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El estrés de segunda mano en los cuidadores: cuando las emociones de tu ser querido se vuelven propias

Acepta cómo se siente y aprende los pasos para proteger tu salud mental.


Mujer mayor tejiendo junto a su cuidadora
Kiersten Essenpreis

¿Alguna vez has salido de la habitación de un ser querido, o has terminado una llamada telefónica, y de repente te has sentido agotado, con una opresión en el pecho, el corazón acelerado o un cansancio inexplicado?

No está en tu cabeza. Los cuidadores familiares pueden "contraer" las emociones de aquellos a quienes cuidan y absorber su ansiedad, frustración o tristeza sin darse cuenta. Este fenómeno se llama estrés de segunda mano.

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¿Qué es el estrés de segunda mano?

El estrés de segunda mano, también llamado estrés traumático secundario o fatiga por compasión, es la tensión emocional que los cuidadores experimentan cuando absorben el dolor o el trauma de alguien a quien cuidan. Aunque no seas tú quien enfrenta directamente la enfermedad o el trauma, estar cerca de su ansiedad, tristeza o frustración puede afectar tus emociones, tu salud y cómo te presentas ante el mundo.

"No es tu trauma, pero se convierte en tu estrés", explica Amy Goyer, autora y experta nacional de AARP en asuntos de la familia y el cuidado de los seres queridos. "Estás absorbiendo lo que están afrontando, especialmente si eres empático por naturaleza".

¿Quiénes están en riesgo?

Según Barbara Rubel, experta en trauma de cuidadores y autora de Living Blue y But I Didn’t Say Goodbye, ciertos cuidadores pueden ser más vulnerables al estrés de segunda mano debido a rasgos de personalidad, sensibilidades emocionales o experiencias de vida, incluyendo aquellos que:

  • Son personas altamente sensibles (PAS), que procesan la información sensorial de forma profunda, se sobreestimulan fácilmente y sienten las emociones de manera intensa
  • Tienen un historial de trauma personal
  • Sufren de preocupación o ansiedad crónicas
  • Tienen poca confianza en sí mismos para afrontar los desafíos de ser cuidador
  • Tienden a ser muy complacientes y a menudo se esfuerzan demasiado para ayudar a los demás
  • Tienen poca interacción social, lo que limita las redes de apoyo emocional
  • Carecen de resiliencia o estrategias de afrontamiento para sobrellevar el desgaste emocional

Cómo se manifiesta el estrés de segunda mano

Sentirse cansado o abrumado es una parte normal de ser cuidador. Pero el estrés de segunda mano va más allá. Si no se reconoce, puede afectar seriamente tu salud física y mental.

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Esta es la forma en la que tú puedes ayudar:

  • Inscríbete para formar parte de la  red de activismo en línea (en inglés) de AARP y ayuda a los cuidadores familiares a obtener el apoyo que necesitan.​
  • Lee más sobre cómo luchamos por ti día a día en el Congreso y en todo el país. ​
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"El estrés del cuidador no solo permanece en la mente. Se almacena en el cuerpo", dice Rubel. "Los síntomas físicos son la forma en que el cuerpo expresa y sostiene la carga emocional de ser cuidador". Esto lleva al agotamiento, la alteración del sueño, dolores de cabeza, problemas digestivos o incluso problemas de salud a largo plazo".

Rubel comparte algunas señales físicas y emocionales que pueden indicar que estás absorbiendo demasiado estrés:

En tu cuerpo y mente:

  • Problemas para dormir
  • Dolores de cabeza o problemas estomacales
  • Corazón acelerado
  • Sensación de desconexión o desesperanza
  • Cansancio que no desaparece
  • Pensamientos negativos frecuentes
  • Estallidos emocionales inesperados

En tu vida diaria:

  • Sentirte agotado después de las visitas o las llamadas con tu ser querido
  • Enojarte con los demás por cosas pequeñas
  • Evitar visitas o llamadas telefónicas
  • Dejar de hacer las actividades que una vez disfrutaste
  • Sentirte culpable por tomarte tiempo para ti mismo

Consejo: Pregúntale a alguien cercano a ti si ha notado cambios en tu estado de ánimo, energía o comportamiento. A veces, otros pueden ver lo que nosotros estamos demasiado abrumados para notar, señala Goyer.

