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Los centros de cuidados terminales están listos para recibir pacientes de coronavirus

Morir en casa debería ser una opción para los adultos mayores con COVID-19.


spinner image Enfermera atiende a una residente de un hospicio
GETTY IMAGES

Los primeros dos pacientes que murieron de COVID en el condado de Chatham, Georgia, el 24 y 29 de marzo fueron Arnold y Lorlee Tenenbaum, quienes estuvieron casados 60 años. Habían visitado a sus hijas adultas en Nueva York y asistido a una reunión familiar, y cuando regresaron a la zona de Savannah tenían síntomas de infección. Arnold murió en el hospital, pero Lorlee, de 84 años, fue derivada para recibir cuidados terminales y pudo morir en su apartamento en compañía de dos de sus hijas.

“Mi madre dejó de comer y beber y comenzó a tener problemas para respirar. Teníamos un poder de atención médica firmado y sabíamos que no la íbamos a conectar a un respirador”, señala su hija Margot Tenenbaum. “Llamamos a Hospice Savannah y la directora se portó como un ángel. ‘No rechazaremos a nadie, pero dame un poco de tiempo para encontrar equipo de protección y enviar una enfermera’", nos dijo.

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“Nuestra enfermera de cuidados terminales vino con equipo descartable y realmente contribuyó para que nuestra experiencia fuera más humana. Estuvo disponible, relajada. Todos fueron cálidos e informativos, incluso cuando llamábamos con preguntas a medianoche”.

Nuevos procedimientos y protocolos para enfrentar la COVID-19

Después de enfrentar los desafíos al comienzo de la pandemia, muchos centros de cuidados terminales de todo el país sostienen que ahora están listos y esperando ayudar a más pacientes que padecen COVID-19. Necesitaban conseguir equipo de protección para su personal, disponer pautas de prevención de infecciones con prudencia y encontrar maneras de evaluar al personal y a los pacientes para detectar infecciones o temperaturas elevadas. Por ejemplo, hace poco Hospice Savannah abrió un ala exclusiva para pacientes que tienen casos confirmados o sospechados de COVID-19 y que necesitan recibir cuidados terminales fuera de su hogar. Tiene su propia entrada y su propio personal y ocupa la mitad del establecimiento de 17 camas.

“Las primeras semanas por aquí fueron una verdadera locura, de pronto los médicos tenían que atender a pacientes de COVID-19”, indica Lynne Sexten, presidenta y directora ejecutiva de Agrace Hospice and Palliative Care, con sede en Madison, Wisconsin.

“Conseguir el equipo de protección personal fue un gran problema en un comienzo, pero ahora las cosas se han asentado. Abrimos de inmediato un centro de comando de incidentes de cuidados terminales y nos propusimos incluir al personal más calificado”, dice Sexton. “También creamos un plan para picos de demanda, pero no hemos tenido que usarlo”.

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Algunos centros de cuidados terminales se preguntan dónde están los pacientes

Algunos centros de cuidados terminales que brindan atención especializada a los pacientes al final de la vida reportan que no se les está pidiendo que cumplan una función importante en la respuesta a la COVID-19 en su comunidad, a pesar de que tienen experiencia en el control de los síntomas de enfermedades pulmonares avanzadas, como EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).

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Samira Beckwith, presidenta y directora ejecutiva de Hope Healthcare, un gran programa sin fines de lucro de cuidados terminales en Fort Myers, Florida, señala que los cuidados terminales han sido relegados durante la pandemia. La agencia de Beckwith ha atendido a unos pocos pacientes que ya estaban inscritos para recibir cuidados terminales debido a un diagnóstico más típico, como cáncer, una enfermedad cardíaca o la enfermedad de Alzheimer, y que contrajeron una infección por COVID-19. La derivación de pacientes cuyo diagnóstico terminal es COVID-19 ha sido muy esporádica, indica, y también disminuyeron las derivaciones para recibir cuidados terminales en general.

Beckwith explica que parte de la razón probablemente tenga que ver con que los pacientes prefieren no acudir a hospitales por temor a contraer COVID-19. Y al haber menos pacientes en los hospitales hay menos derivaciones a cuidados terminales. Además, los hogares de ancianos y los centros de vida asistida son reacios a aceptar nuevos residentes, y los pacientes no hacen tantas visitas a sus médicos.

