Vida Sana
Ser cuidador familiar es una bella expresión de amor y solidaridad. Al mismo tiempo, los cuidadores se pueden sentir muy solos, abrumados y poco preparados para las tareas que deben realizar. Los cuidadores se merecen —y necesitan— respeto y apoyo, ya que enfrentan estrés físico, emocional y financiero.
Durante los últimos siete años de la vida de mi esposo, etapa de su lucha contra la enfermedad de Parkinson, fui su cuidadora principal. Cuando viajaba por mi trabajo, nuestros amigos o parientes se quedaban con él para hacerle compañía, prepararle la comida y asegurarse de que recibiera sus medicamentos. Tuve la fortuna de poder pagar por la atención externa (en inglés) cuando la necesité; muchas familias no pueden hacerlo.
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Hoy en día, hay más de 40 millones de historias parecidas a la mía en Estados Unidos, personas que realizan actos de amor, pero que algunas veces se sienten sobrecargadas por el peso de cuidar a alguien. Es por esto que me alegré tanto cuando el año pasado el Congreso creó el Consejo Asesor sobre Cuidados Familiares. Este consejo hará recomendaciones al secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos sobre modelos eficaces para ofrecer cuidados familiares y apoyar a los cuidadores.
Asimismo, me siento honrada de que me nombraran para formar parte de ese consejo. Recurriré a mis años de experiencia como enfermera, instructora de enfermería y cuidadora al asumir esa función, la cual es especialmente importante en un momento en el que la mitad de los cuidadores familiares realizan tareas médicas o de enfermería para personas con dificultades de salud física, cognitiva y conductual.
Según un informe reciente de AARP (en inglés), “millones de familiares, amigos y vecinos brindan atención compleja en casa… Se presume que cada hogar es un posible hospital y que un familiar que no recibe pago puede ofrecer todo servicio que necesite la persona, con visitas ocasionales de un profesional de atención primaria, un enfermero o un terapeuta”.
En este nuevo mundo de cuidados, los hospitales y los profesionales médicos deben dar instrucciones a los cuidadores. Los empleadores deben ayudar a sus empleados a equilibrar las exigencias de la prestación de cuidados. Me hace sentir orgullosa de que AARP ofrezca a sus empleados 80 horas al año de licencia remunerada para prestar cuidados. Los Gobiernos también tienen una función clave: AARP apoya un crédito tributario de hasta $3,000 para los cuidadores familiares.
Les pido que me escriban sus experiencias, consejos y sugerencias sobre la prestación de cuidados. Les prometo que nosotros en AARP leeremos todas las cartas para ayudar a guiar nuestra forma de pensar y, además, informarme en mi trabajo como integrante del Consejo Asesor sobre Cuidados Familiares.
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