Vida Sana
Cuidar de un ser querido a larga distancia puede tomar muchas formas que tal vez no hayas tomado en cuenta. El Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento informa que en Estados Unidos hay más de siete millones de personas que prestan cuidados a larga distancia.
Si realizas cualquiera de las siguientes actividades, puedes considerarte una persona que cuida a larga distancia.
- Coordinas cuidados de salud, citas médicas y servicios domiciliarios para un familiar.
- Estás encargado de llevar las cuentas bancarias y pagar los recibos.
- Pones al día el archivo médico y te encargas de coordinar con la farmacia el surtido de los medicamentos del paciente.
- Llamas regularmente para saber cómo están tanto el cuidador como a quien cuida, y les provees apoyo emocional.
- Realizas viajes con el propósito de cuidar de un ser querido o de relevar al cuidador.
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Estas son solamente algunas de las actividades que —aun estando muy lejos— representan responsabilidades propias de la labor del cuidado, y que son valiosas tanto para el cuidador como para la persona que ayudas a cuidar. A los cuidadores a larga distancia, o a quienes piensan que estarán en esa posición en el futuro, les aconsejo incluir los siguientes siete pasos en el planeamiento y ejecución de sus responsabilidades.
1. Comunícate claramente e incluye a tu ser querido
Te aconsejo organizar una reunión con todos los parientes y amigos que participan en el cuidado de un ser querido de la familia. Si no puedes asistir en persona, hazlo por teléfono, Skype u otro servicio de chat. También debe asistir la persona que recibe cuidados y ser parte de las decisiones en la medida de lo posible. En esta reunión es importante dividir responsabilidades, aprovechar las aptitudes de cada uno, y tomar en cuenta hasta la tarea o contribución más pequeña.
Una de las responsabilidades, por ejemplo, es la de tomar apuntes durante la reunión, resumirlos y distribuirlos a todos los participantes. Con el tiempo las responsabilidades y la complejidad del cuidado pueden aumentar, por lo tanto acepta ayuda desde un comienzo. Asimismo, acepta la ayuda financiera sin sentirte culpable o pensar que es una afrenta. Es una ayuda. A veces, es lo mejor que pueden ofrecer algunos, porque no pueden disponer de su tiempo. Ese dinero puede utilizarse, por ejemplo, en servicios de relevo, en casos emergencias, o para comprar medicamentos que no cubre el seguro. El cuidado de otra persona deriva en gastos extras que pueden menguar tu presupuesto familiar. Acepta la ayuda.
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