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La enorme carga financiera del cuidado familiar

Cuidar de un padre de edad avanzada puede ser gratificante. Pero el impacto económico a menudo cambia la vida.


Una pareja sentada sobre una pila de recibos, contra un fondo rojizo.
Photo Collage: AARP; (Source: Getty Images (2))

No mucho después de que Carla Romagnano se mudó a Idaho para comenzar de nuevo después de un difícil divorcio, recibió una llamada de sus padres en Chicago: la madre de Romagnano había sufrido una fuerte caída y se había roto el hueso del muslo. Su recuperación requeriría cuidado las 24 horas, algo que el padre mayor de Romagnano no estaba en condiciones de brindar. Con su hija ahora viviendo a unas cuantas zonas horarias de distancia, la pareja recurrió a servicios de cuidado en el hogar. Sin embargo, después de dos años, habían agotado la mayoría de sus ahorros para cubrir el costo, y Romagnano estaba ayudando con los gastos.

"Le dije a mi papá: 'Tenemos que hacer un cambio, vender la casa, algo'", recuerda Romagnano, ahora de 60 años. "Él dijo: '¿Qué tal si nos vamos a vivir contigo a Idaho, y así ambos podemos cuidar a mamá?'".   

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Con eso, la pareja vendió su casa y comenzó a empacar, pero el plan se disolvió cuando el padre de Romagnano murió inesperadamente días antes de que llegaran los trabajadores de la compañía de mudanzas.

De repente, Romagnano, que trabaja a tiempo completo como contable para un supermercado nacional, tuvo que asumir el papel completamente desconocido de cuidadora de su madre. "Sabía que esto no iba a ser fácil —no tomé la decisión a la ligera—, pero mis hermanos querían llevarla a un hogar de ancianos", dice ella. "Me niego a llevarla a un hogar de ancianos en este momento porque todavía tiene capacidad".

Carla Romagnano y su madre viendo el desfile del 4 de Julio del 2024 en Coeur d'Alene, Idaho.
Cortesía de Carla Romagnano

Y aún ahora, más de un año después de que su madre se mudó a Idaho para vivir con ella, Romagnano todavía está tratando de sobrellevar las necesidades "abrumadoras" de su madre de 83 años, a quien desde entonces se le ha diagnosticado demencia, y está utilizando sus propios fondos para complementar los costos. "Sé que los cuidados a largo plazo [de mi madre] se van a acabar en menos de un año. Por eso reduje los cuidadores a tres días a la semana. Temo que el costo de contratar cuidadores mientras estoy en el trabajo agotará todos mis ahorros".

Romagnano no está sola. Según un informe de AARP, uno de cada cinco adultos en Estados Unidos —aproximadamente 53 millones de personas— cuida a un familiar de edad avanzada. Muchos sufren un golpe financiero, ya sea por cubrir gastos de su propio bolsillo como transporte, modificaciones en el hogar y equipo médico; reducir las horas de trabajo para hacer tiempo para las tareas de cuidador; utilizar sus ahorros para llegar a fin de mes; o todas las anteriores.

"Los cuidadores familiares tienen que tomar decisiones sobre el trabajo, sobre reducir sus horas, y al mismo tiempo, están sufragando miles de dólares de su bolsillo para apoyar su papel de cuidador", dice Megan O'Reilly, vicepresidenta de Salud y Familia para Asuntos Gubernamentales de AARP. Es por eso que AARP ha estado abogando ante el Congreso por la Credit for Caring Act (Ley de crédito para el cuidador), una deducción fiscal de $5,000 para el cuidador familiar, para proporcionar alivio económico a aquellos que costean esos gastos de su bolsillo.  

Haciendo sacrificios

Cuando Maylia Tsen asumió el papel de cuidadora familiar de sus padres, una cosa se hizo evidente rápidamente: no sería capaz de satisfacer simultáneamente las demandas de su carrera (ha ocupado puestos de alto nivel en ventas/mercadeo en Pepsi-Cola, Bausch & Lomb y Sprint). Tan solo los viajes de negocios hacían que su horario fuera impredecible de una semana a otra. Pensando que podría aprovechar sus años de experiencia y generar un ingreso comparable, con el beneficio adicional de trabajar horas flexibles, dejó el mundo corporativo alrededor del 2005. Tomó este salto justo cuando sus padres se mudaron de Nueva York a Laguna Nigel, California, para vivir cerca de ella.

Más de 25 años después, todavía cuida a su padre, que ahora tiene 97 años (su madre murió de complicaciones de Parkinson en el 2014), y gana alrededor del 10% del salario de seis cifras que alguna vez ganó. "He renunciado a mucho", dice Tsen, quien trabaja a tiempo parcial como tutora en internet y consultora de negocios ocasional. "Todos los problemas y desafíos para hacer malabares y llegar a fin de mes han sido duros. Tengo breves momentos de quizás una hora o dos para mí, pero a menos que puedas pagar un cuidador, que es muy costoso, prácticamente tienes que estar con [tu ser querido] todo el tiempo. Cumplo muchas funciones a la vez". Tsen normalmente se levanta a las siete todas las mañanas y, durante el transcurso de un día típico, ayuda a su papá a vestirse, prepara las comidas, lo lleva a las citas y atiende sus necesidades médicas, incluyendo cuidados para sus heridas relacionadas con la diabetes.

