En "Mission: Impossible — Dead Reckoning Part One", Tom Cruise es el héroe superestrella del verano

Aquí, en la séptima iteración de la franquicia de Mission: Impossible, que comenzó hace 27 años, Cruise vuelve a interpretar al continuo rebelde y adicto a la adrenalina Ethan Hunt. El agente ultrasecreto se vuelve a meter en problemas con la "Impossible Mission Force" (IMF, pero no con la organización bancaria mundial). Pero ¿podrá Hunt resistir otra misión impensable que lo enfrenta a su viejo rival Gabriel (el apuesto Esai Morales, de 60 años), un ángel oscuro que hace tiempo asesinó a uno de los verdaderos amores de Hunt ante sus propios ojos? Predecimos un sangriento y rotundo no. Haz tus apuestas.

La premisa de la película es que —ten paciencia— existe una Entidad, una forma de inteligencia artificial, capacitada para cambiar la manera en que la humanidad procesa la realidad. Ese parásito digital se ha vuelto (¡oh, no!) un ser consciente. El principal antagonista de la aventura es el cuco electrónico, una manifestación de nuestro actual alarmismo sobre la inteligencia artificial.

(Izquierda a derecha) Esai Morales y Pom Klementieff.

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Gabriel actúa como la representación humana de la Entidad y, por si no era suficiente, también hay una llave enjoyada dividida en dos mitades que se parece a un colgante medieval en forma de cruz. Quien consiga unir ambas piezas controlará el interruptor de encendido y apagado de la Entidad, una misión que se filtrará en la segunda parte.

Esta trama se asemeja a un largo tendedero en el que cuelgan secuencias de acción descomunales y vueltas alrededor del mundo desde Abu Dabi hasta Ámsterdam. Cruise lo logra hacer a lomos de un caballo llamado Zeus, saliendo del desierto para rescatar a su colega Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), que casualmente tiene la mitad de la misteriosa llave y una legión de cazarrecompensas intentando asesinarla. ¿Fue una chispa romántica que saltó solo para ser apagada por las crecientes arenas del desierto?

Hayley Atwell (derecha) y Tom Cruise.

CHRISTIAN BLACK/PARAMOUNT PICTURES

A partir de ahí, tenemos una reacción en cadena similar a la de Rube Goldberg que hace que Hunt salga de un avión ejecutando un salto HALO que desafía la muerte, en el que se lanza de una gran altitud y abre el paracaídas a una altura baja (niños, no lo intenten en casa). Él y Grace (Hayley Atwell, que interpreta a Peggy Carter en el universo de Marvel), la despampanante ladrona a la que ha involucrado en la aventura, emprenden una trepidante persecución por Roma atados el uno al otro en un pequeño Fiat amarillo. (El floreciente romance de la pareja es inusualmente casto para una película de Hollywood; su tiempo juntos es perpetuamente peligroso, sin ni siquiera un desvío al dormitorio al nivel de Bond para un poco de descanso y romance).

Después de que Hunt se enfrentara a Gabriel armado con un cuchillo encima del Orient Express que avanzaba a toda velocidad, cuando los túneles casi los aplastan a ambos, llega el momento más tenso de la película. El tren desbocado en el que viajan se dirige hacia un puente que explota al acercarse. Un vagón tras otro, van cayendo al abismo. Hunt, arrastrando a Grace detrás de él, o empujándola hacia delante, salta de vagón en vagón, tratando desesperadamente de sobrevivir mientras objetos inesperados, como un piano de cola, pasan volando.

(Izquierda a derecha) Rebecca Ferguson, Ving Rhames, Simon Pegg y Tom Cruise.

CHRISTIAN BLACK/PARAMOUNT PICTURES

Para Hunt, la verdadera historia de amor es con su fiel equipo, que lo seguirá en cualquier situación imposible e improbable y se encargará de las ocurrencias. Eso incluye un encantador equipo de actores entregados, como Ving Rhames, de 64 años (en su séptima actuación de la saga de M:I), y Simon Pegg, de 53. La seductora y sorprendente Vanessa Kirby regresa como la oportunista traficante de armas White Widow, mientras que la estrella de Guardians of the Galaxy Pom Klementieff se luce como una villana que a última hora experimenta un cambio de actitud.

Felicitaciones a Cruise por conocer a su público y saber cómo complacerlo. Da en el clavo con una misión casi imposible: convertirse en el salvador de la taquilla del verano dirigiendo una secuela, de nuevo, mientras realiza acrobacias que aterrorizarían a actores con la mitad de su edad, y posiblemente incluso provocarían un escalofrío en la espina dorsal de un SEAL de la Marina. Puede que carezca de superpoderes, pero es el ganador del superestrellato.

Puedes verla aquí: Mission: Impossible — Dead Reckoning Part One en los cines (en inglés)