Abuela, escritora, activista y actualmente embajadora de México en Brasil, Laura Esquivel, a sus 72 años, ahora tiene algo más para agregar a su extensa biografía de logros: su novela Como agua para chocolate, publicada hace 34 años, ha inspirado un ballet que se estrenó en Estados Unidos el 29 de marzo en el Segerstrom Center for the Arts de Los Ángeles y, el 22 de junio, en el Metropolitan Opera House (enlaces en inglés) de la ciudad de Nueva York.
El libro y el ballet, una coproducción del American Ballet Theatre y The Royal Ballet de Londres, cuentan la historia de Tita, una joven abrumada por el sentido del deber que encuentra en la cocina la única forma de expresarse y cambiar su destino. Como dictaba la tradición, Tita por ser la hija más joven, no podía casarse y tenía que cuidar de su madre hasta que muriera, pero la historia se complica, por supuesto, cuando Tita se enamora.

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Ambientada en el México del siglo XIX, la producción cuenta con bailarines hispanos y música nueva de Joby Talbot. Parte de la música interpretada por la orquesta estará bajo la dirección de la mexicana Alondra de la Parra.
En entrevista exclusiva antes del estreno de la obra, Esquivel conversó con AARP. Con su cabello blanco —nunca se tiñó— y un vestido gris que contrastaba con su piel tostada por el sol —prueba de las horas que pasa en su huerta— la escritora radiaba paz y un entusiasmo sin fin por la nueva vida que su famosa novela ha cobrado en las manos del internacionalmente reconocido coreógrafo Christopher Wheeldon.
(Ligeramente editadas por claridad y espacio, estas son sus palabras.)

¿Cómo se siente viendo su novela convertida en otra manifestación artística?
No tienes idea lo que he disfrutado esto. Para mí fue un regalo el poder ver y presenciar esta adaptación. Cuando a mí me contactó Christopher y me sugirió la posibilidad de convertirlo en ballet, me emocioné. Me decía, ¡qué increíble! Yo conocía su talento, pero la duda era cómo va a quedar. Es una experiencia. De veras te digo que no se lo pueden perder. Hay un amor, una capacidad de síntesis que a Christopher se le da naturalmente. Yo no había visto nunca nada igual.