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Lo que hay que saber sobre la enfermedad de Alzheimer

Síntomas iniciales, señales de advertencia, etapas de la enfermedad y novedades de tratamiento.


spinner image Un investigador científico mira unas radiografías cerebrales
ANDREW BROOKES/GETTY IMAGES

Es totalmente normal olvidarse ocasionalmente del nombre de alguien o no recordar dónde estacionaste el auto. Pero para muchos adultos mayores, esos momentos de olvido albergan un temor más profundo: ¿podrían ser las señales iniciales de la enfermedad de Alzheimer?

El Alzheimer es un trastorno cerebral progresivo y mortal que destruye lentamente la memoria y la capacidad de razonamiento. Con el tiempo, afecta la habilidad de mantener una conversación y funcionar independientemente.

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Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), alrededor de 5.8 millones de personas en Estados Unidos viven con esta enfermedad. Y se prevé que esa cifra casi se triplicará en las próximas décadas: 14 millones de personas para el año 2060.

La enfermedad de Alzheimer y la demencia no son lo mismo. La demencia es un término general que describe todo deterioro cognitivo lo suficientemente grave como para interferir en la vida diaria. El Alzheimer es el tipo más común de demencia. Se caracteriza particularmente por la acumulación en el cerebro de placas amiloides y ovillos neurofibrilares llamados "tau" y por la pérdida de conexiones entre las neuronas.

En la mayoría de las personas con esta enfermedad, los síntomas se manifiestan por primera vez después de los 60 años. Sin embargo, no se trata de una enfermedad propia de la vejez. Alrededor de 200,000 personas menores de 65 años padecen lo que se conoce como enfermedad de Alzheimer de inicio precoz.

Si bien la calidad de vida se puede mejorar con el control médico, no existe una cura conocida para el Alzheimer. Es la sexta causa principal de mortalidad entre los adultos del país y la quinta causa principal de mortalidad entre los adultos mayores de 65 años.

A fin de abordar este colosal desafío de salud, los fondos federales destinados a las investigaciones sobre la demencia y la enfermedad de Alzheimer aumentaron drásticamente en años recientes ($3,100 millones en el 2020). Los expertos dicen que se están desarrollando y evaluando muchas pruebas de diagnóstico y tratamientos prometedores.

Factores de riesgo que debes conocer

Edad. La edad avanzada no causa el Alzheimer, pero es el mayor factor de riesgo conocido. Alrededor de 1 de cada 9 personas mayores de 65 años tiene demencia de Alzheimer. Después de los 65 años, el riesgo se duplica cada cinco años, y alrededor de un tercio de las personas mayores de 85 años padecen esta enfermedad. Los científicos siguen estudiando de qué forma los cambios en el cerebro relacionados con la edad pueden contribuir a la progresión del Alzheimer.

Preguntas a un especialista

Preguntas y respuestas con Beth Kallmyer, vicepresidenta de Atención y Apoyo de la Alzheimer's Association

¿Cuáles son algunas de las ideas equivocadas sobre la enfermedad de Alzheimer?

La gente cree que la enfermedad de Alzheimer solo significa la pérdida de la memoria. Si bien este es un síntoma inicial, otros síntomas incluyen la pérdida de criterio, la pérdida de la función ejecutiva y la imposibilidad de seguir no solo una conversación sino también los pasos concretos de un hábito frecuente, como vestirse o preparar el desayuno.

La otra gran idea errónea es que, una vez que tienes Alzheimer, no puedes comunicarte y no te acuerdas de nadie. No todo eso ocurre al mismo tiempo. Ahora que la ciencia ha progresado, es posible diagnosticar a las personas en las etapas muy iniciales, es decir, cuando podría no ser obvio que tienen la enfermedad.

¿Cómo sé si es Alzheimer o la pérdida normal de la memoria que ocurre con la edad?

Es normal que todos nos olvidemos de cosas. Lo que debería preocuparte es si tienes uno de esos momentos de olvido y no puedes retroceder los pasos en el tiempo. Por ejemplo, si perdiste las llaves y más tarde las encuentras en la sala, tal vez te acuerdes que habías estado allí antes para regar una planta. Pero si no recuerdas para nada haberlas puesto allí y crees que alguien las movió, es más motivo de preocupación. Otra razón para preocuparse es si te olvidas de cosas realmente importantes. En este caso, por ejemplo, alguien que siempre recuerda los cumpleaños de sus nietos no puede acordárselos. O alguien que jamás falta a una cita empieza a faltar. Hay que estar atento a un cambio considerable en el comportamiento normal.

¿Cómo puedo reducir mi riesgo de padecer Alzheimer?

