Vida Sana
A medida que pasan los años, existen más probabilidades de sufrir calambres nocturnos en las extremidades inferiores, una sensación repentina de intenso dolor que puede durar desde unos segundos hasta quince o más minutos. De hecho, algunos estudios sugieren que más de dos tercios de las personas mayores han experimentado estos dolorosos espasmos.
Los calambres nocturnos en las extremidades inferiores suelen afectar los músculos de la pantorrilla, pero también pueden producirse en los pies o en los muslos. Los calambres obedecen a diversas causas: largos períodos de inactividad (por ejemplo, quedarse sentado o parado en superficies duras durante mucho tiempo), uso de calzado incómodo o de calzado con tacones altos, deshidratación (que puede causar una reducción de los electrolitos esenciales para el adecuado funcionamiento muscular), algunas afecciones, tales como la diabetes y el edema y, por último, ciertos medicamentos.
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A continuación, se detallan los ocho tipos de fármacos que con mayor frecuencia pueden producir calambres nocturnos en las piernas. Si usted está tomando alguno de ellos y sufre calambres, debe consultar con su médico u otro profesional de la salud sobre la posibilidad de ajustar la dosis o cambiarlo por otro tipo de medicación o tratamiento.
Si no está tomando ninguno de estos fármacos, sería, de todas maneras, muy sensato consultar con su médico si cada tanto sufre algún calambre durante la noche. En la mayoría de los casos, los calambres en las piernas son inofensivos. Sin embargo, podrían ser también una señal de un problema de salud subyacente, en especial si usted además presenta debilidad muscular, inflamación, entumecimiento o dolor persistente.
1. Diuréticos del asa de acción corta
Por qué se recetan: Los diuréticos (también denominados píldoras de agua) se utilizan en el tratamiento de la hipertensión, la insuficiencia cardíaca congestiva y el edema, entre otras afecciones. Los diuréticos ayudan al organismo a eliminar el exceso de líquidos a través de la orina.
Los diuréticos del asa de acción corta, así denominados porque son eliminados rápidamente del organismo, incluyen la bumetanida (Bumex) y la furosemida (Lasix, Puresis).
Por qué pueden causar calambres en las piernas: Los diuréticos incrementan la excreción de ciertos electrolitos —como el sodio, el cloruro y el potasio— a través de la orina. Y los bajos niveles de estos electrolitos pueden causar fatiga extrema y debilidad muscular, así como también dolores articulares, óseos y musculares.
Alternativas: Una dosis baja de un diurético de asa de acción prolongada, tal como la torsemida (Demadex), puede reducir el riesgo de pérdida de electrolitos. También podría ser de ayuda reducir el consumo de sal, hacer más actividad física y controlar la ingesta de líquidos. Sin embargo, tenga cuidado con los sustitutos de la sal, ya que casi todos contienen cloruro de potasio y también pueden causar desequilibrios electrolíticos. Asegúrese de consultar a un profesional de la salud antes de iniciar un nuevo plan de ejercicios.
2. Diuréticos tiazídicos
Por qué se recetan: Los diuréticos tiazídicos comúnmente se utilizan en el tratamiento de la hipertensión, aunque también se indican para tratar la insuficiencia cardíaca congestiva, el edema y otras afecciones.
Algunos ejemplos de diuréticos tiazídicos son la clorotiazida (Diuril), la hidroclorotiazida (Microzide), la indapamida (Lozol) y la metolazona (Zaroxolyn).
Por qué pueden causar calambres en las piernas: Al igual que los diuréticos de asa de acción corta (mencionados anteriormente), los diuréticos tiazídicos pueden causar una reducción de los electrolitos esenciales, lo cual produce calambres en las piernas y otros problemas musculares serios.
Alternativas: Consulte a su proveedor de asistencia médica sobre la pertinencia de cambiarlo por un diurético de asa de acción prolongada, administrado en dosis bajas —tal como la torsemida (Demadex), que puede reducir de manera significativa el riesgo de pérdida de electrolitos— , o por otra medicación antihipertensiva. También podría ser de ayuda reducir el consumo de sal, hacer más actividad física y controlar la ingesta de líquidos. Sin embargo, tenga cuidado con los sustitutos de la sal, ya que casi todos contienen cloruro de potasio y también pueden causar desequilibrios electrolíticos. Asegúrese de consultar a un profesional de la salud antes de iniciar un nuevo plan de ejercicios.
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El ejercicio también se relaciona con un menor riesgo de enfermedad cardíaca.