¿Me conviene ser codeudor de un préstamo?
Tu firma puede ayudar a un amigo o familiar, pero entérate de los riesgos financieros que conlleva.
Hay favores sencillos que pueden resultar de enorme ayuda para la persona que te lo pide. Tan sencillos como poner tu firma en un papel. ¿Qué harías si alguien cercano a ti te pide que le sirvas de codeudor en su solicitud de un préstamo? A primera vista, hasta podrías sentirte halagado con la petición. Sin embargo, antes de poner tu nombre como garantía de otra persona, es necesario que te enteres de ciertas cosas.
Ser codeudor en un préstamo significa formar parte de un contrato legal en el cual estás sacando la cara por la persona que pide el dinero. Tu firma implica que te comprometes a satisfacer ese compromiso de dinero si él o ella no lo hacen. Esa “firmita” podría transformar tu vida económica de un plumazo.
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El necesitar un codeudor no significa que el prestatario no haya podido cumplir con una deuda anterior o que existan dudas de que pueda pagar sus deudas. Por ejemplo, muchos estudiantes que no han establecido su crédito tienen que acudir a otra persona que haya dado pruebas de pago correcto de sus propias deudas. Y todos los menores de 21 años que quieran recibir una tarjeta de crédito tienen que probar que tienen un salario que les permitirá hacer los pagos correspondientes. Si no, necesitan un cosignatario que dé su propia promesa de pago si el estudiante falla en sus mensualidades.
Otra razón por la cual una persona pudiera necesitar la firma de un codeudor sería para obtener un préstamo con intereses más bajos de los que obtendría si hiciera la solicitud solo.
De acuerdo a la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés), aun cuando el prestatario hace sus pagos a tiempo, la deuda que representa ese préstamo se refleja en tu propio historial de crédito. Esto puede tener implicaciones serias en tus finanzas: tu compromiso con esa deuda ajena (aun cuando se pague correctamente) podría convertirse en un obstáculo para ti si necesitas un préstamo en el futuro, ya que disminuiría la cantidad del crédito que tendrías a tu disposición.
Antes de comprometerte a ser el codeudor de un ser querido, averigua con exactitud el monto de dinero que tendrías que pagar si el prestatario no lo hiciera, y obtén copias de todos los documentos importantes de las responsabilidades y garantías del préstamo, por si las necesitaras en un futuro para defender tu caso.
Pero si ya pusiste tu firma en la solicitud de préstamo de ese amigo de la infancia o la tía a quien tanto quieres, no demores en conocer cuáles son tus alternativas si no quieres enfrentarte a los pagos de una posible deuda morosa:
- Habla con el amigo o la tía para negociar con la institución que dio el préstamo para quitar tu nombre del contrato. Si la compañía no acepta eliminar tu firma, el prestatario podría refinanciar el préstamo, tomando otro préstamo solo a su nombre. Si la cantidad es más pequeña que el monto original del préstamo y con pagos menores, eso podría permitirle hacer sus pagos a tiempo.
- Otra alternativa sería vender la propiedad (como en el caso de un auto) para pagar parte o el total de la deuda.
- Considera ayudar al prestatario a pagar sus mensualidades, de manera que el préstamo se liquide lo antes posible (luego te va devolviendo a ti lo que aportas, pero habiendo salido ya de la deuda principal).
- Ofrece ayudarle a encontrar otra alternativa que le permita crear más ingresos o consolidar sus deudas. Para más información sobre consolidaciones de pagos, consulta con la Fundación Nacional para el Asesoramiento Crediticio.
Aunque una firma no parezca peligrosa y no te saque nada del bolsillo, sí puede tener un efecto peligroso en tus finanzas futuras si las cosas no salen como imaginaste. Piénsalo bien antes de hacerlo, y no temas pronunciar un “no” que pudiera mantener a salvo tu propio dinero.