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Sindy Lazo, triunfadora de MasterChef Latino

La venezolana relata su batalla con el sobrepeso y cómo descubrió su gran pasión por la cocina.

Sindy Lazo sonríe en la cocina

Cortesía de Telemundo

Chef Sindy Lazo.

Por años, Sindy Lazo batalló con el sobrepeso y su relación conflictiva con la comida. Hasta llegó a pesar casi 200 libras. Al final, la comida resultó ser su salvación. Fue en esta lucha que logró canalizar sus emociones, su energía y definir sus metas tanto profesionales como personales.

Hoy, no solo ha logrado superar a otros 13 concursantes en la primera temporada de MasterChef Latino, de la cadena Telemundo, sino que sueña con abrir su propio restaurante. También es actriz, una carrera con la que sigue los pasos de su madre, la conocida artista venezolana, Mimí Lazo.


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Detrás de su victoria está la historia de una mujer que aprendió a quererse a sí misma, a motivarse a comer de forma más saludable y a transformar su vida. En una conversación sincera y abierta, Lazo, de 40 años, compartió los detalles de esa transformación y los secretos de su cocina.   

¿En qué momento te diste cuenta que tenías que efectuar un cambio y cómo lo hiciste?

Yo ando luchando con el peso desde que era muy pequeña. A los 7 años fui a vivir a Argentina y descubrí el alfajor y las pastas. A los 10 años, no había crecido de altura sino de anchura. Me tapaba los sentimientos con comida: la ausencia de mi padre, el novio, el tipo que no me quería, si salía mal en clases. La comida era mi mejor aliada. Yo celebraba con la comida y sufría con la comida hasta que un buen día comencé a hacer las paces con la comida. Entendí que no era un enemigo, que podía comer delicioso y en grandes cantidades —como a mí me gusta— pero cosas más sanas.

Cuando te ves en el espejo y no ves lo que tú quisieras ver, empiezas a poner metas muy pequeñas. Me iba poniendo metas que me hicieron sentir mejor conmigo misma. Me tomó dos años hasta que lo logré. Sigo luchando con la comida y sigo enfocada en comer cada vez mejor.

¿Por qué quisiste concursar en MasterChef Latino?

Quizás en mi país no me hubiera atrevido, pero cuando uno se muda a otro país, comienza una nueva vida, se le quitan a uno los miedos tontos y te atreves a más cosas. Te reinventas. Dices, soy una nueva persona y me voy a atrever a cocinar lo que yo sé, a mostrar mi sazón, a mostrar un poco de lo que es mi país, mi comida y lo que mi abuela me enseñó.

¿Entonces, aprendiste el arte de cocinar de tu abuela?

Aprendí gracias a ella. [Aunque] mi abuela murió hace cinco años, cada vez que entraba a cocinar en la cocina de MasterChef, sentía que ella estaba ahí. Los platos que me llevaron a ganar eran de mi abuela. Entré con una torta de queso que ella me enseñó y mi plato final —un guiso— era también su receta. Mi abuela también se llevó parte de este premio.

La gran final requirió la preparación de un menú con entrada, plato principal y postre. ¿Cuáles fueron los platillos que escogiste y por qué?

Quería que fuera un viaje por Venezuela. Somos un país que por el norte tenemos el mar Caribe y comemos muchísimo pescado, pero hacia el sur comen carne. Comencé con un ceviche que tenía mango. El guiso [de cerdo] es un guiso que preparamos para las hallacas — un plato navideño— y quise también hacer algo fresco, por lo que hice un mousse de guanábana para el final.

Usaste muchas flores de adorno en tu cabello y decoración en las comidas. ¿Por qué?

Quería con las flores rescatar un poquito el poder de la mujer, que somos capaces de todo. Somos capaces de ser guerreras. Yo quería tener esa marca durante todo el tiempo que estuviera en la competencia, y funcionó. Me trajeron suerte las flores. Me llevaron hasta el final. El final fue muy bonito porque conseguí orquídeas, que es la flor nacional en mi país.


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¿Qué sorpresas te trajo el show, qué aprendiste?

La olla de presión. Nunca la había usado hasta llegar al show y me quedé impresionada. Yo tenía la idea de la olla presión de mi abuela, de esas que explotaban, uno se quemaba… Ahora las ollas son una cosa tan maravillosa. Para uno que vive tan apresurado, si pones un guiso —una carne con tres cositas, un tomate, una cebolla, un pimentón— y lo dejas ahí, tienes una comida deliciosa.

[Además, llegar a ganar] ayudó a mi confianza, no solamente como cocinera, sino como mujer y como emprendedora; y a saber que uno puede lograr los sueños.

Eres actriz de teatro y de telenovelas. ¿Piensas dejar la actuación para dedicarte a ser chef?

Quisiera hacer las dos cosas, actuar y cocinar. Quiero hacer todo. Quiero casarme, tener mi casa con mis hijitos y mi perrito. Me gustaría montar un sitio de comida venezolana en Los Ángeles, donde vivo, y tener la oportunidad de demostrar un poco más de lo que tenemos nosotros en Venezuela, de la comida riquísima que tenemos.

¿Compartes uno de tus secretos de cocina?

Lo primero, calma. Todo tiene un tiempo en la cocina. La cocina no se puede apresurar. Y eso es lo que hace la cocina maravillosa, ponerle amor y calma.