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Las cosas duras se rompen. Las cosas suaves se doblan. Los tercos se golpean contra todo lo que es inamovible. Los flexibles se adaptan a lo que tienen delante. Por supuesto, todos somos duros y suaves, tercos y flexibles, así que todos nos rompemos hasta que aprendemos a doblarnos. —The Book of Awakening de Mark Nepo

Jamie Lee Curtis está doblando y retorciendo su cuerpo de 66 años para caber debajo de una tumbona de mimbre posmoderna. Para nuestra sesión de fotos en Los Ángeles, terminaron de peinarla y maquillarla una hora antes de lo previsto; esta es una mujer que se ha vuelto segura de sí misma. Incluso en plena contorsión, abrocha los botones de su blusa y charla con el fotógrafo Andrew Eccles sobre cuánto de su cuerpo debería mostrarse en sus fotos para nuestros 39 millones de lectores.

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"Voy a hacer que las arañas vasculares sean muy sexis", bromea. Luego, con toda seriedad, continúa: "Mira, no querría tener ninguna otra edad que la que tengo ahora, pero no hay una sola persona aquí que no se haya mirado al espejo y no haya pensado: '¡Vaya!'. Todos tenemos nuestros tres mejores y tres peores atributos. Uno de los tres peores serían mis tobillos gordos".
Pero, en realidad, ella no se preocupa tanto. Curtis dice que, normalmente, después de una experiencia de sorpresa y asombro frente al espejo, se ríe y luego va a jugar con su perro. "Realmente he dejado atrás mi vanidad", me dice más tarde. "Estoy libre, totalmente libre".
Para una actriz, esa es una declaración notable. Pero esta actriz cree que, sin esa libertad, no podría estar haciendo el trabajo creativo que está haciendo hoy. Y vaya que está haciendo mucho trabajo. Desde que ganó el Óscar en el 2023 a la mejor actriz de reparto por Everything Everywhere All at Once, una experiencia que describe como "alucinante", la carrera de Curtis en Hollywood ha estado llena de oportunidades, algo poco común en una industria en la que muchas mujeres de sesenta y tantos años desaparecen debido a su deseo de mantener las apariencias y a la falta de perspectivas de trabajo. Después de su dramática actuación en la película The Last Showgirl del 2024 y un papel recurrente en la aclamada serie de televisión The Bear, Curtis vuelve a compartir protagonismo con Lindsay Lohan en Freakier Friday, una secuela del gran éxito del 2003, que se estrena este mes.

Este otoño llega The Lost Bus, que Curtis coprodujo, protagonizada por Matthew McConaughey y basada en la historia real de un conductor de autobús que rescató a 22 estudiantes durante el mortal incendio Camp en California en el 2018. (Adquirió los derechos cinematográficos después de escuchar un reportaje de NPR en agosto del 2021 sobre los eventos). En diciembre, aparecerá en la película de James L. Brooks Ella McCay con Woody Harrelson. Y el próximo año, coprotagonizará con Nicole Kidman la serie de Prime Video Scarpetta, basada en la serie de novelas de Patricia Cornwell, cuyos derechos de producción fueron adquiridos por Curtis a principios del 2021. Ya se planea una segunda temporada para la serie.
Además, Curtis está desarrollando alrededor de una docena de proyectos de cine y televisión. De hecho, ha comprado mucho con esa libertad, y es una libertad, señala, que se ha ganado. "La libertad es el objetivo", repite. "Libertad mental, libertad física, libertad espiritual, libertad de amor, libertad artística, libertad política".
Retrocedamos cuatro años a cuando, a mediados del 2021, me senté con Curtis para su último artículo de portada en AARP The Magazine. Acabábamos de salir de la pandemia de COVID-19, y Curtis había pasado los últimos 14 meses en aislamiento físico, pero también en un estado de sobrecarga mental. Se había enfrentado cara a cara con su propia mortalidad durante ese tiempo y decidió hacer algo significativo con el tiempo que le quedaba.
Considerando que es la hija de los actores Tony Curtis y Janet Leigh, Curtis tuvo una infancia bastante convencional en una zona acomodada de Beverly Hills, gracias en parte a la influencia de su padrastro, Robert Brandt, el cuarto esposo de Leigh, que era corredor de bolsa. Sin embargo, ella también ingresó en el mundo de la actuación con su destacado papel de Laurie en la película de terror Halloween, cuando aún no tenía 20 años. Eso dio paso a una carrera en Hollywood de aciertos y tropiezos (principalmente papeles en películas de terror y comedia) durante casi dos décadas hasta que, después de cumplir los 40, comenzó a decir que se jubilaría.

"Me crié en el mundo del espectáculo, un mundo que discrimina por edad, que es misógino y que te encasilla", dice. "He visto la triste realidad cuando el mundo del espectáculo ya no te quiere. Presencié esto con mis padres, quienes pasaron de estar en la cima de su intensa fama a perder el interés de la industria. Mi plan era alejarme antes de que ya no me necesitaran".
Sin embargo, hace 26 años, algo le sucedió a Curtis que cambió todo eso, algo que le permitió salir de las "casillas" en las que dice que la industria mantenía a sus padres. Y no tuvo nada que ver con el mundo del espectáculo: fue la sobriedad.
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