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La marcha que hizo historia

Con motivo del 60.º aniversario de la Marcha sobre Washington, algunos manifestantes comparten sus recuerdos de aquel épico día.


spinner image Marcha sobre Washington por los Derechos Civiles en agosto de 1963. Vista de los manifestantes a lo largo del National Mall, que muestra el estanque reflectante y el Monumento a Washington.
Se estima que 250,000 manifestantes asistieron a la Marcha sobre Washington, a lo largo del National Mall, el 28 de agosto de 1963. El Monumento a Washington está al fondo.
IanDagnall Computing/Alamy

Era un plan audaz: el 28 de agosto de 1963, una coalición de grupos de derechos civiles, sindicales y estudiantiles organizaron una manifestación masiva en el National Mall de Washington D.C. La multitud marcharía junta hasta la escalinata del Lincoln Memorial para exigir la legislación de los derechos civiles, la abolición de la segregación escolar y la protección de los trabajadores.

La comunidad negra llevaba muchos años luchando contra la segregación legalizada en el sur, pero sus recientes protestas pacíficas —y las brutales reacciones de sus oponentes— habían atraído la atención del país hacia el problema.

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La idea de la marcha fue del activista laboral A. Philip Randolph, que entonces tenía 74 años. Bayard Rustin, que por entonces tenía 51 años y era cofundador (junto con Martin Luther King Jr.) de la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC), se convirtió en su organizador principal. Fue así como un ejército de voluntarios se puso a trabajar. Al final, fue la mayor manifestación de este tipo que se había celebrado jamás, con unos 250,000 participantes. El día culminó con el discurso de King “I have a dream” (Tengo un sueño), considerado no solo uno de sus mejores momentos, sino uno de los más importantes de Estados Unidos. 

Seis décadas después, les pedimos a algunos manifestantes que nos contaran sus recuerdos más destacados del acontecimiento y el modo en que ha repercutido hasta hoy. 

spinner image En tiempos en que muchas escuelas públicas estaban segregadas racialmente por ley, los manifestantes pidieron al Congreso que aprobara un proyecto de ley que prohibiría la práctica.
En tiempos en que muchas escuelas públicas estaban segregadas racialmente por ley, los manifestantes pidieron al Congreso que aprobara un proyecto de ley que prohibiría la práctica.
World History Archive/Alamy

El escenario está listo

En mayo de 1963, la policía de Birmingham, Alabama, usó mangueras para incendios contra jóvenes manifestantes. En junio, asesinaron a Medgar Evers, secretario local de la NAACP. En julio, Randolph, King y otros líderes de derechos civiles concretaron sus planes para la marcha.

Courtland Cox, 82 años

spinner image Courtland Cox
Courtland Cox
Cortesía de Courtland Cox

Ahora: presidente del Legacy Project del SNCC

Entonces: miembro del Comité Coordinador Estudiantil por la No Violencia (SNCC)

Organizamos la marcha en unos 90 días. Había estado trabajando en el registro de electores en el delta del Misisipi, donde te podían matar por hacer esa labor. Organizar la marcha no fue estresante. Fue emocionante. 

Norman Hill, 90 años

Ahora: activista jubilado y dirigente sindical

Entonces: director del programa nacional del Congreso por la Igualdad Racial (CORE)

Vivía en Nueva York y viajaba a otras ciudades para movilizar a la gente. La marcha tuvo manifestantes de todas las ciudades que visité. 

Joyce A. Ladner, 79 años

Ahora: socióloga, autora y activista de derechos civiles

Entonces: estudiante universitaria y voluntaria del SNCC

Mi hermana Dorie y yo teníamos una relación muy estrecha con Medgar Evers. Éramos de Misisipi, y para nosotras era importante lograr la participación de miembros de la comunidad negra de Misisipi en la marcha de Washington, para que comprobaran que contaban con apoyo fuera de la región del sur profundo. 

Eleanor Holmes Norton, 86 años

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Eleanor Holmes Norton
Cortesía de la oficina de la congresista Eleanor Holmes Norton

Ahora: congresista por el Distrito de Columbia

Entonces: estudiante de Derecho y organizadora del SNCC

Dado que la marcha no tenía precedentes, la logística fue innovadora: debíamos asegurarnos de que los manifestantes supieran adónde ir y cómo encontrar los autobuses.

