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Otras causas del dolor en las articulaciones
El dolor en las articulaciones puede ser un síntoma de varias otras enfermedades. Algunas de ellas incluyen:
Tendinitis: La inflamación o irritación de un tendón puede causar dolor y sensibilidad alrededor de la articulación. Es más común alrededor de los hombros, los codos, las muñecas, las rodillas y los talones. Debido a que los tendones se vuelven menos flexibles con el paso de los años, la edad es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar tendinitis.
Artritis psoriásica: Este tipo de artritis afecta a algunas personas que tienen psoriasis, una enfermedad de la piel común y crónica que causa manchas rojas. El dolor, la rigidez y la hinchazón en las articulaciones en ambos lados del cuerpo son síntomas comunes de la artritis psoriásica. Otras señales de advertencia son la hinchazón en los dedos de las manos y los pies, uñas piqueteadas y dolor en la espalda. Si padeces de psoriasis, infórmale a tu médico si tienes dolor en las articulaciones.
Enfermedad de Lyme: Aunque los síntomas tempranos incluyen fiebre, dolores de cabeza, fatiga y una erupción en la piel, uno de los signos más comunes de la enfermedad de Lyme a medida que evoluciona es el dolor en las articulaciones que tiende a aparecer en las rodillas. Los antibióticos pueden tratar lo que a menudo se denomina artritis de Lyme, pero si no se trata, puede ocurrir un daño permanente en las articulaciones, dicen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
COVID prolongada: Millones de personas que se han recuperado de la COVID-19 han reportado síntomas nuevos o persistentes semanas, meses, incluso años después de que su infección se desvanece. Investigaciones de los CDC demuestran que el dolor en las articulaciones (junto con el dolor muscular) es una de las quejas más comunes entre las personas que padecen de COVID de larga duración. Si crees que tienes COVID-19 prolongada, habla con tu médico sobre tus síntomas y tus antecedentes con el virus.
Hipotiroidismo: Las señales de advertencia de esta enfermedad (en la que la glándula tiroides no produce suficientes de ciertas hormonas cruciales) pueden no ser evidentes al principio, pero con el tiempo, el dolor, la rigidez y la hinchazón en las articulaciones pueden aparecer, junto con otros síntomas, como debilidad muscular, aumento de peso y fatiga. Según Mayo Clinic, en su mayoría afecta a las mujeres de mediana edad y a las mujeres mayores, aunque cualquier persona puede padecerlo.
Fuentes: Mayo Clinic, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
“El movimiento es lubricante. Cuanto más te mueves, más probabilidades tienes de seguir moviéndote. Después de los 50 años, lo peor que puedes hacer para la osteoartritis es llevar una vida sedentaria”.
¿Rodillas rígidas, caderas adoloridas y manos hinchadas? Si tienes 50 años o más, podría tratarse de osteoartritis, una enfermedad común de desgaste que ocurre cuando el tejido amortiguador que se encuentra entre los huesos se deteriora con el tiempo y produce dolor en las articulaciones.

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“A medida que envejecemos, lo único que no podemos cambiar es la cantidad de tiempo que hemos vivido con nuestras articulaciones. Por eso es que a los 55, tus rodillas también tienen 55 años”, dice Dominic King, médico de medicina deportiva y director de transformación clínica en el Instituto de Ortopedia y Reumatología de Cleveland Clinic.
En Estados Unidos hay más de 32.5 millones de adultos que padecen de osteoartritis, y la mayoría son adultos mayores. Si bien no hay manera de curar o revertir el trastorno, existen algunas formas comprobadas de prevenirlo o evitar que empeore.
Aquí hay cinco consejos para cuidar las articulaciones después de los 50 años.
1. Mantenerse físicamente activo
Puede parecer contraproducente aplicar más estrés y tensión al cuerpo, pero el ejercicio frecuente es una de las mejores maneras de tratar la osteoartritis y conservar la salud de las articulaciones.
Una de las razones es que el ejercicio fortalece los músculos que rodean las articulaciones, lo que ayuda a aliviar la presión. También puede aumentar el suministro de nutrientes al cartílago, explica Eric Hume, profesor adjunto de Cirugía Ortopédica Clínica y director de calidad y seguridad en el Departamento de Cirugía Ortopédica de Penn Medicine.
El cartílago no recibe suministro de sangre, por lo que “no se nutre de la misma manera normal que todos los demás tejidos del organismo”, advierte Hume. En cambio, el cartílago depende de un “movimiento repetitivo” para impulsar el líquido de la articulación de la rodilla hacia su interior. Este líquido está “lleno de azúcar y otras sustancias bioquímicas que el cartílago necesita”, agrega Hume. “Por lo tanto, la repetición de ejercicio de bajo impacto en realidad tiene un efecto protector para la rodilla”.
A la hora de elegir un programa de ejercicios, no existe un método único para todos los adultos mayores de 50 años. Pero si ya estás sintiendo algo de dolor en las articulaciones, es probable que las actividades de bajo impacto como andar en bicicleta, nadar o caminar sean más cómodas que correr, por ejemplo. También son favorables los ejercicios de amplitud de movimiento, como el yoga y el tai chi. Un profesional de atención médica te puede ayudar a elegir las actividades que mejor se adapten a lo que necesitas y que ofrezcan el mayor alivio para tus síntomas.
“La conclusión es que 'el movimiento es lubricante’”, según King. “Cuanto más te mueves, más probabilidades tienes de seguir moviéndote. Después de los 50 años, lo peor que puedes hacer para la osteoartritis es llevar una vida sedentaria”.
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