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Guía de AARP para visitar el Parque Nacional de las Montañas de Guadalupe

Agradables paseos en la naturaleza, caminatas y vistas desde “la cumbre de Texas” son algunas de las atracciones principales.

spinner image Vista del pico montañoso El Capitan desde la carretera
Getty Images

En el lejano oeste de Texas, en el desierto de Chihuahua, las montañas más altas del estado se erigen como una fortaleza en bloques en el desolado territorio del Parque Nacional de las Montañas de Guadalupe (en inglés). Estas montañas forman parte de un arrecife fosilizado de 400 millas —en su mayor parte enterrado— y emergen de los áridos matorrales como la mandíbula de un esqueleto gigante. Los picos escarpados e imponentes alcanzan 3,000 pies de altura y constituyen la atracción principal de este remoto parque de 86,416 acres. Sin embargo, una vez que apartas la mirada de la majestuosa silueta y exploras los rincones y las grietas de esta escarpada región, descubres una gran variedad de detalles.

Las dunas de arena de un lago salado seco resplandecen como olas en el extremo oeste del parque, las grietas entre muros escarpados atraviesan su interior y los frondosos bosques despliegan un colorido y resplandeciente espectáculo cada otoño en el extremo norte. Por esta zona deambulan gatos monteses, pecaríes y leones de montaña; habitan 16 especies de murciélagos; y el aroma del enebro se esparce en el aire de las tierras altas.

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Sin embargo, este es uno de los parques nacionales menos visitados del país, ya que en el 2021 recibió unos 243,000 visitantes con fines recreativos. La mayoría de los días, una vez que te alejas de la sede del parque es más probable que veas un ciervo mula que a otra persona.

Hace más de 270 millones de años, estos asombrosos paisajes comenzaron a formarse cuando un mar poco profundo cubrió la región y se formó un arrecife. El mar finalmente se evaporó y las fuerzas tectónicas elevaron una sección del arrecife fosilizado hace unos 80 millones de años, lo que originó altísimos picos.

La escarpada silueta de un acantilado de piedra caliza de 1,000 pies llamado Capitán, el rasgo más icónico del parque, ha sido durante siglos un lugar de paso para quienes vivieron y exploraron este escarpado territorio. El paisaje no ha cambiado mucho desde entonces. Y a 8,751 pies de altura, el pico Guadalupe contempla el resto de este inmenso estado.

“Las montañas fueron el último refugio de los apaches mescaleros en las décadas de 1870 y 1880, y esta tierra es sagrada para ellos”, explica Chris Barr, exdirector provisional de servicios para los visitantes del Parque Nacional de las Montañas de Guadalupe. “Los rancheros blancos consideraron que era un lugar de oportunidades, donde uno podía poseer tierras y forjarse un nombre”.

No hay muchas comodidades. Una autopista bordea los confines al este del parque, y un puñado de caminos secundarios conducen a senderos y puntos de acceso dentro de sus límites. No encontrarás ni un solo restaurante ni hotel, pero si te aventuras por este terreno azotado por el viento, descubrirás sorpresas tan gratificantes como las vistas.

Planea tu visita

spinner image Mapa que muestra la ubicación del Parque Nacional de las Montañas de Guadalupe en Texas
Getty Images/AARP

Datos sobre el parque

Ubicación: el lejano oeste de Texas

Superficie: 86,416 acres

Pico más alto: pico Guadalupe, 8,751 pies

Punto más bajo: Salt Basin Dunes, 3,640 pies

Millas de senderos: más de 80

Atracciones principales: senderismo y observación del follaje

Costo de la entrada: $10 por persona de 16 años o más por un pase de siete días (con un pase para adultos mayores, entran gratis hasta tres adultos)

Mejor forma de verlo: caminatas por los senderos

Mejor momento para visitar: otoño, cuando las temperaturas son moderadas y las hojas de McKittrick Canyon cambian de color; y primavera, antes de que llegue el calor

El parque se encuentra justo al sur de la frontera entre Nuevo México y Texas, a unas 32 millas al suroeste del Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad. Puedes llegar en avión a El Paso (103 millas al oeste del parque) o a Midland-Odessa (unas 180 millas al este), y luego conducir hasta este lejano parque.

La sede principal del parque se encuentra en la zona este, en el centro de visitantes Pine Springs. Aquí puedes pagar las entradas, conversar con los guardaparques y comprar libros, mapas y guías turísticas. En McKittrick Canyon, al noreste del parque, hay otro centro de visitantes dotado de personal durante las épocas de mayor actividad, como en abril, cuando los estudiantes tienen vacaciones de primavera, y a fines de octubre y principios de noviembre, cuando las hojas cambian de color y el parque recibe una mayor cantidad de visitantes.

