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El Viernes Negro: Cómo una venta después del Día de Acción de Gracias se convirtió en obsesión nacional

Un vistazo a la historia del mayor día de compras en Estados Unidos y hacia dónde se dirige.


foto en blanco y negro de compradores buscando productos en contenedores dentro de una tienda
Cazadores de ofertas del Viernes Negro buscan gangas en la planta baja de Gimbels en Nueva York el 5 de noviembre de 1963.
Patrick Burns/The New York Times/Redux

Puntos principales

Cuando Macy's lanzó su primer desfile navideño en 1924, que entonces se llamaba la Parada de Navidad y tres años después se denominó la Parada del Día de Acción de Gracias, no era solo un espectáculo. Fue una voz de alerta para el mundo minorista, culminando con Santa Claus saludando en la cuenta regresiva oficial para la Navidad.

"El desfile del Día de Acción de Gracias fue uno de los primeros momentos de mercadeo experiencial", dice Barbara Kahn, profesora de Mercadeo en la Facultad Wharton de la Universidad de Pensilvania. "No decía 've de compras ahora', pero definitivamente comenzó la temporada festiva".

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Tres décadas después, el Viernes Negro desató la obsesión colectiva de nuestra nación por buscar ofertas durante las fiestas. Según History.com, el término se usó por primera vez en este contexto en la década de 1950 en Filadelfia, donde fue acuñado por la policía para describir las calles atascadas y las multitudes descontroladas que inundaban la ciudad el día después de Acción de Gracias. Más tarde, los mercadólogos usaron la terminología contable para cambiar la narrativa, rebautizando el Viernes Negro como el día en que los negocios pasaban de "números rojos" a "números negros".

Para los años 80, ese ingenioso giro había calado: los minoristas lo adoptaron, los medios lo amplificaron, y las compras se consolidaron como una tradición después del banquete. Hacer fila y buscar una oferta se convirtió en una parte esencial de la experiencia festiva.

“La gente había comido tanto el día anterior, tenían el día libre y querían salir de la casa”, dice Kahn. “Se convirtió en una actividad, una salida con la familia”.

Desde entonces, el Viernes Negro ha evolucionado mucho más allá del centro comercial. Lo que comenzó como un día de descuentos se ha convertido en un evento en sí mismo, uno que mezcla comercio con contenido, nostalgia con novedad y competencia con conexión. Hoy en día, vive tanto en las redes sociales como en las tiendas, y la emoción ya no se trata solo de ahorrar dinero, sino de ser parte del momento.

Multitud de compradores pasando junto a carritos de compras rojos en un Target
Los compradores se apresuran a través de las puertas principales de Target en Orem, Utah, a las 6 a.m. el 23 de noviembre del 2007 para aprovechar las ventas del Viernes Negro.
Mark Johnston/The Daily Herald/AP Photo

La edad dorada del Viernes Negro

Para los años 90 y principios de la década del 2000, el espectáculo del Viernes Negro había alcanzado nuevas alturas. Grandes multitudes acampaban fuera de las tiendas, envueltas en mantas y agarrando termos de café, esperando su oportunidad de conseguir un Tickle Me Elmo, un Furby o un Super Nintendo.

Los expertos en mercadeo han sabido desde hace mucho que la escasez, la urgencia y la ilusión del valor impulsan el comportamiento del consumidor, dice Kahn, y el Viernes Negro combinó los tres. A los compradores les encantaba sentir que habían vencido al sistema. Añade un reloj en cuenta regresiva, bombardeos de publicidad y cantidades limitadas, y la emoción se intensificaba, a menudo eclipsando la cuestión de si una "oferta" de Viernes Negro era realmente una oferta.

En otras palabras, el "Fear of Missing Out" (FOMO, miedo a perderse algo), estaba integrado en la experiencia para los compradores del Viernes Negro. También era el sueño de un minorista. “Una vez que estás en la tienda por una oferta de puerta”, dice Kahn, “es probable que compres otras cosas que ni siquiera están en oferta".

Ying Zeng, profesora auxiliar de Mercadeo en la Facultad de Negocios Leeds de la Universidad de Colorado, dice que la locura del Viernes Negro no era puramente económica, también era emocional. Los consumidores están más dispuestos a comprar cosas que no necesitan cuando no están en un estado de ánimo cuidadosamente calculado, dice ella. La fiebre de las compras se convirtió en un permiso, un breve momento en el que la indulgencia se sentía tanto inteligente como socialmente aceptable.

Pero la emoción compartida a veces se convertía en caos. Los informes de peleas, estampidas e incluso muertes en los Viernes Negros se han convertido en una parte imborrable de su legado. Según el sitio web Black Friday Death Count, ha habido 17 muertes y 125 heridos desde el 2006, recordatorios sombríos de los orígenes más oscuros del día.

