Vida Sana
Algunos parques nacionales cubren millones de acres y abarcan terrenos sumamente diversos; otros, como el compacto Parque Nacional del Cañón Bryce (BCNP) (en inglés), ubicado al sur de Utah, sobresalen en un área específica. Con sus 56 millas cuadradas, BCNP ocupa el puesto 51 entre los 63 parques nacionales por su tamaño. Pero lo que carece en superficie lo compensa con la mayor concentración mundial de chimeneas de hadas o "hoodoos", unas columnas de roca con aspecto de tótems. (Cabe mencionar que, a pesar de su nombre, no se trata técnicamente de un cañón sino de una serie de más de una docena de “anfiteatros” tallados en el borde de una meseta).
Los geólogos te dirán que las columnas de hadas fueron causadas por la erosión. Pero una historia mucho más pintoresca sobre su creación es la que cuenta el pueblo indígena paiute, que ha vivido allí desde 1200 d.C. Según la tradición, en esta área vivían los "To-when-an-ung-wa" o "pueblo de leyenda", una raza que precede a la humanidad, que maltrató la tierra y derrochó sus recursos. Para castigar su maldad, el dios embaucador Coyote los transformó en piedra. En la actualidad, estas agujas de piedra tienen nombres inusuales que hacen referencia a sus formas extrañas —Thor’s Hammer (el martillo de Thor) y The Poodle (el caniche), por ejemplo—, y casi todas las experiencias en el parque se centran alrededor de ellas: los visitantes las observan desde todos los miradores, los senderistas zigzaguean entre ellas y los fotógrafos buscan los puntos más ventajosos desde donde fotografiarlas en todo tipo de luz, desde el suave resplandor del amanecer hasta el brillo blanco de la luna llena.
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Los pioneros mormones fueron los primeros en poblar la zona en la década de 1850, y se dice que el inmigrante escocés Ebenezer Bryce, en cuyo honor se nombró posteriormente el parque, dijo que el terreno laberíntico era “el peor lugar para perder una vaca”. El plan de reservar este terreno para convertirlo en parque nacional empezó en 1915, cuando el supervisor del Servicio Forestal de Estados Unidos, J.W. Humphrey, fue transferido a la región y de inmediato se sintió cautivado por la “belleza indescriptible que encontró allí”. Informó de ello a Washington D.C. y se esforzó por mejorar el acceso por carretera al parque; como resultado, los turistas empezaron a llegar desde Salt Lake City antes del final de la década.
El presidente Warren G. Harding declaró la zona un monumento nacional en 1923, el Congreso aprobó un proyecto de ley el año siguiente para establecerlo como parque nacional, y obtuvo su designación oficial en 1928. En la actualidad, este singular paisaje es una parada imprescindible en cualquier circuito de los cinco parques nacionales del sur de Utah, un viaje que realizaron alrededor de 2.6 millones de visitantes en el 2019.
La buena noticia es que a pesar del dramático terreno del parque, no es necesario ser muy aventurero para disfrutar de sus mayores tesoros. “Las vistas más populares del Cañón Bryce son también las más accesibles”, dice Amanda McCutcheon, directora de servicios para visitantes del parque. “Trece de sus catorce miradores tienen buena o excelente accesibilidad para las personas en sillas de ruedas o que usan otros dispositivos de movilidad, y la distancia desde el estacionamiento hasta el mirador suele ser de menos de 500 pies".
Planea tu visita
Ubicación: en el sur de Utah, a unas 270 millas al sur de Salt Lake City
Superficie: 35,835 acres
Punto más elevado: Rainbow Point, 9,115 pies
Punto más bajo: Yellow Creek, 6,620 pies
Millas de senderos: 60
Atracción principal: miradores con vistas a las chimeneas de hadas o "hoodoos"
Costo de la entrada: $35 por vehículo; $20 por un año u $80 por el pase de por vida America the Beautiful para mayores de 62 años
Mejor forma de verlo: en auto o por servicio de transporte gratuito en autobús
Cuándo ir para evitar las multitudes: noviembre (si prefieres encontrar menos gente y pocas probabilidades de nieve) o febrero (si prefieres una experiencia con nieve)
El BCNP está algo alejado del aeropuerto principal más cercano, pero el trayecto en auto a través del desierto te da la oportunidad de reducir el ritmo y ponerte en la misma onda que este paisaje casi místico. El aeropuerto de Las Vegas está a unas 267 millas al suroeste del parque, mientras que el de Salt Lake City está a una distancia de aproximadamente 273 millas al norte. SkyWest Airlines tiene vuelos diarios de Delta Connection desde Salt Lake City a Cedar City, ubicada a unas 90 millas al oeste de la entrada al parque.
El parque está distribuido a lo largo de una carretera de 18 millas que va de norte a sur, con una entrada en el lado norte justo después de Bryce Canyon City. Tu primera parada debe ser el centro para visitantes, ubicado junto a la entrada; una vez dentro, selecciona mapas, recorre las exhibiciones sobre la geología y la fauna del parque, visita la librería y obtén consejos sobre caminatas de los guardaparques.
Dada su popularidad, el BCNP puede estar concurrido durante la temporada turística, entre mayo y septiembre. Para reducir la congestión y las largas filas en las áreas de estacionamiento, el parque ofrece un servicio de transporte en autobús que puede hacer que tu visita sea mucho más agradable. Simplemente estaciona tu auto en una de las cinco paradas en Bryce Canyon City, aborda el autobús y deja que el conductor haga todo el trabajo. Los autobuses suelen llegar cada 15 minutos, pero puedes consultar actualizaciones en tiempo real en brycecanyonshuttle.com.
Muchas personas esperan encontrar un calor asfixiante en el sur de Utah, pero debido a la alta elevación del Cañón Bryce —entre 6,620 y 9,105 pies sobre el nivel del mar—, su clima es sorprendentemente moderado. Incluso en los meses de verano más calurosos, las temperaturas no suelen superar los 79 °F. En julio y agosto, la temporada de lluvias, puedes experimentar una o dos tormentas intensas por las tardes. Y entre diciembre y febrero puede que encuentres nieve, aunque existe la posibilidad de nieve desde octubre hasta mayo.
"Definir cuándo es nuestra temporada alta en comparación con la temporada media es más un arte que una ciencia”, explica el guardaparques Peter Densmore, el especialista en información visual del parque. “Actualmente, muchos considerarían que la temporada alta del parque abarca de marzo a octubre”. Pero a pesar del alto número de visitantes durante ese período, no es difícil encontrar un poco de sosiego. “Si emprendes una caminata, o tal vez un paseo en bicicleta por el sendero de uso compartido, verás cómo las multitudes se dispersan rápidamente”, añade Densmore.
Si prefieres menos gente, el guardaparques sugiere que visites el parque en febrero para ver las chimeneas de hadas rojizas espolvoreadas con nieve y disfrutar del silencio que se apodera del parque, cuando todo lo que puedes oír es el crujido de las pisadas distantes sobre la nieve. Cuando el manto de nieve sobrepasa un pie de profundidad, los guardaparques guían caminatas con raquetas de nieve e incluso proporcionan las raquetas y los bastones, tú solo debes vestirte con ropa abrigada. Cuando las carreteras Fairyland y Paria View se cierran al tráfico de vehículos, también se transforman en excelentes senderos para practicar el esquí de fondo.