Una llamada de atención de la vida real

Goyer recuerda un momento, mientras cuidaba a su madre, Patricia (quien falleció en el 2013), cuando se dio cuenta de que algo no estaba bien. Le gritó a un técnico de laboratorio por teléfono, algo que nunca hace. "Me enojé tanto. Estaba gritándole a esa persona, pero yo no soy así. No me comporto de esa manera", recuerda. "Me pusieron en espera, y pensé: 'No puedo creer que esté gritándole a esta persona; estoy totalmente fuera de control'".

¿El detonante emocional? Un error en una orden de laboratorio para tratar las infecciones crónicas de las vías urinarias de su mamá. El laboratorio había cometido el error y le estaban pidiendo que regresara con su madre, algo que era logística y emocionalmente difícil en ese momento.

Se dio cuenta de que no estaba enojada, sino asustada. "Esto es miedo", dice Goyer. "Me da miedo que mamá tenga otra infección urinaria que no se trate. Tuvo sepsis [una afección potencialmente mortal causada por una infección] antes. Yo tenía miedo de todo el proceso: tener que trasportarla, tener que pedir tiempo libre en el trabajo, todo".

Ese momento fue una señal de alarma, no solo por lo abrumada que estaba, sino también por la carga emocional de su madre que ella llevaba encima y por lo necesario que era hacer un cambio.

Cómo sobrellevar el estrés: 7 estrategias útiles

Encontrar formas de manejar el estrés de segunda mano significa desarrollar algunas habilidades clave.

"Puedes verlo como una especie de bufé", dice Judith Tedlie Moskowitz, profesora del Departamento de Ciencias Sociales Médicas en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. "No tienes que practicar todas... solo pruébalas una por una y determina cuál te funciona y puedes seguir practicando de manera continua".

1. Establece límites emocionales

Sin límites emocionales, es fácil asumir el estrés de otra persona como si fuera tuyo. Establecer límites suaves ayuda a proteger tu energía emocional para que puedas seguir cuidando de tu ser querido con cariño y compasión.

"Cuando una persona está atrapada en arenas movedizas, no tienes que saltar para salvarla", dice Goyer. Puedes lanzarle una cuerda". Intenta:

  • Tomar pequeñas pausas durante conversaciones intensas
  • Enviar un mensaje de texto si llamar podría ser demasiado agotador
  • Visualizar una burbuja protectora alrededor de ti durante momentos desafiantes
  • Decir en voz alta: "Esta no es mi enfermedad. Este no es mi trauma".
  • Preguntarte cómo van las cosas antes o después de las tareas de cuidador. Pregunta: ¿Cómo me siento ahora mismo? ¿Qué necesito?

2. Llena tu tanque

"No puedes conducir con el tanque vacío", dice Goyer. "Iba a la gasolinera. Mi automóvil estaba por quedarse sin combustible. Se me olvidó ponerle gasolina. Cuando salí de la gasolinera, pensé: 'Vaya, anda mejor con el tanque lleno'. Ese fue mi momento de revelación".

Por demasiado tiempo, Goyer se exigió seguir adelante con el tanque vacío, ya que creía que podía funcionar igual de bien. Pero ese momento lo aclaró todo: "Para ser lo más eficaz posible, al igual que mi automóvil, tengo que llenar mi tanque", dice.

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Piensa en tu energía como si fuera un tanque de combustible. Mantenlo lleno con:

Minirecargas: pequeños momentos que alegran tu día, como acariciar a tu mascota o tomar una ducha caliente.

Combustible prémium: actividades de recarga más intensas, como cenar con un amigo, asistir a un grupo de apoyo o disfrutar de una noche de películas en solitario.

Mantenimiento de rutina: hábitos fundamentales como dormir, hacer ejercicio y comer alimentos nutritivos que te mantienen estable a lo largo del tiempo.

Goyer nos recuerda: "Incluso $10 de gasolina en el tanque te permiten seguir adelante". La clave es estar consciente de lo que te da energía, tanto las cosas grandes como las pequeñas, y hacer tiempo para ellas regularmente.

También comparte un recuerdo conmovedor de su padre, que tenía Alzheimer: cuando él decía su nombre o mostraba que la reconocía, "eso llenaba [su] tanque completamente", dándole fuerza emocional que le permitía afrontar muchos días difíciles.

3. Prueba la técnica FABULOUS

Rubel creó esta herramienta fácil de recordar para ayudar a los cuidadores a proteger su energía y desarrollar resiliencia para manejar o prevenir el estrés de manera más efectiva. Intenta incorporarla en tus estrategias de manejo del estrés.

F – Flexibility (flexibilidad): Aprende a adaptar tu pensamiento. Deja de lado los patrones rígidos y ábrete más al cambio y a nuevas perspectivas.