Bruce Hartford, 79 años

Ahora: administrador del sitio web del archivo del movimiento por los derechos civiles

Entonces: activista del CORE

Había estado luchando contra la segregación de viviendas en los suburbios de Los Ángeles. Mis padres se habían trasladado de allí a Connecticut, y lograron convencerme para que pasara el verano en el este con la frase: “Podrás asistir a la marcha de Washington D.C.”. 

Monte Wasch, 81 años

Ahora: ejecutivo de ventas y mercadotecnia jubilado

Entonces: estudiante universitario; voluntario del comité organizador de la marcha

Nos pusimos en contacto con las compañías de autobuses y con las líneas aéreas. Los ferrocarriles agregaron trenes especiales hacia Washington para nosotros. 

spinner image Celebridades de Hollywood posan en los escalones antes de abordar un avión para la Marcha sobre Washington, el 28 de agosto de 1963. De izquierda a derecha: los actores Frank Silvera, James Garner, Marlon Brando, Steve Cochran (parcialmente ocultos); Anthony Franciosa, Rita Moreno y Harry Belafonte.
Celebridades de Hollywood, incluidos (desde la izquierda) los actores Frank Silvera, James Garner, Marlon Brando, Steve Cochran, Anthony Franciosa, Rita Moreno y Harry Belafonteposan, viajaron a Washington para la marcha.
AP/Ed Widdis

La respuesta a la convocatoria

Participar en una protesta por los derechos civiles entrañaba riesgos considerables. Además de la posibilidad de violencia por parte de las fuerzas del orden público, que habían recibido órdenes de dispersar a los manifestantes, también cabía la posibilidad de que los empleadores presentes o futuros te calificaran de agitador. 

Edward “Ed” T. Flanagan Jr., 80 años

Ahora: veterano retirado de la Fuerza Aérea de EE.UU.; contratista de defensa

Entonces: estudiante universitario

Mis padres no querían que asistiera a ningún tipo de marcha. Yo estudiaba en la Universidad de Howard. Participar en la marcha podía significar perder el trabajo, la vivienda o algo peor. Pero yo quería formar parte de algo que pudiera cambiar el país. 

Rita Moreno, 91 años

Ahora: actriz, cantante y bailarina

Entonces: miembro de la “delegación de famosos” de la marcha

Muchos de nosotros recibimos la invitación de Harry Belafonte en nombre del Dr. King para asistir a la marcha. Y, desde luego, todos los invitados dijimos: “Por supuesto”. Alquilamos un avión de Los Ángeles a Washington D.C., en el que también iban Harry, Marlon Brando y Sidney Poitier. 

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Louis Armmand, 79 años

Ahora: abogado; exdocente

Entonces: estudiante de secundaria y voluntario del CORE

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Louis Armmand
Cortesía de Louis Armmand

Algunos amigos y yo, de Staten Island, queríamos organizar una concentración local la semana anterior a la marcha para despertar el interés. Sin embargo, había que ir a la comisaría local para conseguir un permiso de desfile. Yo era un joven tímido de 19 años que ni siquiera podía hacer frente a mi tío favorito cuando venía a visitarme. Pero para esto, de alguna manera, me armé de valor para pedirle al sargento la documentación. Hicimos nuestra manifestación y enviamos cinco autobuses llenos de manifestantes a Washington D.C. 

Todd Endo, 81 años

Ahora: administrador educativo jubilado

Entonces: estudiante universitario

Estaba a punto de empezar mi primer año de posgrado, y la preparación me tenía muy ocupado. Pero entonces recibí una carta de mi madre, quien tenía previsto asistir a la marcha con la Japanese American Citizens League. “Viví los años de la guerra, el campo de reclusión y la pérdida de casi todos los derechos civiles”, escribió. “Me pondré de pie y seré incluida. Espero que estés a mi lado”. ¿Cómo iba a negarme? 

