Vida Sana
| En el otoño del 2006, viajé a Beijing para hacer un reportaje. Durante la semana de mi viaje, el smog se volvió tan espeso que se atrasaron vuelos, se cerraron partes de tres carreteras, se cancelaron las actividades escolares al aire libre y solo podían verse en silueta los edificios enfrente de mi hotel por la niebla de color mostaza. Me dio un resfriado fuerte, que empeoró durante el largo vuelo de regreso a casa y luego empeoró mucho más. Sentía como si alguien me hubiese vertido cemento en la cabeza y poco a poco me estuviese apretando un cinturón alrededor de las sienes. Pasó un mes entero antes de que se me destaparan por completo los senos paranasales. Después de un tiempo, dejé de toser. Y cuando eso sucedió, me di cuenta de que me zumbaban los oídos.
Al principio, supuse que el zumbido se me quitaría, al igual que pasó con el resfriado. Pero no fue así. Después de seis meses de padecer ansiedad a ratos, hice una cita con el médico. Dijo que lo que tenía era “tinnitus”. (En español, entre los profesionales médicos, esta condición se conoce como acúfeno; en el lenguaje corriente, se le llama zumbido de oídos o tinnitus). La mayoría de los más o menos 50 millones de personas en Estados Unidos con zumbido de oídos también tiene cierto nivel de pérdida de la audición, y muy a menudo estar expuesto a sonidos fuertes causa ambos problemas. Cuando mi internista me hizo una prueba de audición con un diapasón, un instrumento en forma de tenedor que emite un sonido, me pidió que le avisara cuándo ya no podía escucharlo. Después de un rato, se inclinó hacia adelante para asegurarse de que el diapasón todavía sonaba, pues él mismo ya no podía escucharlo. (Ambos teníamos cincuenta y tantos años). El tinnitus es la principal causa de las solicitudes por discapacidad relacionadas con el servicio presentadas por los veteranos de las Fuerzas Armadas; la pérdida auditiva es la segunda.
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Tratamientos (o más bien, falta de tratamientos)
Algunos tipos de pérdidas de la audición pueden eliminarse con una operación. Cuando esa operación funciona, si a alguien le zumbaban los oídos además de que no podía oír bien, por lo general el tinnitus también se le quita. Pero yo no tenía este tipo de pérdida auditiva. El cerumen a veces puede causar que nos zumben los oídos, y si se extrae este cerumen, la persona deja de padecer tinnitus. Sin embargo, yo no tenía problemas de cerumen. Hay un tipo de zumbido de oídos con síntomas como martilleos, pulsaciones o silbidos rítmicos, por lo general sincronizados con los latidos del corazón. Se llama tinnitus pulsátil y, a diferencia de otros tipos de zumbidos, a veces quienes no padecen este trastorno también pueden oírlos. Pero yo tampoco tenía tinnitus pulsátil.
No existe un remedio para el tipo de tinnitus que tenemos yo y la mayoría de los demás pacientes. Un amigo que ha tenido tinnitus durante más tiempo que yo me dijo que un día se le había empeorado mucho. “Toleré los silbidos, pero cuando empezaron los pitidos, recorrí toda la casa intentando encontrar el aparato que producía ese ruido”, dijo. Su médico lo envió a que consultara a un famoso especialista en acúfeno en la ciudad de Nueva York. “Escuchó con paciencia mientras le conté sobre mi problema y describí todo lo que había escuchado o leído sobre el tinnitus”, prosiguió mi amigo. “Cuando terminé, sonrió y dijo: ‘Te digo la verdad. No lo sé, ni ellos tampoco. Nadie lo sabe. ¿Qué se puede hacer al respecto?’. Dije que cuando me desvelaba, tomaba Ativan. Él dijo: ‘Eso no es problema. Puedes hacerlo por el resto de la vida’”.
Vivir con tinnitus
De algunas maneras, el que no exista un remedio es un alivio. Si se pudiera lograr eliminar el tinnitus al bajar de peso 30 libras (digamos), no sería necesariamente más feliz, porque entonces me enfadaría conmigo mismo no solo por haberme dañado la audición por haber estado expuesto durante años a conciertos de rock, máquinas de cortar el césped y herramientas eléctricas, sino también por no haber podido perder peso. Según mi médico, mi principal opción debería ser seguir esforzándome mucho para no prestar atención al sonido ilusorio que escuchaba. Y me he vuelto bastante bueno con eso (a menos que permanezca despierto sin poder dormir o, como descubrí hace poco, cuando escribo sobre el tinnitus). El médico también dijo que debería asegurarme aún más de usar protección para los oídos, con la esperanza de evitar que la situación empeore.
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