Un creciente conjunto de investigaciones demuestra que puedes hacer cambios en tu vida para reducir el riesgo. Haz ejercicio. Aliméntate bien. Controla los niveles de colesterol y la presión arterial. Mantente conectado y con participación activa. Tal vez no suene muy interesante, pero existen pruebas sólidas que indican que esas actividades marcan una diferencia.

Estas preguntas y respuestas han sido editadas a fines de concisión y claridad.

Genética. Quienes tienen un padre, madre, hermano o hermana con Alzheimer tienen casi el doble de probabilidades de padecerlo, y aquellos con dos parientes de primer grado con Alzheimer corren casi el cuádruple de riesgo. Aunque tus padres y hermanos no padezcan la enfermedad, tu riesgo aumenta si tienes parientes de segundo o tercer grado con Alzheimer, según un estudio del 2019 publicado en Neurology. Los investigadores no hallaron un gen específico que causa directamente el Alzheimer, pero identificaron un gen llamado APOE e4 que agrava el riesgo. Se presenta en alrededor del 40% de las personas que padecen la enfermedad.

Raza y etnia. Los afroamericanos tienen alrededor del doble de probabilidades de padecer Alzheimer en comparación con las personas de raza blanca, mientras que las probabilidades de los hispanos son 1.5 veces más. Según los investigadores, ese mayor riesgo podría estar relacionado con los índices más altos de enfermedad cardiovascular en esos grupos raciales.

Mala salud cardiovascular. Un conjunto cada vez mayor de evidencia ha relacionado el riesgo de sufrir de Alzheimer con muchas afecciones que dañan el corazón y los vasos sanguíneos, las cuales incluyen enfermedad cardíaca, diabetes, derrame cerebral, hipertensión arterial y colesterol alto. La ventaja en este caso es que asumir el control de tu salud puede reducir tus probabilidades de padecer demencia. Algunos estudios han hallado que tomar medicamentos para controlar la presión arterial y el colesterol puede reducir el riesgo de demencia.

Síntomas iniciales

Aquí presentamos algunas señales iniciales de advertencia de la enfermedad de Alzheimer, según informa la Alzheimer's Association:

  • Dificultad con las tareas diarias. Tener problemas para hacer actividades que antes eran fáciles, como pagar cuentas, recordar las reglas de un juego conocido o seguir los pasos de una receta favorita.

  • Problemas de comunicación. Hacer la misma pregunta una y otra vez, perderse durante una conversación u olvidar el nombre de un amigo o pariente cercano.

  • Confusión sobre el tiempo o lugar. Perder la noción de las fechas, estaciones del año o el paso del tiempo; perderse al conducir hacia un lugar conocido; olvidar dónde estás.

  • Extraviar cosas o colocarlas en lugares inusuales. Perder cosas o ponerlas en lugares extraños y luego no poder recrear los pasos para encontrarlas; las personas con Alzheimer pueden acusar a otros de robar, en particular con el avance de la enfermedad.

  • Cambios en el estado de ánimo o la personalidad. Retraerse de actividades sociales; estar más callado o discutir más de lo normal; sentir confusión, depresión, temor o ansiedad; tener sospechas.
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La obtención del diagnóstico

Si tú o un ser querido está perdiendo la memoria, es importante consultar a un médico, aconseja el Dr. Michael Weiner, investigador principal de la Alzheimer's Disease Neuroimaging Initiative, el estudio de observación de la enfermedad de Alzheimer más grande del mundo.

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Es posible que tus síntomas no se deban al Alzheimer sino a otra afección tratable, como una enfermedad de la tiroides o deficiencia de vitaminas, explica Weiner.

Si se trata de Alzheimer, con el diagnóstico precoz tienes más acceso a opciones de tratamiento y a la oportunidad de hacer cambios en tu vida —como controlar la presión arterial y practicar ejercicios— que pueden ayudar a preservar tu función cognitiva. También te da más tiempo para planear tu futuro y disfrutar de actividades significativas con las personas importantes de tu vida.

En la actualidad, el método por excelencia para diagnosticar el Alzheimer es un tipo de tomografía que mide los depósitos de amiloides en el cerebro. Otra opción es una punción lumbar que puede evaluar los niveles de amiloides en el líquido que rodea el cerebro y la médula espinal.

No obstante, estas pruebas no se emplean para diagnosticar a la mayoría de los pacientes porque son costosas y en general no están cubiertas por el seguro médico. En cambio, la mayoría de los médicos se valen del historial médico, otros tipos de exámenes de imágenes del cerebro, pruebas de la memoria y evaluaciones físicas y neurológicas para efectuar el diagnóstico clínico.

