplia red que incluye a clientes y proveedores. Ella publica información sobre historia de la joyería y las gemas en sus canales de redes sociales, donde comparte con el mundo su interés por el arte de la fabricación de joyería y su amor por las piedras semipreciosas y cuentas antiguas. Ayuda a la gente a aprender sobre las propiedades de las piedras y “lo geniales que son las rocas”, dice. “Solo se trata de responder: ¿Esto hace que tu corazón cante?"

Oferta de asistencia con ayuda financiera

En retrospectiva, trabajar en el área de ayuda financiera para una universidad parece haber sido el destino de Catherine Graham. Cuando era estudiante en University of Redlands en Redlands, California, era guía turística del campus y anfitriona de alojamiento nocturno con el propósito de hablar sobre el ingreso a la universidad. Su primer trabajo fue en la oficina de ingresos en University of Southern California, donde estudió un posgrado. Aproximadamente unos 18 meses después, se le pidió que trabajara en la oficina de ayuda financiera. “A ese le llamo mi período de ‘golpes’”, bromea, porque fue tan difícil. Pero se enamoró de ayudar a los estudiantes a pagar la universidad y se ha dedicado de lleno a eso.

Después de trabajar con instituciones como Whittier College y Loyola Marymount, decidió transferir su experiencia a un mayor número de personas. En el 2017 abrió la empresa Financial Aid Shop en Redondo Beach, California, para consultar tanto con universidades como familias. Promueve sus varios servicios mediante su sitio web y el año pasado lanzó un componente virtual de su negocio, donde vende espacios para asistir a su taller en línea. Se tardó cerca de un año en configurar el programa y aprender cómo promoverlo. “Como empresaria y empleada única, hay tantas cosas que tienes que hacer y aprender por tu propia cuenta. A menudo, puede ser abrumador”, comenta.


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Para lanzar su negocio, dice que trabajó muy de cerca con el Centro para el Desarrollo de Pequeñas Empresas de su localidad. Su asesor la ayudó a desarrollar la idea para ofrecer un programa en línea, dice. “Lo puse a prueba enseñando el curso en persona en mi centro educativo local para adultos. Y después de eso, puse el programa en internet”, expresa. Sus ingresos de consultoría con universidades le han permitido invertir en el desarrollo de la consultoría familiar, agrega.

Para quienes tienen experiencia especializada, Graham dice que transformar el conocimiento en un negocio de consultoría puede ser un esfuerzo lucrativo y gratificante si es algo que te apasiona. “No creo en que los estudiantes tengan que pedir dinero prestado para ir a la universidad. Quiero que nuestros estudiantes se gradúen en cuatro años. Así que cualquier oportunidad que yo tenga para compartir mi mensaje, es realmente lo que estoy tratando de hacer”, dice.