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Rutha Mae Harris, 82 años

Ahora: cantante y actriz

Entonces: miembro de los SNCC Freedom Singers

Había estado estudiando música, pero decidí interrumpir mis estudios para unirme a los SNCC Freedom Singers, que viajaban y actuaban para recaudar fondos en nombre del SNCC. Las canciones del movimiento por los derechos civiles desempeñaron una función crucial porque impidieron que tuviéramos miedo.

spinner image pasajeros de los autobuses chárter caminan caminan entre vehículos hacia el capitolio de ee.uu. durante la marcha sobre washington
Los autobuses venían de todas partes del país y entorpecían el tráfico de camino a la ciudad.
AP Images

Aviones, trenes, autobuses y automóviles

El 27 de agosto, la víspera de la marcha, los participantes empezaron a llegar a la zona de Washington D.C. Nadie sabía cuánta gente se esperaba, pero los organizadores habían previsto más de 100,000 manifestantes.

Rita Moreno

Algo que recuerdo de nuestro viaje en avión es que mi amigo James Garner estaba nervioso por participar en la marcha. No sabíamos qué repercusiones podría tener. Pero lo que me encantó es que viniera de todos modos. Yo también estaba nerviosa. Sin embargo, pensaba que si bien podría ser el final de una carrera, denunciar estas injusticias era más importante que la carrera de una persona. 

Bruce Hartford

Tomé un autobús hacia Washington D.C. la noche anterior a la marcha. Algunos medios de comunicación informaban que no acudiría nadie, otros advertían de que los alborotadores provocarían caos en la capital. Ninguno de nosotros pudo conciliar el sueño, pues estábamos muy preocupados. Pasaron horas hasta que me di cuenta de que el horizonte resplandecía en rojo. Y pensé: ¿Nos dirigimos hacia un incendio? El resplandor era de la gente que avanzaba por un lado de la autopista con bengalas y antorchas, sosteniendo carteles que decían “We Shall Overcome” (venceremos) y “We’re With You” (estamos con ustedes). Todavía me estremezco al recordar aquellas bengalas. 

Norman Hill

Alrededor de las 6 de la mañana, caminaba con Courtland Cox y Bayard Rustin hacia el Lincoln Memorial. Varios periodistas reconocieron a Bayard y le preguntaron lo que ocurría. ¿Dónde estaba toda la gente? Bayard sacó un reloj de bolsillo y un trozo de papel del interior de su chaqueta. Miró el reloj y el papel, y les dijo a los periodistas que todo marchaba según lo previsto. Lo que los periodistas no sabían era que el papel estaba en blanco. Bayard no tenía forma de saber cuánta gente se presentaría en realidad. 

Courtland Cox

Bayard se dirigió a mí y me preguntó: “¿Crees que vendrá alguien a esta marcha?”. Poco después, vimos a los jóvenes de la NAACP que marchaban con sus carteles. Más tarde supimos que las carreteras se habían congestionado con las personas que intentaban llegar a Washington.

Thomas L. Windham, 79 años 

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Thomas Windham
Glenn Asakawa/CU Heritage Center

Ahora: psicólogo jubilado; activista por los derechos civiles y cívicos

Entonces: estudiante universitario y empleado de una fábrica

Era el verano anterior a mi tercer año de universidad y trabajaba en una fábrica de Brooklyn. El sindicato United Auto Workers Union nos proporcionó transporte y fuimos en autobús. Me sentí muy orgulloso durante el viaje. También estaba ansioso. Cuando llegamos al Lincoln Memorial y vi aquel mar de gente, lo único que pude pensar fue que la marcha tenía un propósito. 

Damon “Richard” Evans, 73 años

Ahora: actor, cantante; interpretó a Lionel en The Jeffersons

Entonces: estudiante de secundaria

A los 13 años, era demasiado joven como para participar en sentadas en los mostradores de restaurantes. Pero mi madre consideró que no había peligro en que yo fuera a Washington D.C. con la iglesia de mi barrio de Baltimore. Crecí en la época de los musicales de Rodgers y Hammerstein y de Live From the Met en la radio. Era algo muy nuevo, pero estaba empezando a ver representaciones de personas negras en las artes. Y empezaba a ser consciente de que era un joven gay. Así que me fascinó la marcha, porque Bayard Rustin, un hombre negro gay, había creado y organizado este gran acontecimiento. 