Entre el nivel más bajo del parque en las dunas Salt Basin Dunes y el más alto en el pico Guadalupe, las condiciones meteorológicas pueden variar notablemente. En verano, por ejemplo, las temperaturas oscilan entre los 60 y los 90 grados, y en invierno, entre los 30 y los 50 grados. En primavera y otoño, suelen situarse entre los 60 y los 70 grados, lo que generalmente propicia las condiciones perfectas para el senderismo. Las plantas florecen y la fauna es más activa en primavera, y el follaje otoñal comienza su despliegue desde mediados de octubre hasta principios de noviembre. Sin embargo, debes estar preparado para los vientos, que pueden alcanzar hasta 70 mph, y las ocasionales nevadas leves en invierno y a principios de primavera.

“Cada época del año supone una experiencia diferente en este lugar”, señala Barr. “En verano tienes el lugar para ti solo, pero hace calor. Todos los senderistas deben llevar al menos un galón de agua por persona. Y el verano es la estación de los monzones, así que se producen tormentas por las tardes. El último lugar donde conviene estar es la cumbre de Texas (el pico Guadalupe) en medio de una tormenta eléctrica”.

Alojamiento y restaurantes

En el parque no hay hoteles, solo tres campamentos acondicionados. El campamento de Pine Springs (en inglés), cerca de la base del pico Guadalupe y del centro de visitantes principal, tiene 20 sitios para acampar y 13 para vehículos recreativos entre frondosos enebros y robles, con un espléndido fondo montañoso. Uno de los sitios para acampar tiene accesibilidad física para todos, al igual que uno de los sitios para vehículos recreativos.

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Si prefieres algo más solitario, dirígete al campamento Dog Canyon en la zona norte del parque, situado en un tranquilo cañón poblado de árboles bajo muros de acantilados que protegen del viento. Tiene nueve sitios para acampar y cuatro para vehículos recreativos. El campamento Frijole Horse Corral es para grupos y está cerca de la carretera, con corrales para que usen los jinetes.

Ninguno de los campamentos tiene conexiones de agua ni de electricidad, y tienen baños, pero no hay duchas. Se suelen llenar —sobre todo en primavera y otoño— por lo que se recomienda hacer reservas (recreation.gov —en inglés—). Los sitios individuales cuestan $20 por noche en Pine Springs y Dog Canyon, y $60 por grupo y por noche en Frijole Horse.

Por otra parte, hay diez zonas rurales con 60 sitios para acampar. Para poder utilizarlos, debes obtener un permiso en el centro de visitantes principal. Hay una tarifa de reserva de $6 y una tarifa de acceso de $6 por persona y por noche.

spinner image Mujer en un mirador del Pico Guadalupe
Getty Images

Actividades

Practica el senderismo: Una de las actividades más populares de este parque es el senderismo, y calzarte las botas te permitirá disfrutar del parque como nunca. Tienes muchas opciones, con 80 millas de senderos que atraviesan el territorio. Elige entre un sencillo paseo en la naturaleza o una exigente caminata de todo un día para subir al pico Guadalupe, donde obtendrás una gran recompensa: una vista desde la cumbre de Texas.

“Para muchos visitantes, hoy en día lo que distingue el parque es el desafío que representa. Quieren comprobar lo que pueden y lo que no pueden hacer”, indica Barr.

Cada cierto tiempo se ofrecen caminatas especiales guiadas, que incluyen recorridos a la luz de la luna hacia Salt Basin Dunes, así como paseos guiados para conocer sobre la historia y la naturaleza. Consulta el programa de actividades en internet (en inglés) y en la sede del parque.

Si deseas algo corto y fácil, recorre el Pinery Trail (en inglés), un sendero pavimentado accesible para sillas de ruedas que comienza a las afueras del centro de visitantes de Pine Springs. Este sendero conduce a las ruinas de una antigua estación de diligencias de Butterfield Overland, que en su momento fue una parada de relevo en la ruta postal de 2,800 millas desde Tipton, Misuri, hasta San Francisco. De pie junto a los vestigios de muros rocosos, es difícil imaginar lo que se sentía entonces al conducir una diligencia. A una velocidad promedio de 6 mph, el viaje duraba tres semanas. A lo largo del sendero hay letreros que describen la vegetación desértica del entorno, una espinosa variedad de especies que parecen dispuestas a apuñalar, arañar o pinchar a cualquiera que se acerque demasiado. Este es el único sendero al que pueden acceder animales domésticos (con correa).

Otro sendero pavimentado y sencillo, el Manzanita Spring Trail, tiene un recorrido de ida y vuelta de media milla y comienza en el estacionamiento del Frijole Ranch, una antigua hacienda ganadera situada a 1.5 millas al noreste del centro de visitantes principal, dentro de los confines del parque. El sendero atraviesa un antiguo huerto frutal y conduce a un estanque poco profundo que atrae aves durante todo el año. Sigue avanzando a medida que el sendero se hace de tierra, y en menos de una milla llegarás a Smith Spring, con sombra y más variedad de aves.

