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Voluntarios entregan comida y medicamentos a los afectados por el coronavirus

Jóvenes, como Maggie Connolly en Brooklyn, preocupados por sus vecinos, deciden formar grupos para encargarse de los mandados.

Carol Sterling, de 83 años, da el visto bueno tras haber recibido víveres que le llevaron a su casa

AP Photo / Jessie Wardarski

Carol Sterling, de 83 años, muestra su aprobación después que un voluntario le entregara alimentos en su apartamento.

In English | En el día en el que la ciudad de Nueva York entró en un estado de emergencia, Maggie Connolly fue a su supermercado local en el vecindario Carroll Gardens de Brooklyn.

Cuando regresó a su casa después de estar en una tienda que ya no tenía pan, huevos, carne, jabón y papel higiénico, ella pensó en su abuela en Wisconsin y su difunto padre, que era discapacitado.

"Pensé en cuán aterradora esta situación hubiera sido para él", dice Connolly, una estilista de 33 años. "También pensé en mis vecinos ancianos".

Esa noche, Connolly pegó cerca de su casa un volante escrito a mano en el que ofrecía recoger alimentos y medicamentos para personas con un mayor riesgo de coronavirus a quienes les preocupaba salir de su hogar. Ella incluyó un correo electrónico con el nombre de Trudy, su perrita bichón de Bruselas, "porque lo más seguro es que la mayoría de mis vecinos conocen su nombre más que el mío".

Maggie Connolly con su perro Trudy

Courtesy of Maggie Connolly

Maggie Connolly y su perrita, Trudy

Un vecino vio el cartel y lo publicó en sus redes sociales.

"Me desperté en la mañana y tenía muchos correos electrónicos de personas —de mi vecindario y de Nueva York— interesadas en ser voluntarias", comenta Connolly.

A medida que su volante se volvió viral —Connolly ha aparecido en Today de NBC y Fox & Friends y ha escuchado de personas que están pegando volantes similares en vecindarios en Australia, Brasil y Sudáfrica—, su lista de voluntarios locales creció. Ahora dirige a los residentes de Nueva York que la contactan a Invisible Hands (en inglés) y Brooklyn Mutual Aid, organizaciones que surgieron en días recientes para coordinar compras y entregas hechas por voluntarios (en inglés) para personas de mayor edad e inmunocomprometidas.

Aumenta la ayuda de los jóvenes

Pocos días después de su lanzamiento a mediados de marzo, Invisible Hands había reunido 3,000 voluntarios que servían a los cinco distritos y Jersey City, Nueva Jersey, según Liam Elkind, uno de cuatro jóvenes a cargo del servicio en Nueva York. Ya están sentando las bases para lanzar Invisible Hands a nivel nacional, y han hablado con funcionarios en Boston, Los Ángeles, San Francisco y otras regiones.

"Ciertamente no esperaba eso cuando lo empecé, pero lo que estoy reconociendo ahora es que hay una gran necesidad para el programa, en términos de las personas que quieren ayudar y las que tienen miedo de salir de sus hogares para comprar alimentos", dice Elkind, un estudiante de Yale de 20 años, que ahora está en su casa en Manhattan en lo que llama un "receso extendido de primavera".

Hasta ahora, Invisible Hands ha logrado hacer entregas en el mismo día, informa Elkind. El grupo ofrece varias maneras para que las personas paguen por su compra.

Los voluntarios deben estar saludables y venir de poblaciones con bajo riesgo de COVID-19, la enfermedad respiratoria causada por el nuevo coronavirus.

"Si salgo y me enfermo, es probable que me dé fiebre y tos. Y eso no es bueno, pero me sometería a una cuarentena voluntaria y seguramente estaría bien. En cambio, si una de estas personas sale, es algo muy serio y potencialmente mortal", dice. "No tengo la menor duda de que los jóvenes son quienes deben estar actuando ahora".

Nuevas empresas de medios sociales

Como Invisible Hands, que según Elkind empezó con la publicación de un amigo en Facebook en la que buscaba maneras de ayudar, Brooklyn Mutual Aid surgió de conversaciones en la red social comunitaria Nextdoor acerca de hacer mandados por vecinos en riesgo, dice Grace Linderholm, de 25 años, una de las organizadoras del grupo, el cual ha inscrito a unos 30 voluntarios, y hay 60 más en espera.