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Posiblemente la peor parte: "He gastado todos mis ahorros, jubilación, todo", dice ella. "Tengo que seguir trabajando; no hay manera de que me pueda jubilar".

La experiencia de Tsen está lejos de ser inusual. Según un informe de AARP del 2021, casi la mitad de todos los cuidadores familiares en el país han experimentado al menos un contratiempo financiero (entre los más comunes, recurrir a sus ahorros) debido a ser cuidador. Además, alrededor de uno de cada cinco tuvo que reducir sus gastos en atención médica o reducir la cantidad que ahorra para la jubilación.

Luchando por la recuperación

Maylia Tsen ha sido cuidadora de su padre durante 25 años. Recientemente celebraron el Año Nuevo lunar juntos.
Cortesía de Maylia Tsen

En promedio, los cuidadores familiares dedican el 26% de sus ingresos personales a gastos relacionados con el cuidado. Uno de cada tres recurre a sus ahorros personales, como cuentas bancarias, para cubrir gastos, y el 12% saca un préstamo o pide prestado a familiares o amigos. Algunos, como Amy Goyer, acumulan deudas de tarjetas de crédito para cumplir con las demandas financieras de ser cuidador.

Después de más de una década cuidando a su padre, que tenía Alzheimer, y a su madre, que tuvo un derrame cerebral, Goyer estaba agobiada por las deudas con intereses altos en las tarjetas de crédito. Por consejo de abogados especializados en quiebras y asesores financieros, terminó declarándose en bancarrota en el 2019, un año después de que su padre murió. Goyer, quien ahora tiene 64 años, todavía está intentando recuperarse económicamente y se dirige hacia sus años de jubilación sin ahorros. "Cuando te acercas a los 50 y los 60 años, deberías enfocarte en ahorrar para la jubilación", dice Goyer, experta nacional de AARP en asuntos de la familia y el cuidado de los seres queridos. "No podía hacer eso. Así que ahora estoy trabajando con un asesor financiero para averiguar si alguna vez podré jubilarme".

"Soy una experta en el tema del cuidado familiar; he trabajado en este campo durante 40 años, pero no soy una experta en finanzas. Seguía pensando que debería poder salir de esta situación", dice ella. En retrospectiva, señala: "Debería haber obtenido asesoramiento financiero desde el principio. Trabajé con el asesor financiero de mis padres en sus asuntos financieros e intenté ser una buena administradora de su dinero, pero no tenía a nadie que me dijera: 'Esto es lo que deberías hacer'".

Ella ha aprendido por las malas que "después de más de una década de proporcionar cuidados intensivos, se necesitan muchos años para recuperarse", explica. "Recomiendo a las personas que se preparen para un momento en su vida en el que podrían ser cuidadores", dice.

El acto de equilibrio de los cuidadores de la "generación sándwich"

Según una investigación de AARP, el cuidador familiar promedio gasta alrededor de $7,200 por año de su bolsillo en costos de cuidado, lo que puede agotar significativamente sus finanzas. Muchos gastan mucho más.

Se estima que uno de cada tres cuidadores familiares se ve obligado a cubrir los costos de cuidar tanto a un padre mayor como a sus propios hijos, por lo que su carga financiera es especialmente difícil. Como parte de la siempre creciente "generación sándwich" (en inglés), Dana Bice estaba cubriendo la matrícula de la escuela privada y luego la universidad para su hija mientras ayudaba a cuidar a su madre de edad avanzada, quien murió el año pasado a los 88 años. Solo en el 2023, Bice dice que pagó más de $162,000 de su bolsillo para tener cuidado las 24 horas, en casa, para su madre postrada en cama.

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Dile al Congreso que apoye el proyecto de ley Credit for Caring (en inglés), que brindaría un crédito fiscal para los cuidadores.

"Ella no quería ir a un hogar de ancianos, y estaba bastante firme en eso", dice Bice, de 65 años, que trabaja como representante de ventas para un concesionario de repuestos de camiones en Baton Rouge, Luisiana. Finalmente se mudó a la casa de su madre no solo para ayudar con su cuidado, sino también para ayudar a reducir los costos. "Como resultado, ella murió en su propia cama".   

Según la forma de pensar de Bice, eso debería ser la norma, no la excepción. "El Gobierno debería pagar por los cuidadores de los adultos mayores confinados en casa que están en los últimos años de su vida", dice él. "Si hubiéramos liquidado todos los bienes de mi madre, el Gobierno habría pagado por un hogar de ancianos, pero no habría pagado para mantenerla en su propia casa".

Ese es el desafío, dice O'Reilly. "No tenemos un sistema de cuidados a largo plazo sostenible (en inglés) y, por lo tanto, estamos confiando en los cuidadores familiares no solo para sustentar a sus familias y seres queridos, sino también al propio sistema de cuidados a largo plazo", dice ella. "Al observar esas decisiones económicas y esos desafíos, ya sea la jubilación o la reducción de los ahorros para la jubilación, las opciones de empleo y el efecto dominó que todo eso tiene, es significativo. Por eso, el enfoque en proporcionar alivio significativo es tan urgentemente necesario porque eso es lo que los cuidadores necesitan". Finalmente, agrega, "todos han sido, serán o necesitarán un cuidador familiar".

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