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¿Decir palabrotas durante el ejercicio puede mejorar tu rutina?

Soltar una que otra grosería durante tu próxima sesión de ejercicio puede darte un impulso.


Ilustración de una persona entrenando mientras dice malas palabras
Un entrenamiento con malas palabras podría ser justo lo que necesitas para darlo todo.
Jade Shulz

No es frecuente que se te permita decir palabras obscenas, pero una creciente cantidad de investigaciones sugieren que hacerlo podría beneficiar a cualquiera que busque mejorar su rutina de ejercicios, incluyendo a los millones (en inglés) de adultos mayores que van al gimnasio regularmente. 

Los expertos han sabido durante un tiempo que las palabras tabúes (y no estamos hablando de maldición o caramba) tienen el poder de ayudarnos a liberar una variedad de emociones, tanto positivas como negativas. Resulta que esa misma cualidad es útil durante ciertos tipos de ejercicio. 

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En un estudio sin precedentes (en inglés) publicado en el 2018 en la revista Psychology of Sport and Exercise, un equipo de investigadores, partiendo de la hipótesis de que soltar un improperio durante el ejercicio puede mejorar la potencia y la fuerza, pidió a los participantes que eligieran una palabra obscena que probablemente usarían en respuesta a golpearse accidentalmente la cabeza. Luego se les pidió que repitieran esa mala palabra cada tres segundos durante una prueba de ciclismo de alta intensidad de 30 segundos que mide la fuerza y potencia muscular.

También se les pidió a los participantes que repitieran una mala palabra durante 10 segundos antes de someterse a una prueba para medir la fuerza de agarre y que continuaran repitiendo la palabra elegida durante toda la prueba. En ambos casos, los investigadores encontraron que decir palabrotas mejoraba el rendimiento: aumentó la potencia máxima y media en la prueba de ciclismo en un 4.5%, en promedio, y la fuerza de agarre en un 8%, en promedio, en comparación con repetir una palabra normal.

En un estudio separado, publicado en el 2022, se les pidió a los participantes hacer flexiones de pecho con una silla, que implica usar las manos para levantar el cuerpo de la silla y mantener la posición el mayor tiempo posible. Aquellos que repetían una palabra obscena mientras lo hacían podían mantener la posición durante un 10% más de tiempo que aquellos que repetían una palabra neutra.

¿Qué diablos está pasando?

El poder de las palabras obscenas

Los expertos no están completamente seguros de por qué las palabras obscenas tienen tales superpoderes durante una sesión de sudoración. Lo que sí saben es que "decir palabrotas podría desencadenar una reacción de lucha o huida, aumentando la adrenalina y ayudando a las personas a superar el malestar físico", dice Greg Chertok, consultor certificado en rendimiento mental de Telos Sport Psychology Coaching.

Al mismo tiempo, el cuerpo generalmente tiene lo que se conoce como una reacción analgésica, que aumenta tu tolerancia al dolor. "Decir palabrotas ayuda a reducir la percepción del dolor, haciendo que el ejercicio se sienta menos doloroso, incluso cuando te estás esforzando al máximo", explica Chertok. "También hay investigaciones que sugieren que decir palabrotas tiene beneficios psicológicos, como mejorar la confianza, lo cual ciertamente podría ser beneficioso en un contexto de entrenamiento".

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Usar palabras obscenas para mejorar el rendimiento físico se ha demostrado que solo funciona con movimientos que son relativamente cortos e intensos, dice Chertok, es decir, ejercicios de entrenamiento de fuerza como levantar pesas y ejercicios de desarrollo de fuerza como los balanceos de pesas rusas y los saltos de rana. Lo mismo no ocurre con los ejercicios cardiovasculares, añade.

Pero eso no quiere decir que no haya beneficios en decir algunas palabrotas estratégicas durante tu caminata diaria, tu clase de ciclismo semanal o tu corrida por el vecindario. Un estudio publicado en el 2024 en el Journal of Exercise Physiology sugiere que, aunque decir palabras obscenas durante una actividad aeróbica intensa no afecta la resistencia, puede mejorar un poco el mal humor (en inglés).

Además, el estudio encontró que las puntuaciones que miden el estado de ánimo y la fatiga eran peores con palabras neutras que con palabras obscenas.

Cómo practicar el uso estratégico de las palabras obscenas

Decir malas palabras en nombre de mejorar tu entrenamiento no es lo mismo que cuando las dices espontáneamente, impulsado por la ira, dirigidas a, digamos, el conductor que cambia de carril abruptamente y te hace desviarte y casi colisionar con otro conductor. No, decir palabras obscenas de manera estratégica implica más control y disciplina. ¿Por dónde comenzar?

Primero, elige una mala palabra. Las más efectivas son personalmente significativas o tienen un impacto emocional, dice Nick Washmuth, investigador de la Universidad de Alabama en Huntsville, quien estudia los efectos beneficiosos y la utilidad de las palabras obscenas en el mundo real. Para la mayoría de las personas, sugiere una revisión de investigaciones (en inglés) publicada en el 2024 en Frontiers in Psychology, esa tiende a ser la palabra que empieza con "Jo" o la que empieza con "Mi".

Cualquiera que sea, deberías usarla como usarías cualquier equipo de entrenamiento de fuerza: sin vergüenza y a un ritmo constante. En otras palabras, sugiere Washmuth, di la palabrota en voz alta usando un volumen de voz normal, ni susurrando ni gritando, y repite tu palabra elegida justo antes del movimiento físicamente desafiante y luego aproximadamente una vez cada uno a cinco segundos durante el movimiento.

Para los que evitan las palabrotas, desafortunadamente, un fuerte ¡rayos! ¡caramba! o ¡demonios! no tendrá los mismos resultados. "Las pruebas sugieren que solo las verdaderas palabras obscenas producen los efectos psicofisiológicos deseados", dice Washmuth.

Algo más que debes tener en cuenta: deberías usar tu palabra designada con prudencia. Las palabrotas pierden su superpoder cuando se usan en exceso, disminuyendo su carga emocional.

Para aquellos que evitan decir malas palabras, eso es una buena noticia. "Si rara vez dices palabrotas, podrías experimentar una mayor respuesta psicofisiológica cuando lo haces, lo que lleva a mayores beneficios en el rendimiento", dice Washmuth. "Para un uso estratégico, puede ser sensato reservar los insultos para ocasiones especiales, como entrenamientos intensos, para maximizar su impacto". 

Chertok agrega: "Las palabras que elegimos usar tienen un efecto químico muy real". Por ejemplo, aunque la investigación sugiere que solo las verdaderas palabras obscenas tienen el poder de mejorar el rendimiento físico, Chertok cree que "palabras singulares como plátano y vómito provocarían respuestas psicofisiológicas microscópicamente diferentes en nosotros".

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