¿Atraen o alejan las diferencias?
En asuntos del amor de pareja, no siempre se aplica la lógica.
Foto: Mie Ahmt
¿Te sientes atraído a la persona ideal, o siempre te equivocas?
In English | Una señora a quien conozco se divorció a los treintaitantos años, estudió medicina y se convirtió en médico internista a los cuarentaitantos años, luego se casó con un peluquero a los 56 años.
"¿Dónde lo conociste?" le pregunté. (Era evidente que no fue en su salón de belleza, daba la impresión de que no iba nunca).
"Éramos miembros del mismo gimnasio", explicó. Una noche, después de charlar mientras hacían ejercicios en las máquinas, fueron a cenar juntos. "Y todas las noches” después de ese encuentro, dice sonriendo. "Me enamoré locamente".
"¿En qué se diferencia este de tu primer matrimonio?" le pregunté. (El primer esposo era un arquitecto exitoso).
"Mi primer esposo no me entendía. Este hombre sí". Su sonrisa se ensanchó. "Soy una mujer afortunada".
Ve también: El sexo mejora con lubricantes.
Mucho más afortunada, debo admitir, que yo con las citas amorosas que tuve tras mi divorcio, que ocurrieron años atrás. Uno de los primeros hombres con los que salí era plomero. Debido a que él me intrigaba, pasé por alto el hecho de que mi trabajo (catedrática de letras) y mis gustos (cine, teatro, libros, natación, caminatas por el bosque y Scrabble con un estilo muy despiadado) no parecían llamarle la atención.. Con el tiempo comenzó a deprimirse y dejó de comunicarse, lo que me obligó a enfrentar el verdadero problema: él no me entendía —ni yo a él—.
Consejos »
<h3><a href="http://www.aarp.org/espanol/hogar-familia/familia-amigos/info-08-2012/senales-mentiras-infidelidad.html">¿Cómo saber si alguien te miente?</a></h3>
La comprensión mutua puede neutralizar todo tipo de desigualdades en una relación, como diferentes orígenes, diferentes empleos, diferente educación. Poco después de mi divorcio, por ejemplo, me enamoré de una persona que tenía poco en común conmigo. Sin embargo, me di cuenta rápidamente de que podría pasar por alto su falta de interés por la lectura, porque él llenaba otras necesidades. Era flexible y amable conmigo y con mi hija (a quien cuidaba en las noches en las que yo trabajaba). Le encantaba cocinar y arreglar cosas. Era una dicha tenerlo en casa. Con sus dos hijas, un poco mayores que la mía, disfrutamos de comidas en familia y excursiones de fin de semana.
De hecho, estábamos a punto de convertirnos en una familia común y corriente cuando me confesó que había sido infiel cuando surgieron problemas en su matrimonio.
Hmm…
Ya que todo lo demás estaba tan bien, traté de hacerme a la idea de que su infidelidad en el pasado no me molestaba. Pero sí me molestaba. De ahí me pidió que me casara con él. Le dije que lo pensaría, pero ambos sabíamos que la respuesta que estaba pensando era "No". Poco después, me encontré con el lápiz labial de otra mujer en su cuarto de baño. Al confrontarlo, me informó que tenía previsto empezar a salir con otras mujeres a menos de que yo pudiera comprometerme a una relación a largo plazo. Poco después terminé con él.
Tengo amigos que toleran la infidelidad, pero para mí es inaceptable. ¿Hay algo malo con eso? Decidí plantearle la pregunta a la Dra. Barbara Barak, una psicoterapeuta y consejera de relaciones amorosas con sede en Long Island. "En una relación tiene que haber confianza", confirmó Barak. "Te reconforta el hecho de que puedes confiar en alguien y la confiabilidad conduce al respeto".
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Las incompatibilidades no siempre se manifiestan de inmediato. Y aun cuando aparecen señales de alerta, a menudo las ignoramos. Las razones son muchas, la soledad, la falta de autoestima, la falta de confianza en nuestro instinto, el buen corazón (es decir, la decisión de dar a la persona una oportunidad) o el miedo a parecer demasiado exigentes.
Estos cinco factores jugaron un papel en la última relación que tuve antes de volverme a casar. Había algo escalofriante en los ojos de esa persona, que parecían dagas dirigidas a mí. Así que cuando me llamó un día después de nuestra primera cita, y de nuevo la semana siguiente, le dije que no estaba disponible.
"En todas las relaciones", señala Barak, "a cualquier edad, tú decides en qué áreas puedes hacer concesiones. La gente mayor tiene diferentes asuntos —la salud, las finanzas , la familia — que puede incluir hijos adultos, nietos, padres ancianos, y cómo y dónde vivirás al jubilarte". Una paciente suya que era viuda, por ejemplo, se pasó cuatro años cuidando de su esposo que estaba muy enfermo. Ahora quiere empezar a salir de nuevo, pero no está dispuesta a ceder en el tema de la "compatibilidad de la salud".
"Nunca se puede saber todo sobre una persona", dice Barak, "o lo que depara el futuro. Así que cada pareja debe decir desde el principio lo que cada uno quiere, lo que se puede negociar o lo que se puede conceder. De esa manera pueden negociar, en lugar de dejar que sus diferencias los dividan".
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