Nuevos análisis de sangre podrían servir para la detección precoz

Entre las noticias más alentadoras en el campo del Alzheimer está el desarrollo de un análisis de sangre sencillo para detectar la enfermedad, el cual reduce la necesidad de una tomografía costosa del cerebro o una punción lumbar invasiva. Las nuevas pruebas potencialmente podrían detectar cambios en el cerebro antes de que se presenten los síntomas.

Una prueba llamada PrecivityAD ya se ofrece en la mayor parte del país. Salió al mercado a fines del 2020 después de haber sido aprobada bajo las normas generales del Gobierno federal para laboratorios comerciales, pero aún no cuenta con la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). La prueba detecta la presencia de placas beta-amiloides en el cerebro y está diseñada para que la utilicen los proveedores de atención médica que evalúan a personas mayores de 60 con problemas cognitivos o de memoria.

El Dr. Weiner también dice que hay otras pruebas que están próximas a salir al mercado y anticipa que en los próximos años los pacientes contarán con una variedad de pruebas para diagnosticar el Alzheimer.

La detección precoz del Alzheimer es crítica porque el cerebro puede empezar a cambiar incluso hasta 20 años antes de que se manifiesten los síntomas, explica Rudolph Tanzi, un neurocientífico de la Facultad de Medicina de Harvard y codirector del McCance Center for Brain Health en Massachusetts General Hospital.

Muchos investigadores creen que la intervención antes de que se presenten los síntomas ofrece el mayor potencial para detener o demorar el progreso de la enfermedad.

En este momento “no diagnosticamos el Alzheimer hasta que el cerebro se ha degenerado hasta el punto de la disfunción... y eso tiene que cambiar”, comenta el Dr. Tanzi. “Una vez que hay síntomas, el cerebro está ardiendo por la neuroinflamación. Tenemos que ser tan proactivos con la enfermedad de Alzheimer como lo somos con las cardiopatías, la diabetes y otras afecciones relacionadas con la edad”.

Etapas de la enfermedad de Alzheimer

Aunque cada persona transita la enfermedad de manera distinta, conviene entender la trayectoria para que los pacientes y sus cuidadores sepan qué esperar. El Alzheimer típicamente progresa en tres etapas generales:

  • Etapa temprana. La persona todavía funciona independientemente. Tal vez siga manejando, trabajando y participando en actividades sociales. Pero cada vez con mayor frecuencia se olvida de palabras conocidas o del lugar donde están los objetos cotidianos. Los síntomas no son aparentes en forma generalizada, pero la familia y los amigos cercanos pueden notar los signos iniciales y expresar su inquietud.

  • Etapa intermedia. La persona todavía puede participar en las actividades diarias, pero podría necesitar ayuda extra. Se confunde más fácilmente o pasa por cambios de personalidad, como enojarse o comportarse mal de manera imprevista. Durante esta etapa es importante determinar qué actividades todavía disfruta la persona que vive con Alzheimer y hallar maneras de que las realice. La intención es ayudar a la persona a mantener la mejor calidad de vida durante el mayor tiempo posible.

  • Etapa tardía. El paciente pierde la capacidad de responder a su entorno, de mantener una conversación y, con el tiempo, de controlar los movimientos. Al ir empeorando la memoria y las habilidades cognitivas, se producen grandes cambios en la personalidad y necesita muchos cuidados. La última etapa del Alzheimer puede durar varias semanas o años y es sumamente exigente y agotadora a nivel emocional para las familias.
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Tratamientos actuales

En junio del 2021, la FDA aprobó el primer tratamiento nuevo para el Alzheimer en más de una década. Se trata de un fármaco de anticuerpos monoclonales llamado aducanumab (marca Aduhelm), que podría reducir la progresión de la enfermedad.

Aduhelm no es una cura para el Alzheimer y no lo revierte. Pero los datos indican que es capaz de desintegrar las placas pegajosas del cerebro que son características de la enfermedad. Los expertos consideran que si el fármaco puede ayudar a eliminar esas placas, podría aminorar el ritmo del deterioro cognitivo en las personas que padecen la etapa temprana.

De todos modos, la aprobación de la FDA es condicional. La agencia declaró que el fabricante del fármaco, Biogen, tendrá que llevar a cabo un ensayo clínico extenso para confirmar que la eliminación de las placas genera beneficios cognitivos. Si el estudio no tiene éxito, lo cual es una probabilidad según se apresuran a señalar algunos expertos, la FDA tiene la autoridad para rescindir su aprobación.

Para los pacientes y sus familias, Aduhelm ofrece esperanza, pero no queda claro cuántas personas se beneficiarán inicialmente. Se prevé que el tratamiento, que se administra como una infusión mensual, costará $56,000 por año, y aún se desconoce si Medicare y los seguros privados lo cubrirán.

