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¿Podría un medicamento antiguo convertirse en un nuevo tratamiento para el Alzheimer?

Investigadores descubren potencial en la readaptación de un diurético común, pero dicen que hacen falta más estudios.


spinner image Una persona mayor tomando un medicamento
MLADEN ZIVKOVIC / GETTY IMAGES

 

En los últimos años, ha habido muchos contratiempos en la búsqueda de un medicamento que pueda detener o reducir los estragos que causa la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, hay nuevas investigaciones en las que se sugiere un posible adelanto que proviene de una fuente inesperada: una pastilla ya aprobada que en la actualidad se receta para tratar la retención de líquidos asociada a la insuficiencia cardíaca, las enfermedades de los riñones y otras enfermedades comunes.

En un estudio (en inglés) publicado esta semana en la revista Nature Aging, se demostró que el diurético bumetanida redujo los síntomas de la enfermedad de Alzheimer en ratones que portaban un factor de riesgo genético de este trastorno, al igual que en células cerebrales de seres humanos en el laboratorio. Además, en un análisis de expedientes médicos se descubrió que los adultos mayores que tomaban bumetanida eran menos propensos a padecer la enfermedad de Alzheimer que aquellos que tomaban otro tipo de diurético.

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“Si bien se necesitan más pruebas y ensayos clínicos, estas investigaciones resaltan el valor de las tácticas basadas en macrodatos combinadas con enfoques científicos más tradicionales para identificar medicamentos existentes aprobados por la FDA como candidatos para tratar la enfermedad de Alzheimer”, dijo en un comunicado el Dr. Richard J. Hodes, director del Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento (NIA). 

Se señala un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer

En esta investigación financiada por el Gobierno federal, el análisis se concentró en una población específica: las personas con una variante genética conocida como APOE4. Si bien los científicos no entienden plenamente cuál es la causa de la enfermedad de Alzheimer, saben que algunas personas son más propensas a tenerla debido a su composición genética.

El gen APOE en particular participa en la producción de una proteína que ayuda a transportar el colesterol y otros tipos de grasa por el torrente sanguíneo. Existen al menos tres variaciones de este gen. Una de ellas, conocida como APOE4, aumenta el riesgo que corre una persona de padecer la enfermedad de Alzheimer. Si bien no todos los portadores de APOE4 tendrán esta enfermedad, aproximadamente entre un 40 y un 65% de las personas a quienes se les diagnostica tienen por lo menos una copia de la variación del gen (también conocida como alelo), según la Alzheimer’s Association.

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Para el estudio, el equipo de investigadores primero examinó los cambios que se produjeron con el tiempo en las muestras de tejido cerebral de personas con APOE4. Luego, examinaron una base de datos con casi 1,300 medicamentos aprobados por el Gobierno federal para ver si encontraban algunos que quizás pudieran reducir estos cambios relacionados con los genes. La bumetanida, que recibió la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) hace décadas, surgió como la opción más sólida.

Cuando los investigadores dieron bumetanida a ratones que fueron genomodificados para portar dos copias del gen humano APOE4, descubrieron que el medicamento ayudaba a reducir el deterioro del aprendizaje y la memoria. El medicamento también contrarrestó el impacto en las neuronas derivadas de células de la piel de pacientes con la enfermedad de Alzheimer que portan el gen APOE4.

Gracias a datos de miles de expedientes médicos, los investigadores se sintieron “más confiados” en el posible efecto de la bumetanida contra la enfermedad de Alzheimer, según el Dr. Yadong Huang, director del Center for Translational Advancement en Gladstone Institutes y profesor de Neurología y Patología en University of California, San Francisco. En un análisis se demostró que los adultos de 65 años o más que tomaban bumetanida fueron entre un 35 y un 75% menos propensos a padecer la enfermedad de Alzheimer que quienes tomaban otro diurético.

“Por supuesto, nuestro próximo paso será pasar al ensayo clínico real para probar la eficacia de la bumetanida directamente entre pacientes con Alzheimer”, señala Huang, quien espera que se pueda empezar con estos ensayos ya para el año entrante.

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Por qué la “medicina de precisión” puede ser importante   

Los hallazgos del equipo, al estar basados en una población específica con riesgo, apoyan un enfoque de tratamiento conocido como medicina de precisión, que se ha vuelto cada vez más popular en las investigaciones sobre la enfermedad de Alzheimer. Esta rama de la medicina se desvía de un modelo de solución universal y toma en cuenta las diferencias individuales en el ambiente, el estilo de vida y las características genéticas en la elaboración de medicamentos y las decisiones de tratamiento.

“El enfoque tradicional para elaborar medicamentos contra la enfermedad de Alzheimer se ha concentrado en una proteína, un gen o una vía celular”, dice Huang. “Por muchos años, la suposición ha sido que quizás podremos encontrar una fórmula mágica que les servirá a todos los pacientes que tienen este trastorno”.

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Ahora, los especialistas cada vez más dicen que la solución para curar la enfermedad de Alzheimer probablemente no será un solo medicamento ni tratamiento. Abordar la enfermedad “probablemente requerirá tipos específicos de tratamiento, tal vez múltiples terapias, incluso algunas que podrían estar dirigidas a las características genéticas y de la enfermedad únicas de esa persona, de forma muy parecida a los tratamientos para el cáncer que están disponibles ahora”, dijo en un comunicado la Dra. Jean Yuan, directora de programas de la División de Neurociencia del NIA.

Un motivo importante es que la enfermedad no se puede atribuir a una sola causa, al menos para la mayoría de la gente. Los especialistas afirman que es probable que se deba a una combinación de cambios en el cerebro relacionados con la edad, junto con factores genéticos, ambientales y de estilo de vida.

“Si vemos a los pacientes con la enfermedad de Alzheimer de forma superficial, todos tienen demencia, pero sus mecanismos subyacentes moleculares o celulares podrían no ser exactamente iguales”, señala Huang. Sostiene que dividir a la población de pacientes en subgrupos, tales como por riesgo genético, podría ser una forma más eficaz de estudiar los posibles tratamientos.  

También existe una ventaja cuando se exploran nuevos usos para medicamentos antiguos que ya tienen una trayectoria demostrada de inocuidad, una estrategia conocida como readaptación de medicamentos. Encontrar uno que funcione podría eliminar años del tiempo que por lo general demora llevar un tratamiento desde los ensayos clínicos hasta el uso por parte de pacientes.

“Combinar lo que se conoce como medicina de precisión con la readaptación de medicamentos y el análisis de datos de la vida real nos ayudará de manera drástica a acelerar la elaboración de medicamentos dirigidos a esas enfermedades complejas relacionadas con el envejecimiento”, afirma Huang. 

Por ahora, solo unos cuantos medicamentos han sido aprobados por la FDA para el Alzheimer, y la mayoría solo ayudan a manejar por poco tiempo los síntomas de esta enfermedad, que afecta a más de 6 millones de personas en Estados Unidos. Hace unos meses, la agencia aprobó un medicamento —el primero de este tipo— que podría desacelerar la evolución de la enfermedad. Sin embargo, todavía no se ha demostrado que el medicamento modifique los síntomas ni las consecuencias del Alzheimer, tales como el progreso del deterioro cognitivo y la demencia, según el NIA.

Video: ¿Qué significa cuidar a alguien con demencia?

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