Vida Sana

Cómo obtener cobertura de la terapia a distancia
Lo que debes saber sobre tus opciones con la ampliación de la cobertura de Medicare
Impulsados por la declaración de emergencia del presidente Donald Trump durante la pandemia, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) ampliaron el acceso a los servicios de telesalud de Medicare, que incluyen la psicoterapia y otros servicios de salud mental.
Si bien esta mejora permitirá que algunos de los 44 millones de beneficiarios de Medicare usen la terapia a distancia, las personas que tienen planes privados de salud tal vez deban negociar la cobertura. El reembolso del seguro por la terapia a distancia varía según el estado y la normativa. En este momento, 30 estados han dispuesto el reembolso de pagadores privados por la atención que se preste por medio de la telemedicina. Muchos otros estados tienen leyes similares pendientes. También hay bastantes planes estatales de Medicaid que cubren la terapia a distancia.
Además, antes de la COVID-19 solo podían recibir reembolso de Medicare los programas de software con ciertas garantías de privacidad y seguridad integradas (como Doxy y Zoom, para la atención médica), por lo que los proveedores estaban más inclinados a usar estos programas. Sin embargo, el 17 de marzo el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS) dispuso que ya no les impondría penalidades a los proveedores de atención médica “con relación a su prestación de servicios de telesalud ‘de buena fe’ durante la emergencia de salud pública a raíz de la COVID-19”. En otras palabras, los proveedores pueden usar programas populares —como Apple FaceTime, videollamadas por Facebook Messenger, video de Hangouts de Google y Skype— para prestar servicios de telesalud durante la emergencia de salud pública sin enfrentar penalidades por contravenir las regulaciones de la ley HIPAA (Ley de Portabilidad y Responsabilidad de los Seguros de Salud). (La ley HIPAA tiene disposiciones de seguridad para proteger la confidencialidad de la información médica de los pacientes).
Cuando pase la crisis del coronavirus y ya no sea necesaria la terapia a distancia, ¿habrá cambiado tanto el panorama como para reemplazar las sesiones presenciales? Si bien el Gobierno dice que las nuevas normas cobrarán vigencia de forma “temporal y como emergencia”, puede no ser tan fácil sacar a los clientes (y a sus terapeutas) de la pantalla.
| Al igual que tantos otros durante las primeras semanas de la crisis del coronavirus, la psicóloga clínica Peggy Van Raalte sintió que se sacudió la tierra, y su práctica terapéutica se sacudió a la par. En lugar de atender a sus pacientes en el consultorio, la estaban llamando cada vez más. Y en lugar de tratar de resolver las dificultades habituales del matrimonio, los hijos o de identidad, la mayor parte de sus sesiones ahora se centraban en los temores primitivos de supervivencia.
“La primera semana que se declaró la pandemia, la ansiedad fue muy profunda”, dice Van Raalte, cuya práctica se encuentra en Montclair, Nueva Jersey. “Mis pacientes no podían hablar de otra cosa”. Esa semana sus pacientes hablaban una y otra vez del temor de enfermarse o de que se enfermara un ser querido. Y Van Raalte no fue la única que de pronto comenzó a recibir llamadas sin cesar por el pánico que causó la pandemia.

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Dadas las órdenes de permanencia en el hogar que se emitieron para todo el país, los terapeutas, que tienen sus sesiones desde su hogar (con la ampliación de opciones de cobertura de Medicare; lee más abajo), dicen escuchar un aumento dramático de las preocupaciones por la salud. Dicen que los pacientes mayores se sienten especialmente vulnerables, su aprehensión se intensifica con los recuerdos de otras crisis de salud que pueden haber enfrentado o a raíz de su aislamiento actual.
Varias semanas después del inicio de la pandemia, el estrés que causa no conocer los tiempos del virus y los temores de que se racione la atención médica están aumentando hasta un nivel que, según los psicólogos, los pacientes mayores tienen problemas para dormir, y algunos enfrentan un futuro incierto “consumidos por la ira y el arrepentimiento”.
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