Otros medicamentos aprobados por la FDA pueden ayudar a controlar los síntomas del Alzheimer. Los fármacos llamados inhibidores de la colinesterasa —incluidos la galantamina (Razadyne), la rivastigmina (Exelon) y el donepezil (Aricept)— pueden ayudar con la pérdida de la memoria de corto plazo o la confusión durante un tiempo limitado.

Un fármaco llamado memantina (Namenda) podría ayudar a algunas personas con Alzheimer moderado o grave a realizar las funciones diarias durante más tiempo que si no tomaran el medicamento. La FDA también aprobó una combinación de donepezil y memantina (Namzaric), que se toma en forma de cápsula.

Otro medicamento, llamado Belsomra, está autorizado para combatir el insomnio, y a veces se recetan otros fármacos, como los antidepresivos, para ayudar a controlar los síntomas de comportamiento.

En el horizonte: nuevos tratamientos prometedores

En años recientes se han dado pasos gigantescos para entender la biología básica del Alzheimer, incluso la manera en que funcionan las neuronas y qué es lo que deja de funcionar correctamente en el cerebro y causa la enfermedad, dice Heather Snyder, vicepresidenta de Relaciones Médicas y Científicas de la Alzheimer's Association.

"Con mayor conocimiento de la biología subyacente, muchas intervenciones nuevas están pasando a la fase de ensayos clínicos”, agrega.

Snyder explica también que varios fármacos nuevos en desarrollo tienen el potencial de crear un cambio radical. Algunos de los más prometedores son otros fármacos de anticuerpos monoclonales designados con los nombres de gantenerumab, lecanemab (BAN2401) y donanemab. Al igual que el Aduhelm, su función es adherirse a las moléculas que forman placas en el cerebro y marcarlas para que el sistema inmunitario pueda reconocerlas y eliminarlas.

El fármaco donanemab ha mostrado resultados iniciales impresionantes. En un estudio de 257 pacientes cuyas tomografías cerebrales indicaron la presencia de Alzheimer, quienes tomaron el fármaco presentaron un índice de deterioro un 32% más lento a lo largo de dos años que quienes recibieron un placebo.

También se están probando docenas de otros medicamentos que emplean distintos mecanismos para frenar la enfermedad, comenta Snyder.

Como el Alzheimer es tan complejo, los expertos dicen que tal vez nunca haya un solo fármaco o intervención que cure la enfermedad. En cambio, Snyder señala que “lo más probable es que se trate de una estrategia combinada de intervenciones, estilo de vida y medicamentos".

Los siguientes especialistas proporcionaron información para este artículo:

  • Heather Snyder, vicepresidenta de Relaciones Médicas y Científicas de la Alzheimer's Association

  • Dr. Michael Weiner, investigador principal de la Alzheimer's Disease Neuroimaging Initiative, el estudio más grande de observación de la enfermedad de Alzheimer

  • Dr. Rudolph Tanzi, neurocientífico de la Facultad de Medicina de Harvard y codirector del McCance Center for Brain Health en Massachusetts General Hospital

Perspectiva de una paciente: lo que aprendí tras mi diagnóstico de Alzheimer

"Siempre fui muy organizada y meticulosa. A los 50 o 52 años, empecé a notar cambios. No podía dormir. Se me perdían las cosas y me costaba concentrarme. En casa tenía dificultades con las finanzas, me costaba mantener las cosas organizadas y tenía problemas para lavar la ropa. Todo me parecía monumental. Al principio los médicos lo atribuyeron a la menopausia, la ansiedad o la depresión. Fue un proceso que llevó casi 10 años y tres médicos distintos, pero finalmente me diagnosticaron Alzheimer de inicio precoz. Mi primera reacción fue de alivio al pensar que, gracias a Dios, no estaba loca. Me sentí validada y, por fin, respetada. Después de sentir alivio comenzó un verdadero proceso de duelo. Durante probablemente seis meses sentí mucha rabia, frustración e incredulidad. Luego empecé a participar en la Alzheimer's Association. Conocer a otras personas con la misma enfermedad me infundió esperanza y me di cuenta de que no estaba sola. Me sentí empoderada para hacer todo lo posible por detener esta enfermedad, crear conciencia y recaudar fondos. También encontré mi voz en la defensa de mis derechos. Ya no soy la persona callada que era antes. Deseo mostrarle al mundo que es posible tener una vida productiva y significativa mientras se vive con Alzheimer".

—Tammy Maida, 64 años, enfermera jubilada de San Jose, California, y asesora nacional de la Alzheimer's Association en la etapa temprana de la enfermedad

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