Grupos similares de ayuda mutua y cuidados comunitarios se han movilizado por todo el país, desde Berkeley, California hasta Washington D.C. (en inglés), como una respuesta específica y localizada a la pandemia. Ellos combinan la organización mediante los medios sociales y el intercambio de hojas de cálculo con esfuerzos de ayuda de baja tecnología (como volantes y bancos telefónicos), y les dan mucha importancia a la seguridad y la reducción del riesgo.

"Nuestro mayor problema es lograr que la información llegue a aquellos que están confinados en su hogar, especialmente los que quizás no saben que estas redes [de voluntarios] existen".

— Grace Linderholm, Brooklyn Mutual Aid

Para averiguar si se ha creado un grupo cerca de ti, Linderholm sugiere hacer una búsqueda en internet sobre "ayuda mutua" (mutual aid), junto con tu ciudad o condado.

Hasta el momento, la oferta ha superado la demanda. Hasta el 20 de marzo, Invisible Hands había hecho alrededor de 100 entregas, y tenía unos 200 pedidos pendientes, indica Elkind. Brooklyn Mutual Aid ha hecho unas cuantas entregas.

"Nuestro mayor problema es lograr que la información llegue a aquellos que están confinados en su hogar, especialmente los que quizás no saben que estas redes [de voluntarios] existen", dice Linderholm. Su grupo tiene una línea de ayuda para personas que piden entregas (929-314-0899) y planea establecer una presencia en Facebook, la red social más popular entre los usuarios mayores.

"Todos nos encontramos en una situación increíblemente difícil", expresa. "Creo que el mensaje que las personas están tratando de enfatizar es que todos estamos juntos en esto, y tus vecinos son a quienes puedes recurrir y en quienes puedes confiar en este momento".

Consejos para entregas seguras

Incluso hacer mandados simples para personas con riesgo elevado de coronavirus requiere "practicar la máxima precaución", dice Grade Linderholm, fundadora de Brooklyn Mutual Aid. Estas pautas amplias son adaptadas de la capacitación de seguridad para voluntarios creada por el grupo.

• Actúa como un portador. Un voluntario puede sentirse saludable, pero quizás sea contagioso aun sin demostrar síntomas.

La mejor manera de ayudar a vecinos es al tener mucho cuidado. Los voluntarios que muestren cualquier señal de enfermedad o que han estado en contacto reciente con alguien que ha mostrado síntomas deben permanecer en su hogar.

Practica el distanciamiento social, especialmente al hacer mandados. Se instruye a los voluntarios a permanecer a 6 pies de distancia de otras personas en todo momento, en la calle y las tiendas. Si la fila para pagar está llena, deben pedirles amablemente a los demás que den unos cuantos pasos hacia atrás.

Persona con guantes coge unas bananas en un mercado

Peter Steffen/picture alliance via Getty Images

Usa guantes. "Usamos guantes para todos los mandados que hacemos", dice Linderholm. Los voluntarios tienen que ponérselos antes de salir de la casa, y una vez que los tienen puestos, no deben tocarse la cara.

Cuando regresan a su casa, deben quitarse los guantes sin tocar el exterior con sus manos. Si los guantes son reutilizables, se deben lavar con agua y jabón al menos 30 segundos después de cada uso.

• Desinfecta, desinfecta, desinfecta. Se instruye a los voluntarios a llevar toallitas de lejía o un rociador desinfectante para usar en las puertas de las tiendas, carritos de compra y máquinas de autopago. Si no tienen ninguno disponible de fuentes comerciales, deben hacer un rociador desinfectante de una solución de un 60% de agua y un 40% de lejía o alcohol.

Cualquier cosa que le lleven a un vecino, sean botellas de pastillas o alimentos en bolsas de plástico, debe ser rociada y esperar a que se seque antes de entregarla. Se les dice que rocíen las manijas y otras superficies que tocaron —en la casa del vecino y la suya propia— mientras tengan guantes puestos.

• Ten un plan de entrega. Se les dice que es importante contactar al vecino con anticipación para hacer un plan.

La meta es minimizar el contacto cara a cara; dejar las entregas en la escalera de entrada o frente a la puerta, y tocar la puerta o el timbre, o llamar para comunicarle a la persona que han llegado sus artículos. Si un vecino abre la puerta durante una entrega, los voluntarios deben seguir la regla de los 6 pies.