Vida Sana
La mayoría de las personas que contraen COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, experimentan síntomas leves —si es que tienen alguno— y se recuperan en su hogar. Pero una fracción de la población infectada se enfrenta a una realidad mucho peor, una realidad que puede traer consigo una enfermedad grave o incluso la muerte.
"Y en este momento no tenemos una buena explicación para eso", dice el Dr. Robert Dickson, profesor adjunto en la División de Medicina Pulmonar y Cuidados Críticos del Departamento de Medicina de University of Michigan. "No podemos predecir cuáles son los pacientes que tendrán solo síntomas leves y cuáles van a necesitar soporte vital con un respirador mecánico".
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Los adultos mayores y las personas con trastornos de salud subyacentes tienen un mayor riesgo de sufrir casos más críticos de coronavirus, dicen los expertos en salud. Incluso así, un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestra que una gran cantidad de adultos jóvenes está siendo hospitalizada con problemas respiratorios y otros síntomas potencialmente letales.
Esto es lo que sucede en el organismo cuando un caso leve de COVID-19 se vuelve grave:
La inflamación en los pulmones dificulta la respiración
Los expertos en salud sospechan que el coronavirus entra al organismo a través de la nariz o la boca en pequeñas gotitas que se transmiten cuando una persona infectada tose o estornuda. Al igual que la mayoría de los virus respiratorios, la infección "parece comenzar en las vías respiratorias superiores" —la parte de atrás de la garganta y la nariz—, y causa síntomas que son comunes en otras infecciones de las vías respiratorias superiores, entre ellos fiebre y tos, dice Dickson.
En algunas personas, la enfermedad desciende por el tracto respiratorio y se asienta en los pulmones, donde puede causar "inflamación intensa" (neumonía) en los alveolos, que son pequeños sacos de aire. Es en estos sacos donde se produce el intercambio de gases entre los pulmones y el flujo sanguíneo.
Normalmente, este intercambio de gases —durante el cual entra oxígeno al organismo y sale dióxido de carbono— ocurre con facilidad, explica Dickson. Sin embargo, "con una pulmonía intensa, como la que causa la COVID-19, esos espacios de aire se llenan de pus, se llenan de inflamación", explica. Y los sacos engrosados por el pus hacen más difícil que el oxígeno pase de los pulmones a la sangre. Esencialmente, a la persona se le hace difícil respirar.
Algunos pacientes necesitan ayuda para respirar
Cuando un paciente comienza a tener dificultad para respirar, los médicos recurren a "una serie escalonada de intervenciones", dice Dickson. A veces, unos pocos litros de oxígeno provistos por un tubo que descansa debajo de la nariz del paciente es todo lo que se necesita para la recuperación. Si el daño en los pulmones es más grave, un flujo mayor y más rápido de oxígeno puede ayudar. En otros casos, los pacientes necesitan la asistencia de un respirador mecánico.
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