A – Attitude (actitud): Descubre formas de mantenerte positivo, incluso durante momentos difíciles. Una mentalidad optimista puede hacer que los desafíos se sientan más manejables.

B – Boundaries (límites): Establece límites claros y saludables, tanto emocional como físicamente. Ten claro qué comportamiento es aceptable y protege tu propio espacio.

U – Understanding job satisfaction (entender la satisfacción laboral): Reflexiona sobre cómo ser cuidador se alinea con tus valores fundamentales. Reconoce que ser cuidador puede ofrecer significado, satisfacción y un sentido de propósito.

L – Laughter (risa): Abraza el humor que refleja tus valores y busca momentos de alegría, incluso de pequeñas maneras, a lo largo de tu día.

O – Optimism (optimismo): Cultiva una perspectiva optimista. Cree que momentos mejores son posibles y que tus esfuerzos importan.

U – United (unidos): Mantente conectado. Apóyate en amigos, familiares, tu comunidad o ayuda profesional para evitar el aislamiento. No tienes que hacer esto solo.

S – Self-compassion (autocompasión): Sé amable contigo mismo, especialmente durante los momentos difíciles. Ofrécete el mismo cuidado que das a los demás; reconoce tus esfuerzos sin juzgarte con dureza.

4. Haz espacio para las emociones positivas

"Incluso cuando el estrés es realmente extremo, como el estrés del cuidador, las emociones positivas son posibles y beneficiosas", dice Judith Tedlie Moskowitz, la investigadora principal de varios ensayos financiados por NIH que evalúan intervenciones para aumentar las emociones positivas y mejorar el bienestar psicológico y físico. "Te ayudan a reponer tus energías para seguir manejando el estrés crónico y las tareas como cuidador".

El primer paso es tomar conciencia. "Siempre están ocurriendo eventos positivos", incluso si son pequeños, como "una buena taza de café o un día soleado después de unos días de lluvia", dice Moskowitz. Estas emociones positivas no borran las negativas, pero te "ayudan a salir de esa espiral descendente que te hace pensar que todo es terrible".

5. Creen alegría juntos

Recuerda que no eres solo un cuidador; también eres un hijo, un cónyuge o un amigo. Crear alegría juntos puede ayudar a mantener el estrés de segunda mano a raya y recordarte que el amor y la risa existen incluso en medio de los desafíos de cuidar a un ser querido. "A mis padres les encantan los musicales, y mí me encantan los musicales, así que veíamos musicales y cantábamos, y eso me llenaba el tanque un poco", dice Goyer, quien recomienda:

  • Reírse juntos viendo un programa de televisión gracioso
  • Mirar fotos antiguas y compartir recuerdos
  • Cantar canciones favoritas en voz alta

6. Sé amable contigo mismo

Cuando estás abrumado, es fácil pensar: "Debería ser más fuerte". Pero reprocharte solo empeora el estrés de segunda mano. Moskowitz sugiere hacer un simple cambio de perspectiva: imagínate que un amigo se sintiera así, ¿cómo responderías? Ahora, háblate a ti mismo de esa manera.

Moskowitz dice que intentes:

Nombrar la emoción: "Me siento frustrado".

Preguntarte el motivo: "¿Estoy cansado? ¿Asustado? ¿Solo?".

Responder con amabilidad: "Esto es difícil, y estoy haciendo lo mejor que puedo".

Moskowitz también enfatiza la importancia de ser amable contigo mismo y "no juzgarte por lo que sea que estés experimentando". Pensamientos como "Soy un cuidador terrible" o "Lo dejé solo por un momento" son comunes, pero la conciencia plena nos enseña a reconocer esos sentimientos sin juzgarnos con dureza, dice ella.

7. Reconoce cuándo necesitas pedir ayuda

Si te sientes atrapado, abrumado o desconectado de tus emociones, podría ser el momento de buscar a un profesional de la salud mental o a un grupo de apoyo para cuidadores para ayudarte a entender y afrontar mejor el estrés de segunda mano.

Intenta:

En conclusión, querer mucho no significa cargar con todo. "El cuidado personal no es opcional, y no es egoísta"; Es simplemente práctico", dice Goyer. "Todo lo que haces para cuidarte, desde establecer límites hasta administrar tus finanzas, ayuda a reducir el estrés y te protege del trauma secundario, la fatiga por compasión y el agotamiento. Estas prácticas te ayudan a sobrellevar mejor la situación".

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