La pesadilla continúa: “Me redujeron a nada”
Kleinert todavía estaba luchando en el verano de 2022, cuando se le averió el aire acondicionado. “No podía llamar a nadie simplemente para que viniera a verlo porque eso habría costado dinero. En ese momento no tenía ninguno”, dice. Por la noche, llevaba a sus seis perros rescatados a la sala de estar, donde todos dormían junto a un viejo aire acondicionado portátil.
En la mañana del 16 de julio, se despertó y el aire acondicionado “escupió fuego por toda la sala”. Intentó frenéticamente apagar el fuego ella misma antes de tener que huir por la puerta principal, incapaz de encontrar a sus perros, que habían desaparecido entre el espeso humo hacia la parte trasera de la casa. “Ni siquiera podía decir en qué dirección me dirigía”, recuerda. “Sentí que estaba respirando las llamas”.
De alguna manera logró salir por la puerta principal y, aunque llegaron los bomberos, la casa se quemó, con los perros, dice Kleinert, llorando mientras relata el desastre, del que culpa al estafador. “Siento que el incendio fue consecuencia de la estafa porque no tenía dinero para hacerme cargo de la reparación”.
En ese momento, señala, “perdí todo mi dinero y todas las posesiones que tenía. Lo único que tenía era la ropa interior que llevaba cuando salí por la puerta principal”.
El control remoto del auto se había derretido, por lo que ni siquiera podía encenderlo.
“Me redujeron a nada”, dice.
El estafador quiere más
Dos meses después, Kleinert había recibido de su compañía de seguros una pequeña cantidad de dinero para cubrir sus gastos de manutención mientras se investigaba su caso. Estaba viviendo en una habitación de hotel cuando recibió una llamada: Tony.
“Simplemente presioné el botón de respuesta sin pensar”, dice, “y él dijo: ‘Hola, cariño, ¿cómo estás?’”. Ella le dijo que lo había perdido todo, describiendo el incendio y su miseria financiera.
“Eso es terrible”, dijo, según Kleinert, “pero escucha, necesito una tarjeta de regalo de $150. Entonces, ¿puedes enviarme eso hoy?” Asombrada, ella repitió que no le quedaba dinero, dice, “y él dijo: ‘Sé que tienes dinero. Tu amigo abrió una página de GoFundMe para ti’. Se me erizó el pelo de la nuca”.
Ella no le dio nada. “Le dije que esperaba que ardiera en el infierno por lo que me había hecho a mí y probablemente a muchas otras mujeres”.
A partir de ahí, dice, “el único camino a seguir era hacia arriba. Pude haber decidido acurrucarme en una esquina y quedarme allí el resto de mi vida, o podría dar un paso al frente y seguir adelante, que es lo que elegí hacer”.
El contraataque
Poco después de darse cuenta de que Tony era falso, Kleinert se comunicó con la línea de ayuda de la Red contra el Fraude, de AARP (877-908-3360), donde voluntarios capacitados brindan apoyo y orientación a las víctimas de fraude y a sus familiares sobre qué hacer a continuación. Después de ayudarla con sus problemas inmediatos, el personal de la Línea de Ayuda le preguntó si compartiría su experiencia con otras personas, dice, “y lo hice con mucho gusto, y todavía lo hago con mucho gusto”.
Desde entonces se mudó al condado de Lancaster, Pensilvania, “el cual siempre me ha encantado”, dice, donde se unió al coro de una iglesia e hizo amigos. Kleinert es voluntaria de la oficina de AARP en Pensilvania y portavoz de AARP sobre fraude. Participa en teleconferencias sobre estafas y fraudes y comparte su historia en eventos en todo el país.
“Me ha brindado una gran sensación de curación”, dice Kleinert. “No solo contar mi historia, que en sí misma es curativa, [sino] mirar las caras y ver a la gente asentir con la cabeza como, ‘Sí, he estado en esa situación’ o ‘Sé cómo se siente eso’, y que la gente se me acerque después y me susurre al oído cuando me abrazan: ‘Yo también estoy en una estafa’”.
Les ofrece apoyo y consejos, e insta a las víctimas potenciales a confiar en sus instintos: “Si tu instinto te dice que algo anda mal aquí, escúchalo”, les dice. La han llamado una “guerrera contra las estafas románticas”, señala, porque “estoy enojada por esto y por cómo hiere a la gente”.
Kleinert acepta este nuevo capítulo inesperadamente satisfactorio en su vida: “Soy una persona mucho más fuerte. Y soy mucho mejor persona, porque tengo mucha disposición a hablar con otras personas y entregar esa parte de mí a quien la necesite. Aquí estoy, 71 años, y estoy hablando y muy ocupada con estas cosas. Es maravilloso”.
Estafas románticas: un gran problema
La costosa pesadilla de Kleinert no es infrecuente. Las pérdidas reportadas por estafas románticas ascendieron a $1,140 millones en 2023, con pérdidas promedio por persona de $2,000, las pérdidas más altas reportadas por cualquier forma de estafa de impostores, según la Comisión Federal de Comercio (FTC) —en inglés—. La cantidad real perdida probablemente sea mucho mayor, porque las víctimas de fraude a menudo se muestran reacias a denunciar estos delitos.
Los estafadores merodean por la mayoría de los sitios de citas y redes sociales, advierte el FBI, aconsejando:
- Si sospechas que una relación en línea es una estafa, detén todo contacto inmediatamente.
- Cuando utilices sitios y aplicaciones de citas, no debes enviar dinero a alguien con quien sólo hayas hablado en línea o por teléfono.
Recursos y ayuda
- Conoce las señales de advertencia de estafas románticas en el centro de recursos de la Red contra el fraude, de AARP.
- Llama a la línea de ayuda gratuita de la Red contra el fraude, de AARP (877-908-3360), como se indicó anteriormente, para obtener recursos sobre estafas, orientación para las víctimas sobre los próximos pasos y más.
- El programa VOA ReST —en inglés— (resiliencia, fuerza y tiempo), una colaboración entre AARP y Volunteers of America, ofrece sesiones gratuitas de apoyo emocional facilitadas en línea para víctimas de fraude. Puedes asistir a tantas sesiones como quieras; simplemente regístrate con anticipación en línea.
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