Javascript is not enabled.

Javascript must be enabled to use this site. Please enable Javascript in your browser and try again.

Skip to content
Content starts here
CLOSE ×
Buscar
Leaving AARP.org Website

You are now leaving AARP.org and going to a website that is not operated by AARP. A different privacy policy and terms of service will apply.

Cómo el Seguro Social comenzó a influir en el nombre de los bebés

Con el almacenamiento de identidades de personas de Estados Unidos durante más de un siglo, la base de datos del programa es un recurso imprescindible para los historiadores culturales... y una fuente de inspiración para los futuros padres.


tarjeta de seguro social mostrando diferentes nombres
AARP (Shutterstock)

Con el almacenamiento de identidades de personas de Estados Unidos durante más de un siglo, la base de datos del programa es un recurso imprescindible para los historiadores culturales... y una fuente de inspiración para los futuros padres.

Shakespeare preguntó: "¿Qué hay en un nombre?". Laura Wattenberg sigue las tendencias de los nombres que están de moda.

spinner image Image Alt Attribute

Membresía de AARP: $15 por tu primer año cuando te inscribes en la renovación automática.

Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine.
Únete a AARP

Autora del libro The Baby Name Wizard, Wattenberg tiene un recurso vasto e imprevisto para su trabajo: la Administración del Seguro Social (SSA).

Por supuesto, el enfoque principal de esta enorme burocracia federal es pagar los beneficios mensuales de más de 73 millones de jubilados, personas con discapacidades y miembros de sus familias.

Pero también es la fuente de información más importante sobre qué nombres les ponemos a nuestros hijos, gracias a una vasta base de datos que incluye los nombres de casi todas las personas nacidas en Estados Unidos desde mediados de la década de 1930, y millones más nacidas antes que habían obtenido tarjetas del Seguro Social.

"No hay casi nada parecido", dice Wattenberg. "Ha sido una fuerza realmente importante en nuestra cultura".

También fue accidental.

‘Sus jefes pensaron que estaba loco’

La SSA ha estado recopilando datos sobre fechas de nacimiento y nombres prácticamente desde su fundación hace 90 años, pero no se propuso convertirse en la biblioteca nacional de nombres. No fue sino hasta finales de los años 90 que a alguien se le ocurrió la idea de aprovechar este depósito sin igual para ver qué nombres eran los más comunes.

Fue entonces cuando Michael Shackleford, un actuario que trabajaba para la SSA, produjo el primer recuento histórico de los nombres más populares dados a los bebés nacidos en Estados Unidos utilizando una muestra de una base de datos de solicitudes de tarjetas del Seguro Social.

"Él lo hizo en su tiempo libre, y sus jefes pensaron que estaba loco", dice Cleveland Kent Evans, profesor emérito de Psicología en la Universidad de Bellevue en Nebraska y expresidente de la American Name Society, una organización sin fines de lucro que promueve la onomástica (el estudio de los nombres y las prácticas de elección de nombres).

La motivación, escribió Shackleford en un blog en el 2009 (en inglés), fue que su esposa estaba embarazada y no quería darle a su primer hijo un nombre tan común como el suyo. (Recordaba que en la escuela, "cuando la maestra llamaba a Michael, todos teníamos que preguntar '¿cuál?'"). Escribió entonces "un programa simple" para ordenar los datos de las solicitudes, que en ese momento estaban computarizados en cinta magnética, por año, sexo y el nombre dado al bebé.

El resultado fue un artículo de investigación de 1998 (en inglés) con un título poco atractivo: "Nota actuarial 139: Distribución de nombres en el área del Seguro Social, agosto de 1997" y una abundancia de información sin precedentes (incluso el hecho de que Michael había sido, efectivamente, el nombre más popular para los bebés varones, casi sin interrupción, desde principios de la década de 1950).

La SSA, dándose cuenta rápidamente de lo que tenía entre manos, comenzó a publicar una lista anual de los nombres de bebés más populares del año anterior, lo que generó una amplia cobertura mediática. La lista no solo ha ganado prestigio entre los historiadores culturales, sino también influencia entre los padres ansiosos por darles a sus hijos algo que los destaque desde el comienzo.

Restaurantes

Carrabba's Italian Grill®

Descuento de un 10% en el servicio de comida en el restaurante o en pedidos por teléfono de entrega de comida en el auto

See more Restaurantes offers >

"Cuando los 10 nombres más populares se publican en todas partes, hay este ciclo de retroalimentación donde la gente puede saber rápidamente cuáles son los nombres comunes", dice Evans. "Entonces pueden evitarlos".

'Refleja cómo nos vemos a nosotros mismos'

Evans dice que antes de que Shackleford compilara su informe no había forma de obtener un cálculo honesto de las tendencias nacionales de nombres. "Había que hacerlo estado por estado", dice, "y diferentes estados tenían diferentes reglas". Algunos estados habían computarizado sus registros de nacimiento, pero muchos no lo habían hecho.