Eleanor Holmes Norton

La gente no dejaba de llamar a nuestra oficina de Nueva York para pedir información, así que me eligieron para quedarme hasta el final a atender las llamadas. Por esa razón, me tocó ir a la marcha en avión. No estábamos seguros de que esta marcha fuera a funcionar. Sin embargo, a medida que nos acercábamos a Washington, pude ver por la ventanilla que iba a ser un éxito.

spinner image El líder estadounidense de derechos civiles Martin Luther King (centro) saluda a los manifestantes el 28 de agosto de 1963, en el Mall de Washington DC, durante la Marcha sobre Washington, donde King pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”, que movilizó a los partidarios de la abolición de la segregación y impulsó la Ley de Derechos Civiles de 1964.
El discurso de 16 minutos de Martin Luther King se convirtió tanto en una inspiración como en un desafío para sus contemporáneos y para las futuras generaciones de estadounidenses.
AFP/Getty Images

Una llamada colectiva a la libertad

En un escenario construido en la escalinata del Lincoln Memorial actuaron músicos como Bob Dylan y Joan Baez. El programa oficial de la marcha incluía discursos de los dirigentes de la AFL-CIO, la National Urban League y la NAACP. El último discurso sería el de King.

Rita Moreno

Estaba sentada muy cerca de Martin Luther King. Sammy Davis Jr. estaba cerca de mí. Estaba tan fascinada por la majestuosidad de ese día que ni siquiera pensé en el peligro. 

Ed Flanagan

Fui solo a la marcha después de trabajar mi turno como mesero en un club de campo. Me alegró ver que casi una cuarta parte de los participantes no eran negros, sino nuestros aliados. 

Bruce Hartford

La fuerza del canto de la multitud es lo más memorable para mí. Ese canto fue el elemento unificador más poderoso del movimiento. 

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Joyce Ladner

Lo que más recuerdo es que el discurso de John Lewis (en inglés), el líder del SNCC que más tarde sería congresista, fue censurado en secreto. El arzobispo de Washington quería eliminar algunas de las frases más provocadoras, como una sobre los activistas que marchaban por el sur “como lo hizo Sherman”. Randolph convenció a John de que moderara su mensaje por el bien del movimiento. 

Eric Holder Jr., 72 años

Ahora: abogado; presidente del Comité Nacional Demócrata para la Redistribución de Distritos; primer fiscal general negro de Estados Unidos

Entonces: estudiante de secundaria

Vi la marcha por televisión en Queens, Nueva York. Tenía 12 años. Recuerdo que John Lewis era uno de los principales ponentes. Él era un icono para mí. 

Clarence B. Jones, 92 años

spinner image Clarence B. Jones fue asesor político y redactor de discursos de Martin Luther King Jr.
Clarence B. Jones
Cortesía de Stonybrook Entertainment

Ahora: abogado; coautor de la nueva autobiografía Last of the Lions; cofundador y director emérito del Institute for Nonviolence and Social Justice de la Universidad de San Francisco. 

Entonces: abogado, asesor político y redactor del borrador del discurso de King

El Dr. King se acercó al micrófono con unas notas preparadas en la mano. Pero después de pronunciar los primeros siete párrafos y medio, Mahalia Jackson, que estaba en la plataforma con nosotros, gritó: “¡Háblales del sueño, Martin!”. Todo lo que Martin dijo después fue improvisado. Había utilizado la frase “Tengo un sueño” en varias reuniones públicas. Sin embargo, nunca había obtenido una respuesta semejante hasta la Marcha sobre Washington. 

Bernice A. King, 60 años

Ahora: directora general del Martin Luther King Jr. Center for Nonviolent Social Change

Entonces: bebé de 5 meses

Antes de la parte del discurso titulada “Tengo un sueño”, mi padre explicó que en 1863 habíamos conseguido la Proclamación de Emancipación, pero que, cien años después, la población negra seguía rezagada en el plano económico. No a causa de algo que hubiéramos hecho, sino porque nos habían despojado de cosas. Te presenta la realidad, pero luego te transmite su sueño, que incluye que un día sus cuatro hijos no sean juzgados por el color de su piel, sino por el tenor de su integridad.

spinner image Portadas de los periódicos Jackson Advocate, Pittsburgh Courier y The Boston Globe del martes 29 de agosto de 1963, con noticias de la Marcha sobre Washington.
Al día siguiente, los periódicos destacaron la manifestación en las primeras planas.
The Jackson Advocate/newspapers.com; The Pittsburgh Courier/newspapers.com; The Boston Globe/newspapers.com

Un efecto dominó

Después de que los manifestantes regresaran a su vida, la marcha continuó resonando durante los días, las semanas, los años y las décadas siguientes, tanto en el compromiso personal de los manifestantes con la justicia social como en las leyes y la conciencia de una nación. 

