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Lecciones de vida de la reina

A los 94 años, la monarca que ha reinado durante más tiempo en el mundo aún sigue estas 10 reglas para mantenerse con energía.


La reina Isabel II con un sombrero púrpura sonriendo mientras visita la comunidad de la Royal British Legion Industries.
CHRIS JACKSON/GETTY IMAGES

Como alguna vez dijo Groucho Marx, “Cualquiera puede envejecer; lo único que tienes que hacer es vivir lo suficiente”.

Envejecer bien es otro tema completamente diferente, y ese es un truco que la reina Isabel II domina a la perfección. A los 94 años, es la monarca que ha reinado por más tiempo en la historia británica, un hecho que no puede atribuirse solamente a la genética o al privilegio. El deterioro imperial hizo estragos la masa corporal y la movilidad de su tatarabuela, la reina Victoria, convirtiéndola en una “bola grande sobre piernas tambaleantes”, según sus contemporáneos. La gran presión de llevar la monarquía sobre los hombros contribuyó a acelerar la muerte del padre de Isabel II, Jorge VI —presiones que aún hoy en día continúan poniendo a prueba a cada nuevo miembro de la “empresa” Windsor—.

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Todo esto hace de la habilidad de Isabel II de regentar la monarquía desde 1952 una anomalía real. Famosa mundialmente desde su nacimiento, ha trabajado más arduamente que todos sus antecesores —más de 40 horas a la semana en su 90º año de vida— sin el menor relato confiable de que haya colapsado de tanto estrés, evadido sus infinitas responsabilidades ni perdido la paciencia. Pasé más de un año investigando el misterio de su capacidad de adaptación para mi nuevo libro, Long Live the Queen. He aquí algunos de los secretos que descubrí.

La reina Isabel II bebiendo una taza de té durante una visita real de 1977 en Irlanda del Norte.
Anwar Hussein/Getty Images

1. Recarga tu fuerza de voluntad

El autocontrol de Isabel II parece ilimitado porque ella se toma el tiempo para reponerlo; acceder a esa fuerza de voluntad, como lo demuestra la investigación, es semejante a una batería que requiere recarga habitual. La hora del té es un intervalo esencial para la reina: una pausa sagrada en su jornada intensa cuando descansa durante una hora de quietud con una aromática tetera de Earl Grey o Darjeeling y algo dulce.

Princess Elizabeth writing in a notebook at a desk in Windsor Castle
Lisa Sheridan/Studio Lisa/Getty Images

2. Sigue un horario

Desde su primer día como reina, Isabel ha calmado su mente mediante un estricto régimen diario, y termina cada día escribiendo en su diario.

La reina Isabel II saluda al público durante una visita real a Canadá en 1984.
Erin Combs/Toronto Star via Getty Images

3. Desarrolla tu sentido de propósito

La reina vive para algo más grande que ella misma: su país. Los estudios muestran que dedicarse a una causa ayuda a la inmunidad y reduce el riesgo de padecer Alzheimer.

La reina Isabel II recibe un ramo de flores de una joven durante una gira real a Sierra Leona en 1961.
Hulton Archive/Getty Images

4. Ponte al servicio de otros

Como patrocinadora de cientos de obras benéficas, Isabel II cree que dedicarse a buenas causas puede hacer “tanto como otras cosas... para ayudarme a poner mis propias preocupaciones en perspectiva”. Su recompensa: una infusión de hormona antiinflamatoria.

La reina Isabel II y el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, en la final de la Royal Windsor Cup en el Guards Polo Club y el espectáculo anual de la British Driving Society en Smith's Lawn en Windsor Great Park.
Associated Press Photo

5. Endulza tu diálogo interno

“Siento que a menudo puedo sacar de la mente aquello que es desagradable”, dijo una vez la reina. Los llamados represores intencionales —aquellas personas que conscientemente reprimen los pensamientos negativos— se benefician de una cierta de armadura psicológica. Tal como Isabel II dijo en un momento, “el problema con la negatividad es que se alimenta de sí misma”.

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La reina Isabel II sonríe mientras se encuentra en Granada durante su gira por las Indias Occidentales en 1966.
Illustrated London News/Mary Evans

6. Haz a un lado la vanidad

Desde el principio de su reinado, la reina ha hecho un esfuerzo intencional para practicar lo que los psicólogos del comportamiento llaman el autodistanciamiento. Ella puede, con una falta total de vanidad, examinar la arremetida diaria de historias personales en los tabloides y aun así permanecer como una espectadora distanciada y, con frecuencia, divertida.

La reina Isabel II y el príncipe Felipe visitan una granja en la finca de Balmoral en Escocia en 1972.
Fox Photos/Hulton Archive/Getty Images

7. Jamás dejes de jugar

Isabel II aún se toma el tiempo, casi todos los días, para jugar tanto como le gustaba cuando era niña (específicamente, con caballos). Hacerlo le ha permitido mantener sus músculos activos y su mente sorprendentemente ágil, gracias a la singular habilidad del juego para mantener al cerebro en un estado juvenil y flexible.

La reina Isabel II caminando con Donald Coggan, arzobispo de Canterbury, y Stuart Blanche, arzobispo de York, de la Abadía de Westminster.
Keystone Pictures USA

8. Mantén la fe

La reina asiste a la iglesia todos los domingos y reza todas las noches antes de irse a la cama, ritos fundamentales que han sido un componente esencial de la fortaleza que la caracteriza. Cualesquiera sean las preocupaciones que el mundo le presente, la reina cree que hay un trono de mayor importancia sobre el cual depositarlas.

La reina Isabel II observa un robot en acción en la Universidad Tecnológica de Berlín durante una visita de estado en 2015 a Alemania.
Arthur Edwards/Pool/Getty Images

9. Mantente abierto al cambio

En una época en la que muchos sienten que es difícil aceptar las situaciones que cambian, Isabel II nunca ha dejado de aprender y adaptarse. “El cambio se ha vuelto una constante”, comentó la reina en el 2002. “La forma en que lo aceptamos define nuestro futuro”.

La reina Isabel II y el duque de Edimburgo llegan en un Rolls Royce mientras asisten a un servicio para conmemorar el 50 aniversario de Christian Aid en la Abadía de Westminster, Londres.
Tim Graham Photo Library via Getty Images

10. Valora tus años de madurez

Isabel II sonríe más en la actualidad y está más afectuosamente accesible que nunca. Todo esto apoya el fenómeno científico conocido como la curva de la vida; el descubrimiento de que las personas más felices del mundo tienden a ser aquellas que tienen 80 años o más.

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