Centro de recursos
Puntos principales
- La escasez y la urgencia alimentaron la locura, convirtiendo la búsqueda de ofertas en una experiencia emocional y comunitaria.
- Las compras en internet y el Lunes Cibernético trasladaron la emoción de las filas en las tiendas a las ofertas en línea.
- Hoy en día, el Viernes Negro se trata menos sobre los descuentos y más sobre crear experiencias que se puedan compartir.
Cuando Macy's lanzó su primer desfile navideño en 1924, que entonces se llamaba la Parada de Navidad y tres años después se denominó la Parada del Día de Acción de Gracias, no era solo un espectáculo. Fue una voz de alerta para el mundo minorista, culminando con Santa Claus saludando en la cuenta regresiva oficial para la Navidad.
"El desfile del Día de Acción de Gracias fue uno de los primeros momentos de mercadeo experiencial", dice Barbara Kahn, profesora de Mercadeo en la Facultad Wharton de la Universidad de Pensilvania. "No decía 've de compras ahora', pero definitivamente comenzó la temporada festiva".
Membresía de AARP: $15 por tu primer año cuando te inscribes en la renovación automática.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
Tres décadas después, el Viernes Negro desató la obsesión colectiva de nuestra nación por buscar ofertas durante las fiestas. Según History.com, el término se usó por primera vez en este contexto en la década de 1950 en Filadelfia, donde fue acuñado por la policía para describir las calles atascadas y las multitudes descontroladas que inundaban la ciudad el día después de Acción de Gracias. Más tarde, los mercadólogos usaron la terminología contable para cambiar la narrativa, rebautizando el Viernes Negro como el día en que los negocios pasaban de "números rojos" a "números negros".
Para los años 80, ese ingenioso giro había calado: los minoristas lo adoptaron, los medios lo amplificaron, y las compras se consolidaron como una tradición después del banquete. Hacer fila y buscar una oferta se convirtió en una parte esencial de la experiencia festiva.
“La gente había comido tanto el día anterior, tenían el día libre y querían salir de la casa”, dice Kahn. “Se convirtió en una actividad, una salida con la familia”.
Desde entonces, el Viernes Negro ha evolucionado mucho más allá del centro comercial. Lo que comenzó como un día de descuentos se ha convertido en un evento en sí mismo, uno que mezcla comercio con contenido, nostalgia con novedad y competencia con conexión. Hoy en día, vive tanto en las redes sociales como en las tiendas, y la emoción ya no se trata solo de ahorrar dinero, sino de ser parte del momento.
La edad dorada del Viernes Negro
Para los años 90 y principios de la década del 2000, el espectáculo del Viernes Negro había alcanzado nuevas alturas. Grandes multitudes acampaban fuera de las tiendas, envueltas en mantas y agarrando termos de café, esperando su oportunidad de conseguir un Tickle Me Elmo, un Furby o un Super Nintendo.
Los expertos en mercadeo han sabido desde hace mucho que la escasez, la urgencia y la ilusión del valor impulsan el comportamiento del consumidor, dice Kahn, y el Viernes Negro combinó los tres. A los compradores les encantaba sentir que habían vencido al sistema. Añade un reloj en cuenta regresiva, bombardeos de publicidad y cantidades limitadas, y la emoción se intensificaba, a menudo eclipsando la cuestión de si una "oferta" de Viernes Negro era realmente una oferta.
En otras palabras, el "Fear of Missing Out" (FOMO, miedo a perderse algo), estaba integrado en la experiencia para los compradores del Viernes Negro. También era el sueño de un minorista. “Una vez que estás en la tienda por una oferta de puerta”, dice Kahn, “es probable que compres otras cosas que ni siquiera están en oferta".
Ying Zeng, profesora auxiliar de Mercadeo en la Facultad de Negocios Leeds de la Universidad de Colorado, dice que la locura del Viernes Negro no era puramente económica, también era emocional. Los consumidores están más dispuestos a comprar cosas que no necesitan cuando no están en un estado de ánimo cuidadosamente calculado, dice ella. La fiebre de las compras se convirtió en un permiso, un breve momento en el que la indulgencia se sentía tanto inteligente como socialmente aceptable.
También te puede interesar
No compres estos 9 artículos el Viernes Negro
Es mejor que compres estos productos en diferentes épocas del año.
5 trampas que hacen gastar más en Viernes Negro
Los minoristas quieren que excedas tu presupuesto; aquí te explicamos cómo vencerlos en su propio juego.
Ahorra en regalos de Navidad para los nietos
Usa estas estrategias para obsequiar sin salirte del presupuesto.