Monte Wasch

Estaba regresando a Nueva York con un grupo de amigos, algunos negros y otros blancos. Organizamos una sentada en un restaurante de Maryland que era conocido por su política de segregación. El dueño llamó a la policía y pasamos la noche en la comisaría hasta que se retiraron los cargos. Esa fue nuestra forma de celebrar el éxito de la Marcha sobre Washington. 

Thomas Windham

Donde yo vivía, había una sensación de exaltación, de orgullo y de esperanza que reemplazaba la desesperación. Louis Armmand: Durante los años que siguieron a la marcha, trabajé en Alabama, Georgia y Misisipi, donde vi personas que a pesar de tener una educación de tercer grado y de haber solo cosechado algodón para ganarse la vida, se convirtieron en algunos de los organizadores y activistas más incondicionales del movimiento. Porque había esperanza. 

Rita Moreno

La marcha me cambió totalmente la vida. Fue entonces cuando me convertí oficialmente en activista. Ganar un Óscar fue emocionante y maravilloso. Pero ese día fue mucho más importante. Muchísimo más. 

Video: La hija de MLK recuerda la Marcha en Washington

Bernice King

La marcha sentó el precedente para incorporar demandas de legislación a las manifestaciones masivas. Fue un modelo para utilizar las manifestaciones con el fin de lograr un cambio social. 

Eleanor Holmes Norton

De la marcha surgieron la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derecho al Voto de 1965.

Es necesario que el pueblo presione al Congreso para lograr que actúe. 

Rutha Harris

Cantar en la marcha fue una experiencia maravillosa que jamás olvidaré. Fue indescriptible. Ahora tengo 82 años y sigo cantando. Todavía le cuento a la gente que formé parte del movimiento. Puedo decir que yo misma conseguí toda la libertad que tengo. 

Todd Endo

Hoy día, cinco generaciones de la familia Endo han participado en causas de derechos civiles. Cuando mi madre se unió a la Marcha sobre Washington, encontró su voz y creó una tradición familiar de lucha por la justicia y la igualdad para toda la población del país. 

Robert Raben, 59 años

Ahora: presidente de la empresa consultora Raben Group, con sede en Washington D.C.; fundador del Festival de Cine de la Marcha sobre Washington (March on Washington Film Festival)

Entonces: en el útero

Nací pocos meses después de la marcha, pero marcó mi vida. Un amigo y yo decidimos crear un festival de documentales sobre hombres y mujeres que no son famosos, pero que ayudaron a cambiar una nación. Lo llamamos Festival de Cine de la Marcha sobre Washington (en inglés), y lo venimos celebrando anualmente desde hace diez años. El festival está en línea en marchonwashingtonfilmfestival.org. AARP es uno de los patrocinadores. 

Eric Holder

Ver la marcha por televisión me ayudó a forjar mi concepción del mundo. Me hizo creer en el valor de la protesta y me dio la noción de que cuando la gente se une, puede lograr grandes objetivos. John Lewis podría señalar infinidad de cosas para demostrar que su arduo trabajo como activista y congresista ha sido significativo. Pero al menos una de ellas fue que hicieron posible que alguien como yo llegara a ser fiscal general de EE.UU. En mi último día en el cargo, en el 2015, me dijo: “He admirado el trabajo que has hecho”. Luego me abrazó y comenzó a llorar. Yo también lloré. 

Damon Evans

Hoy día, seguimos luchando por algunas de las mismas cosas. Todavía no hemos llegado “allí”. Sin embargo, me siento muy agradecido de poder haber visto a una edad tan temprana a personas de diferentes orígenes y creencias unirse por una misma causa: la igualdad para todos.

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