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Es una cosa ser un cuidador. Es algo completamente diferente ser el cuidador de tu cónyuge. Cuidar de la persona con la que no solo has compartido tu cama durante años, sino que posiblemente te conoce mejor de lo que tú te conoces a ti mismo, puede ser una de las experiencias más emocionalmente desafiantes de tu vida. También puede ser la más gratificante.
Es importante, sin embargo, enfrentar el cuidado con los ojos abiertos, los conocimientos adecuados y la preparación emocional para hacer frente a los giros inesperados que parecían inimaginables cuando te casaste.

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Para ayudar con este proceso tan difícil, AARP pidió a cuatro expertos nacionales en el cuidado de cónyuges que compartieran lo que consideran que son las 11 cosas esenciales que todo esposo o esposa debería saber antes de asumir la tarea heroica de convertirse en cuidador de su cónyuge.
1. Te comprometiste a esto el día que te casaste.
Ser cuidador de tu cónyuge fue una decisión que tomaste el día que hiciste tus votos matrimoniales, dice Peter Rosenberger, quien, a los 61 años, ha sido cuidador de su cónyuge durante casi cuatro décadas. Su esposa, Gracie, resultó gravemente herida en un accidente de automóvil solo unos años antes de que se casaran, y ha enfrentado 86 cirugías y, finalmente, la amputación de ambas piernas debajo de la rodilla.
"¿Qué sentido tiene casarse si no sabes si cuidarás de ellos más adelante?" plantea Rosenberger, quien ha escrito varios libros sobre el cuidado, incluyendo Hope for the Caregiver: Encouraging Words to Strengthen Your Spirit y A Minute for Caregivers: When Every Day Feels Like Monday. "No pienses que estás preparado para ser cuidador porque no lo estás", señala. "Pero puedes estarlo con el tiempo".
Nadie "elige" cuidar de su cónyuge, añade Samantha Culler, directora clínica del programa de asesoramiento para la memoria en el Centro Médico Atrium Health Wake Forest Baptist en Winston-Salem, Carolina del Norte. "La mayoría se ven obligados a desempeñar ese papel".
Ella lo compara con aprender a nadar mientras te estás ahogando. Al final, ser cuidador de un cónyuge no es una cuestión de si lo haces o no, dice ella, sino de cómo lo haces.
2. Crea un plan de respaldo en caso de que algo te suceda.
"Una simple torcedura de tobillo puede hacer que tu situación se convierta en una tragedia griega", dice Rosenberger. Por eso es tan crítico pensar con anticipación y planificar quién te reemplazará, a corto o largo plazo, si tú ya no puedas encargarte.
"No puedes tener un plan para cada eventualidad", añade Rosenberg, pero estarás mucho mejor preparado para cambiar de rumbo si haces un poco de planificación anticipada.
3. No puedes poner tu propia vida en pausa.
Ya que ahora eres el cuidador a cargo del bienestar de tu cónyuge, es aún más importante que te cuides a ti mismo, señala Rosenberger.
La pregunta clave que se hizo a sí mismo fue: "¿Cómo resuelvo esto para poder ser productivo y mantenerme saludable mientras cuido a alguien que no está saludable?".
Eso significa, explica Rosenberg, que no puede permitirse estar cansado, estresado o con problemas financieros si va a cuidar de su esposa. "Si mi vida es un desastre, eso tiene un efecto negativo en el bienestar de Gracie".
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