De hacer fila a iniciar sesión

Luego, llegó el internet. En el 2005, el Lunes Cibernético entró en el léxico. A medida que el comercio electrónico despegó, los compradores ya no necesitaban acampar para sentir la emoción de la caza. Para el 2024, las personas en Estados Unidos estaban gastando más de $13,000 millones en internet durante los eventos del Lunes Cibernético.

"Los canales han cambiado drásticamente", dice Zeng. "La gente solía esperar afuera de las tiendas toda la noche. Ahora pueden encontrar las mejores ofertas en internet, en sitios web, aplicaciones e incluso transmisiones en vivo de TikTok".

Las compras en internet también trajeron transparencia. Si un minorista sube los precios antes del Viernes Negro y luego ofrece un descuento engañoso, los compradores pueden verlo usando herramientas digitales de seguimiento de precios, explica Zeng. Al mismo tiempo, los correos electrónicos con códigos de cupones y ofertas basadas en tu historial de compras han hecho que la experiencia sea más personalizada que nunca.

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Pero con el cambio al comercio electrónico, hemos perdido algo del brillo del Viernes Negro. Comprar solía ser un evento, algo que hacías en familia, dice Zeng. Ahora es algo que haces solo en tu teléfono mientras ves televisión, añade.

Dos guardias de seguridad en trajes negros intentan frenar a una multitud de compradores entrando a la tienda
La primera ola de compradores del Viernes Negro entra a Macy's en Nueva York el 28 de noviembre del 2008.
Chang W. Lee/The New York Times/Redux

El Noviembre Negro y el fin de la escasez

A principios de la década del 2010, los minoristas comenzaron a abrir sus puertas para el Viernes Negro cada vez más temprano, con algunas ventas comenzando la noche de Acción de Gracias.

Hoy en día, el Viernes Negro es prácticamente una campaña de un mes. Algunos minoristas comienzan las ventas semanas antes, ofreciendo un flujo constante de descuentos. Ese flujo constante de ofertas ha diluido la emoción, dice Zeng. Muchas tiendas ahora ofrecen ofertas comparables o incluso mejores en otros días festivos de compras, añade.

La cultura es el nuevo comercio

A pesar de la saturación, el Viernes Negro no está desapareciendo, está evolucionando. "Sigue siendo un momento importante para los minoristas", dice Zeng. Las tiendas físicas continúan viendo su mayor tráfico del año en este día, según la firma de tecnología minorista Sensormatic Solutions, y el día todavía ayuda a los minoristas a mover inventario y aumentar sus ingresos del cuarto trimestre.

Pero el futuro del Viernes Negro —y de las compras en sí—, puede depender menos de los descuentos y más de la resonancia cultural. Para la generación Z, el día después de Acción de Gracias no se trata solo de grandes ofertas, se trata de descubrimientos. Los "zoomers" lo tratan menos como una venta y más como un evento social impulsado por los valores de la marca y la promesa de compartirlo todo en internet.

Para muchos, la emoción por las ofertas de este día se ha desvanecido. A los consumidores más jóvenes les importa menos conseguir una televisión barata y más hacer algo que puedan compartir en TikTok, dice Kahn.

Cuando plataformas como Instagram y TikTok transformaron las compras en contenido —videos de desempaquetado, publicaciones de compras recientes y recomendaciones de influyentes— la prisa por compartir se volvió tan importante como la prisa por ahorrar.

Por eso, algunos minoristas están experimentando con colaboraciones con influyentes y eventos en la tienda diseñados para generar comunidad y traer de vuelta los días de filas alrededor de la cuadra. Hoy en día, los minoristas que prosperan en el Viernes Negros son aquellos que crean un momento, no solo una rebaja.

Un momento de círculo completo

Al redescubrir lo que hizo especial al Viernes Negro, tanto minoristas como compradores están manteniendo vivo el espíritu del evento de compras más grande del año.

"Es curioso", dice Kahn, "es como volver a la idea del desfile. Todos están en la comunidad, haciendo cosas al mismo tiempo. Hay algo divertido en eso".

De alguna manera, hemos cerrado el círculo: de ver a Santa dar inicio a la temporada de compras navideñas a ver a influyentes transmitir en vivo sus hallazgos festivos. Las herramientas han cambiado, pero el propósito sigue siendo el mismo: reunirse, celebrar y comenzar las fiestas juntos.

Los puntos clave fueron creados con la asistencia de IA generativa. Un editor de AARP revisó y refinó el contenido para asegurar su precisión y claridad.

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