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Cuando la cineasta Susie Singer Carter ingresó a su madre en una de los centros de vida asistida mejor calificados de Los Ángeles, pensó que estaba haciendo todo bien. Su madre tenía la enfermedad de Alzheimer, pero se mantenía en buen estado físico y socialmente activa. Sin embargo, en unos pocos meses, su madre, que solía ser el centro de atención en la residencia todos los viernes cuando cantaba melodías acompañada de un pianista, se volvió irreconocible: silenciosa, inmóvil e incontinente. "Pensé que se debía a la progresión de la enfermedad", recuerda Carter. "Pero no era así. De hecho, la causa fueron los medicamentos".
Esa revelación animó a Carter a embarcarse en una búsqueda para descubrir la epidemia oculta de medicamentos recetados que está despojando silenciosamente a las personas de su claridad mental, independencia y vitalidad. A su madre le habían dado el medicamento sedante Depakote sin su conocimiento o consentimiento. Solo se enteró cuando recibió una llamada del médico de atención primaria de su madre. Dejaron de administrarle el medicamento de inmediato, pero el daño era irreversible. "Una vez que dejó de tomarlo, recuperó algo de su vitalidad, pero nunca volvió a caminar. Recuerdo que pensé, '¡Ahí estás, me preguntaba dónde te habías metido!'".

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La historia es el tema central de "No Country for Old People", (en inglés) el documental de Carter que revela la negligencia sistemática y el maltrato de los adultos mayores, que incluye la administración excesiva de medicamentos, especialmente en entornos de cuidados a largo plazo. Lo que descubrió, tras entrevistar a muchas familias, fue cuán común es el problema, ya sea en centros de cuidados a largo plazo o incluso en el hogar bajo el cuidado de un médico.

Peligros ocultos del uso innecesario de medicamentos
Muchas personas mayores en el país toman una cantidad cada vez mayor de medicamentos recetados, remedios de venta libre y suplementos dietéticos. Si bien es cierto que los medicamentos son esenciales para tratar y prevenir una amplia gama de problemas de salud, algunos pueden ser más perjudiciales que beneficiosos. Las interacciones entre medicamentos, o interacciones farmacológicas, pueden representar serios riesgos para la salud, especialmente cuando se trata de tratamientos de salud mental.
Una revisión exhaustiva del 2018 (en inglés) de 248 estudios encontró que ciertos fármacos comúnmente recetados a adultos mayores —que incluyen antidepresivos, antipsicóticos y benzodiacepinas para tratar la ansiedad, las convulsiones y el insomnio— se han vinculado de manera constante con un mayor riesgo de caídas y otros efectos adversos.
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A medida que las personas envejecen, sus cuerpos metabolizan los medicamentos de manera diferente, haciéndolos más susceptibles a efectos secundarios como mareos, confusión, estreñimiento y alteración del equilibrio. "Incluso pequeños cambios en la hidratación, la nutrición o la función renal pueden convertir una dosis rutinaria en un riesgo serio", indica Sean Jeffery, profesor de Prácticas Farmacéuticas en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Connecticut en Storrs, Connecticut. "Cualquier cambio nuevo en el estado del paciente debe considerarse primero como un efecto secundario del medicamento hasta que se descarten otras causas".
¿Cómo puedes saber si tu ser querido toma demasiados medicamentos o está experimentando un efecto secundario de un fármaco? Jeffery destaca que se debe prestar atención a las siguientes señales de alerta, especialmente al empezar a tomar un medicamento o cambiar la dosis:
- Confusión
- Cambios digestivos
- Somnolencia o fatiga
- Caídas frecuentes o cambios en el equilibrio
- Mayor irritabilidad
- Pérdida del apetito
- Problemas de memoria
- Náuseas
- Cambios de humor repentinos
Tamara Goulden aconseja que las familias se mantengan alertas a cualquier cambio en los medicamentos. Cuando su padre, Les, de 86 años, fue dado de alta del hospital e ingresó en un centro de enfermería especializada en Scottsdale, Arizona, en enero del 2025, ella esperaba que fuera una estancia corta y restauradora. A las pocas horas de llegar, Les descubrió un grave error en su medicación al revisar la información del portal del paciente en su celular. La dosis de metoprolol, un fármaco que controla la fibrilación auricular, era peligrosamente baja. El personal del centro explicó que no podían verificar las instrucciones de alta del hospital en el teléfono de Les, por lo que Tamara tuvo que recoger los documentos correctos del hospital y entregarlos en persona al centro.
Lo que siguió fueron tres semanas de crisis casi diarias: falta de actualizaciones, mala comunicación por parte del personal, infusiones intravenosas innecesarias y la lucha constante de Goulden contra el sistema para mantener a su padre a salvo. Goulden se dio cuenta de que, si su padre no hubiera estado lo suficientemente alerta para detectar el error, las consecuencias podrían haber sido mortales.
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