Otro factor clave es que los pacientes y los médicos no piensan en pedir cuidados terminales como alternativa a la hospitalización para los pacientes que padecen COVID-19. Asimismo, algunos pacientes y su familia, o los centros de cuidados a largo plazo donde residen, son reacios a abrir sus puertas al personal de cuidados terminales porque temen exponerse a una infección.

“Me pregunto dónde están las personas que deberían recurrir a los cuidados terminales con todos los diagnósticos habituales, como cáncer”, dice Beckwith.

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Un mensaje sobre las opciones de los pacientes mayores

Por el contrario, J. Cameron Muir, médico de Capitol Caring Health, una agencia de cuidados terminales y paliativos que presta servicios en Washington, D.C., dice que su agencia ha prestado estos servicios terminales y paliativos a por lo menos sesenta pacientes con COVID-19 en sus hogares, en las unidades de internación del centro de cuidados terminales o en el hospital.

Muir también es director de la National Partnership for Hospice Innovation, una coalición que cuenta entre sus miembros a setenta centros de cuidados paliativos sin fines de lucro en la comunidad. Afirma que la mayoría de los centros que forman parte de NPHI se están preparando para responder a las necesidades que impone la COVID-19 en su comunidad. También están comprometidos a disponer normas que permitan que los familiares visiten a su ser querido en los sitios administrados por los centros.

Muir señala que los médicos de cuidados terminales también encontraron maneras de usar la telemedicina, mientras que los voluntarios “han duplicado sus esfuerzos para hacer visitas virtuales”. Sin embargo, advierte que los cuidados terminales que no se brindan en persona tienen sus límites. “A distancia no se puede dar un baño de cama, tratar una herida ni manejar las bombas de analgesia que controlan los pacientes”, advierte.

Además de brindar comodidad y cuidados paliativos durante la pandemia, Muir señala que los centros de cuidados terminales pueden cumplir una función primordial en la divulgación de un mensaje importante sobre la atención especial que necesitan los pacientes mayores al final de la vida —y las opciones que tienen disponibles— durante una pandemia que los golpea especialmente y para la que todavía no hay cura ni vacuna en el horizonte. Por ejemplo, señala que debemos plantear preguntas con respecto a los pacientes de mayor edad a quienes conectan a respiradores sin considerar seriamente si ese procedimiento es realmente lo mejor para ellos.

Tal como él lo describe, una visita al hospital con síntomas graves de COVID-19 bien puede hacer que el paciente termine en la unidad de cuidados intensivos, y a medida que su situación empeora con rapidez, la decisión más rápida es conectarlo a un respirador. No siempre hay tiempo de preguntar “¿quieres que te conectemos al respirador o no?”, dice. Desde luego que una alternativa a esa situación puede ser quedarse en casa con el apoyo de un equipo de cuidados terminales para controlar los síntomas. “Desde la perspectiva de salud pública, nuestro mensaje es que el lugar más seguro en el que pueden estar en estos momentos muchos adultos mayores frágiles es su propio hogar, ya sea que tengan o no un caso confirmado de COVID-19”, señala. “El mensaje principal que todavía recibimos de nuestras familias es que desearían haber sabido antes sobre nuestros servicios”.

Los cuidados terminales se crearon como una alternativa a morir en el hospital. Si bien la mayoría de las personas en el país dicen que de ser posible preferirían morir en su casa, muchos todavía no tienen esa opción. En particular con la pandemia de COVID-19, los expertos señalan que si el paciente no quiere terminar en un hospital, conectado a un respirador y sin poder ver a sus seres queridos puede ser necesario que informe a sus familiares y médicos esa preferencia antes de llegar a un punto crítico. Estas instrucciones se pueden disponer por medio de instrumentos como las directivas anticipadas o las Physician Orders for Life-Sustaining Treatment (POLST, Órdenes para médicos sobre los tratamientos de soporte vital).

Beckwith señala que desde la fundación de su centro de cuidados terminales hace 41 años, el desafío ha sido “cómo lograr que la gente escuche el mensaje de que hay una alternativa a morir en el hospital”.

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