Vida Sana

A menos que suframos una cortada u otro accidente que nos cause sangrar, muy pocas son las veces que pensamos en la importancia de nuestra sangre. ¿Sabías que cada ser humano adulto tiene aproximadamente 1.4 galones (5.5 litros) de sangre? Ese volumen se mantiene constante y solo disminuye significativamente en situaciones extremas como cuando se presenta una hemorragia severa o infecciones y alergias graves.
El volumen sanguíneo es muy importante porque a través del mantenimiento de una presión arterial adecuada, permite el buen funcionamiento del corazón, los pulmones y los riñones. Es por eso que una de las cosas que más cuidan los cirujanos y los anestesiólogos, durante una cirugía, es el mantenimiento adecuado del volumen sanguíneo.

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En operaciones en las que se piensa que el paciente va a perder mucha sangre, los cirujanos aconsejan que se use una transfusión durante o después de la operación. La transfusión no solo se hace con la finalidad de restaurar el volumen de sangre perdido, sino también para restaurar la cantidad de glóbulos rojos, células que llevan hemoglobina, moléculas que permiten el transporte del oxígeno de los pulmones a los tejidos del organismo.
En la actualidad existen tres tipos de transfusión sanguínea:
1-Aquella en la que el enfermo recibe sangre de un repositorio común de voluntarios.
2-Aquella en la que un familiar o amigo dona sangre especialmente para el paciente.
3- Aquella en la que la propia persona hace una auto donación antes de la operación.
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