Vida Sana
Términos que debes conocer
- Inmunosenescencia: tendencia natural al deterioro del sistema inmunitario a medida que envejecemos.
- Proceso inflamatorio debido a la edad: tendencia natural hacia un aumento de la inflamación a medida que envejecemos.
- Células T: glóbulos blancos que atacan a los virus.
- Células B: glóbulos blancos que producen anticuerpos para combatir la infección.
- Células de memoria: células T que "recuerdan" los virus del pasado y nos dan inmunidad ante ellos.
- Células ingenuas: células T que se "enseñan" a sí mismas a luchar contra nuevos virus, como el coronavirus.
- Citocinas: pequeñas moléculas proteínicas liberadas por una variedad de células del cuerpo que ayudan a regular la respuesta inmune y la inflamación. Cuando el sistema inmunitario no está regulado, el cuerpo puede sobreproducir citocinas, causando inflamación y enfermedades.
- Miocinas: compuestos antiinflamatorios liberados por los músculos que refuerzan el sistema inmunitario.
El 3 de abril, el Washington Post publicó una buena noticia sobre la COVID-19. Un hombre llamado William "Bill" Lapschies celebraba su cumpleaños y su completa recuperación del nuevo coronavirus. Se enfermó a principios de marzo y fue uno de los primeros casos confirmados en Oregón. El 1.º de abril, lejos de ser una broma, sus médicos lo declararon libre del virus.
Bill Lapschies tiene, y seguirá teniendo, 104 años.
¡ÚLTIMA OPORTUNIDAD! - Únete a AARP a precios del 2024; las tarifas aumentan en el 2025.
Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP
Mientras tanto, también el 1.º de abril, se supo que Adam Schlesinger, compositor del grupo de rock Fountains of Wayne, murió por complicaciones de la enfermedad. Tenía 52 años, exactamente la mitad de la edad de Bill Lapschies.
Todos los grandes grupos estadísticos tienen valores atípicos, pero en una pandemia que afecta sobre todo a los adultos mayores, estas dos historias nos plantean algunas preguntas muy importantes: ¿cómo sobrevivió Bill? ¿Por qué murió Adam? ¿Qué factores hacen que algunos de nosotros estemos en mejor condición, en cuanto a la inmunidad, que otros, sin importar la edad? ¿Qué significa si, por ejemplo, tu pareja o tu hijo se enferman y tú no, o viceversa?
Sabemos que el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario disminuye con la edad. Los médicos lo llaman inmunosenescencia. Es lento e insidioso; piensa en una foto tuya de hace 10 años en comparación con una tomada esta tarde.
"Se ven cambios en la cara, la piel y el color del pelo", dice el Dr. Insoo Kang, profesor adjunto de medicina y director de alergias, inmunología y medicina interna de Yale School of Medicine. "Lleva tiempo. Es el mismo proceso con tu sistema inmunitario".
Kang ha estado estudiando el envejecimiento de los seres humanos durante 20 años. "Las células inmunes, especialmente las células T CD8+ [un tipo de glóbulo blanco], cambian con el envejecimiento. Vemos menos células T CD8+ ingenuas, que son necesarias para reconocer los nuevos microorganismos que aparecen como la enfermedad producida por el virus, la COVID-19. En cierto modo, le pasa a todo el mundo, pero no al mismo ritmo".
La diferencia en la tasa de deterioro entre los individuos es uno de los grandes misterios de la ciencia. El sistema inmunitario es complejo, pero la mayoría de nosotros entendemos lo básico: nuestro cuerpo detecta un intruso —un virus, una bacteria, un parásito o un objeto extraño— y produce glóbulos blancos para combatir el problema. La cantidad de estas células que produces, digamos, a los 73 años frente a cuando tenías 45 es la pregunta del millón, y también es la raíz de la pandemia de la COVID-19: ¿cómo sobrevive un hombre de 104 años cuando una persona de la mitad de su edad, o más joven, no lo hace?
Afortunadamente, no estaremos por siempre en medio de una pandemia. Pero podemos usar esta para entender cómo nuestro sistema inmunitario se deteriora con la edad, y cómo podría ser posible frenar el declive y aumentar nuestras reservas inmunológicas para la próxima vez que nos enfermemos.
Efecto del envejecimiento número 1: menos células inmunes
Nuestro cuerpo simplemente no produce tantas células inmunes a medida que envejecemos, dice el Dr. Atul Butte, distinguido profesor de epidemiología, bioestadística y pediatría de la University of California en San Francisco. "Y nadie sabe realmente por qué".
Butte trabajó con un equipo de expertos en una extensa investigación de 242 estudios de inmunidad que revelaron patrones de cómo nuestro sistema inmunitario cambia a medida que envejecemos. Ciertas células inmunes clave, las células B y T, que son las que combaten el virus, se reducen en número con la edad. Por ejemplo, poseemos dos tipos diferentes de células T: células "de memoria" que han encontrado un determinado patógeno y "recuerdan" cómo combatirlo, y células "ingenuas" que todavía no han combatido nada. "Hemos visto especialmente que el número de células T ingenuas parece ser menor a medida que envejecemos", dice Butte.
Digamos que aparece la COVID-19. Nada de lo que hemos visto antes como humanos se compara con esto, así que no tenemos células T de memoria para movilizar. Las células ingenuas tienen que asumir la lucha, y los adultos mayores tienen menos con las cuales combatir el virus. Eso nos hace más vulnerables.
O más bien, eso nos hace a la mayoría de nosotros más vulnerables. El misterio del declive de la inmunidad se complica por el hecho de que el sistema inmunitario de cada uno no deteriora de la misma manera. Por ejemplo, otro factor que Butte observó en la revisión de su estudio: algunos adultos mayores saludables tenían poco o ningún declive en las células T. Algunos tenían tantas células T como las personas más jóvenes, y las mujeres parecían tener cantidades más altas en general a medida que envejecían.
Parte de la razón por la que las células B y T son tan enigmáticas es que nadie sabe realmente qué es una cantidad saludable de células B y T. Según Butte, "si quieres que te hagan una prueba de hemoglobina, se sabe cuál es el rango normal. Y si te examinan los niveles de hierro, también saben cuál es el rango normal. Pero no tenemos ni idea de cuál es el nivel normal de estas células. Ni siquiera las medimos en un análisis de sangre regular".
Las razones por las que estas células clave declinan con el tiempo podrían ser múltiples: nuestra médula ósea produce glóbulos blancos. ¿Es ahí donde está el problema? ¿Es genético? ¿Estilo de vida? ¿Una manzana al día? ¿Todo lo anterior? Lo único que los inmunólogos pueden hacer es seguir buscando. "Sabemos que la genética juega un papel", dice Butte. "Pero es discutible cuán importante es en comparación con el medioambiente y el estilo de vida".
También te puede interesar