Una de las atracciones más populares del parque es McKittrick Canyon, una zona exclusiva para uso diurno en la sección noreste con el sendero McKittrick Canyon Trail, de 10.9 millas. Durante algunas semanas cada otoño, los visitantes acuden a este lugar para admirar los arces, los robles y otros árboles cuando se tornan de un llamativo color carmesí y de anaranjado. Durante las primeras cuatro millas, el sendero serpentea por un cañón a lo largo de un arroyo que suele estar seco. Al pasar de un terreno desértico y espinoso sembrado de cactus y yucas a un sombreado matorral de enebros, arces palo de azúcar y pinos incrustados entre laderas, tendrás la sensación de salir de un mundo y entrar en otro. El cañón es más húmedo y más fresco. A unas 2.3 millas, pasarás junto a una vieja cabaña. Continúa avanzando y verás estanques de agua, otra cabaña abandonada y una gruta salpicada de formaciones estriadas que parecen puñados de barro apilados. Ponte cómodo en una de las mesas de pícnic en el sombreado farallón y déjate llevar por el exuberante entorno, que no se parece en nada al terreno desértico del parque. Muchos excursionistas diurnos emprenden el regreso al llegar a la gruta, pero el sendero continúa y se vuelve empinado y escarpado mientras asciende más de 2,000 pies camino a McKittrick Ridge. Al final se une a otro largo sendero, el Tejas Trail.

spinner image Atardecer en las dunas de la cuenca de sal en el Parque Nacional de las Montañas de Guadalupe
Getty Images

Para disfrutar de otra caminata única, puedes elegir el sendero fácil hacia las centelleantes arenas blancas de Salt Basin Dunes. Tendrás que conducir hasta el sector suroeste del parque para llegar al inicio del sendero, y la última milla de la carretera Williams que te conduce hasta allí es de arcilla. Desde el estacionamiento, hay un sendero abierto y soleado de 1.5 millas hasta las dunas, que tal vez te recuerden a una de las escenas desérticas de la serie Star Wars. (No te preocupes, aquí no hay wookiees).

Si te animas a recorrer el sendero Guadalupe Peak Trail (en inglés), un recorrido de un día que te llevará hasta el pico más alto de Texas, debes prepararte bien. Subirás 3,000 pies durante la caminata de ida y vuelta de 8.4 millas, que comienza cerca del centro de visitantes principal. El primer tramo es el más empinado, pero las vistas cada vez más espectaculares te harán olvidar las molestias. A los aficionados a la fotografía les gusta acampar en el pequeño campamento que hay a una milla de la cima, y luego madrugar para contemplar el amanecer desde lo alto. Cuando el cielo está despejado, el desierto se despliega en todas direcciones como un arrugado manto gris verdoso muy a lo lejos. Mientras estés en la cumbre, piensa en esto: tres hombres parapléjicos emprendieron el recorrido en 1982, rodando en sus resistentes sillas de ruedas fabricadas a medida (y arrastrándose en algunos tramos) hasta el punto más alto del estado.

Haz un recorrido panorámico en auto: Si no eres senderista, puedes disfrutar de las magníficas vistas del parque desde la carretera, pero no irás parando en el camino. En cambio, la carretera nacional 62/180 atraviesa el límite este del parque en solo cinco millas. Observa por la ventanilla el inmenso desierto cubierto de matorrales y disfruta de la belleza natural. Verás grandes montañas: ocho de los diez picos más altos del estado se erigen en la distancia, incluido El Capitán.

Contempla las aves: Empaca los binoculares, pues hay casi 300 especies de aves que anidan en el parque o migran por su interior. Casi todas suelen estar cerca del agua, como en los manantiales situados cerca de Frijole Ranch (accesibles por el sendero Manzanita Spring Trail —en inglés—) o en el arroyo que a veces atraviesa McKittrick Canyon (por el sendero  McKittrick Canyon Trail —en inglés—). Busca charas californianas, palomas de alas blancas, rascadores pardos y otras aves. Los alrededores del centro de visitantes principal y del campamento adyacente, que se encuentran a poca distancia a pie, también son buenos lugares para observar aves.

spinner image Rancho frijole en Pine Springs Texas
Alamy Stock Photo

Aprende un poco de historia: En Frijole Ranch hay un pequeño museo que describe la historia del parque y ofrece información sobre los antiguos habitantes del lugar, desde los indoamericanos hasta los ganaderos. En 1876, para centralizar su explotación, dos hermanos solteros construyeron la casa principal de la hacienda que ahora alberga las exposiciones. El museo abre durante las épocas de mayor actividad del parque —en abril, fines de octubre y principios de noviembre— y cuando el personal o los voluntarios pueden atenderlo, pero el parque nunca cierra. Puedes hacer un pícnic en una mesa bajo la sombra de los árboles, a solo unos pasos del museo. “Es un lugar agradable donde sentarse y disfrutar de una magnífica vista de la montaña. Además, al estar cerca de manantiales, puedes oír el gorgoteo del agua a tu alrededor”, comenta Barr.

Ciudades aledañas

Whites City, a unas 32 millas al noreste del parque, ofrece el alojamiento más cercano en la posada Whites City Cavern Inn, que en la planta baja tiene habitaciones con accesibilidad física para todos. La posada también administra un campamento cercano que se encuentra rodeado de pinos y ofrece sitios para vehículos recreativos (con conexiones eléctricas, de alcantarillado y de agua) y para tiendas de campaña. El campamento ofrece muchas comodidades, que incluyen baños, duchas, parrillas y lavandería. 

En el Cactus Café de la posada podrás degustar comida mexicana y platos típicos de restaurante (tiras de bistec, bistec empanizado frito). Y aparte de una tienda de comestibles y de regalos, no encontrarás mucho más en este pequeño pueblo.

Describir Van Horn como una ciudad de acceso al parque es impreciso, porque se encuentra a 63 millas al sur. No obstante, este apacible y árido pueblo, que en otros tiempos atraía a los viajeros que conducían por la carretera interestatal 10 entre California y Florida, alberga el histórico Hotel El Capitan, que fue diseñado por el célebre arquitecto de El Paso Henry Trost. El establecimiento tiene 50 habitaciones, se inauguró en 1930 y operó durante más de tres décadas hasta que se construyó la carretera I-10 y los viajeros comenzaron a pasar de largo en vez de detenerse en el pueblo. El edificio se convirtió luego en un banco, pero reabrió como hotel en el 2007. Se acaba de instalar un ascensor que facilita el acceso a las habitaciones, una de las cuales tiene accesibilidad física para todos y una ducha sin escalón. En el hotel te puedes relajar en un cómodo sillón del vestíbulo (con sus llamativos azulejos europeos y pasamanos de hierro forjado) y saborear una bebida refrescante. También puedes cenar en el restaurante, que sirve platos favoritos de la casa, como bistec frito con pistacho y salmón con pacanas. Si eres un poco atleta, haz como los vigorosos ciclistas que se alojaron aquí y organiza una excursión en bicicleta desde el Hotel El Capitan hasta el pico del parque que lleva el mismo nombre.

Si te diriges al parque desde el norte, puedes quedarte en Carlsbad, Nuevo México, a unas 51 millas, y combinar una visita a la cumbre de Texas con una excursión a las profundidades subterráneas del Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad. Dentro del sistema de cavernas hay formaciones que parecen carámbanos gigantes, pajitas, cortinados, columnas y palomitas de maíz. Reserva con antelación una excursión autoguiada de 2.5 millas (la entrada cuesta $15 por adulto; los menores de 15 años sin cargo). Todas las noches de verano, los ávidos murciélagos brasileros de cola libre ofrecen un espectáculo increíble cuando salen de la cueva en busca de su cena: insectos. Mientras estés en la ciudad, no dejes de visitar el Parque Estatal Living Desert Zoo and Gardens, cuya residente más famosa, una osa negra llamada Maggie, crea pinturas abstractas que se venden en la recepción para recaudar fondos.

En Carlsbad, puedes alojarte en el Trinity Hotel, que se inauguró como banco en 1892 y ahora acoge a sus huéspedes en nueve habitaciones exclusivas, una de ellas en la antigua caja fuerte del segundo piso del banco. Para las personas que tienen problemas de movilidad, dos de ellas son de fácil acceso en la planta baja, y una tiene accesibilidad física para todos.

En cuanto a restaurantes, Blue House Bakery and Café es una buena opción para desayunar, ya que sirve pastelería y sándwiches de desayuno. Para almorzar o cenar, prueba la cocina del suroeste en YellowBrix.

De camino

Si llegas desde Albuquerque, haz una parada sobrenatural en Roswell, Nuevo México. En 1947, los oficiales del ejército del país recogieron escombros de metal y de goma de una hacienda cercana, restos que los conspiracionistas piensan que proceden de un incidente con un platillo volador que el Gobierno encubrió. Aunque no creas en esas cosas, el International UFO Museum and Research Center (en inglés) de la ciudad te resultará interesante.

Si llegas desde Midland, detente en el Parque Estatal Balmorhea, en Toyahvale, para sumergirte en su piscina, que se abastece de 3.5 millones de galones de agua de manantial. Podrás nadar con siluros, pequeños tetras mexicanos plateados y dos tipos de peces del tamaño de un meñique que están en peligro de extinción: el pez cachorro de Comanche Springs y el pez mosquito.

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