Con la aparición de un recurso unificado y completo, ahora es posible rastrear las costumbres de nombres a lo largo de las décadas, una forma poco apreciada de que una nación entienda su historia, dice Wattenberg, quien escribe un blog sobre nomenclatura llamado Namerology.

"Los nombres de los bebés son uno de los indicadores culturales más puros que tenemos", dice. "Es una elección que absolutamente todos toman en serio. Es algo sentido. Refleja cómo nos vemos a nosotros mismos y lo que valoramos".

La manera en que nos vemos a nosotros mismos ha cambiado mucho. Un puñado relativamente pequeño de nombres dominó las decisiones de los padres durante la mayor parte del siglo XX. John encabezó la lista de nombres de niños desde 1900 hasta 1925, antes de dar paso a largos periodos de Robert y Michael; Mary lideró entre las niñas hasta principios de los años 60, excepto por una breve moda de Linda después de la Segunda Guerra Mundial.

Evans dice que esta duplicación reflejó la convencionalidad de los padres que habían vivido la Depresión y la guerra. "Muestra cómo la historia que vivieron los hizo conformistas", dice. "El sueño era mudarse a los suburbios y tener al menos dos hijos llamados Michael y Debbie". (Aunque John decayó en popularidad en los años 50, fue todavía una gran década para Mary, y también para Robert, James, David, Patricia y Susan).

Una consecuencia es que entre los boomers los nombres son mucho más similares que en las generaciones siguientes. "En los años 50, entre el 4 y el 5% de los niños se llamaban Michael", dice Evans. "Ahora tienes suerte si el nombre más popular llega al 1% de todos los niños nacidos en un año".

Pero los boomers se diversificaron en términos de nombres cuando comenzaron a formar sus propias familias. La cultura popular —desde las películas hasta los programas de televisión y las canciones de éxito— asumió un papel más influyente. Evans dice que la creciente variedad demostró un "aumento del individualismo" en toda la sociedad, señalando, por ejemplo, cómo el movimiento Black Power de los años 60 alentó a los padres de raza negra a elegir nombres culturalmente relevantes, a menudo derivados de África.

"Puedes retroceder en el tiempo y ver los nombres como una especie de registro fósil de la cultura, de lo que la gente pensaba en ese momento", dice Wattenberg.

Lo que puede decirnos Heather

La gama de nombres continuó ampliándose. En la década de 1980, cada vez más niñas se llamaban Ashley, Jessica, Amanda o Sarah. Michael persistió entre los niños, pero frecuentemente lo acompañaban Christopher, Matthew y Joshua.

Cuando comenzó el nuevo milenio, Jacob y Daniel entraron al panteón de los niños, y el cambio de guardia fue aún más pronunciado entre las niñas. De los cinco nombres de niñas más populares en los años 2000 —Emily, Madison, Emma, Olivia y Hannah—, solo el primero fue uno de los 10 nombres más populares en la década anterior. Jessica, el nombre de niña más popular de los años 90, bajó al puesto 23.

La tendencia hacia la diversidad no ha hecho más que acelerarse en forma vertiginosa. Liam y Olivia han estado en lo más alto de las listas desde finales de la década del 2010, pero los padres también están trayendo al mundo una proliferación de Noahs, Elijahs, Amelias y Sophias, nombres poco escuchados (al menos en Estados Unidos) una generación atrás.

En el 2023, Luna se ubicó entre los primeros 10 nombres para niñas y Mateo hizo lo mismo en los nombres para niños. Los nombres que más rápido ascendieron en popularidad incluyeron Izael, Chozen, Alitzel, Emryn, Kaeli y Eiden, los dos últimos probablemente impulsados por personalidades populares de TikTok. Uno de cada cuatro niños y una de cada tres niñas recibieron nombres fuera de los 1,000 más comunes. (Hasta cierto punto, eso podría reflejar una limitación en los datos, ya que la SSA no agrupa nombres que suenan igual pero se escriben de manera diferente, como Caitlin, Caitlyn, Kaitlin, Kaitlyn, Kaitlynn, Katelyn y Katelynn).

"Los padres típicos, en lugar de ver los nombres como algo que se elige de un grupo, sienten mucha presión para ser creativos y expresarse con intención", dice Wattenberg. "Hoy, no hay un nombre que sea universalmente popular en todo el país. Es esta hermosa floración de creatividad e individualidad".

Tu nombre aquí

La base de datos de nombres del Seguro Social no es solo para investigadores y académicos. Está disponible al público y es fácil realizar búsquedas en el sitio web de nombres de bebés (en inglés) de la SSA.

Allí, junto con la lista más reciente de los 10 nombres más populares, encontrarás herramientas para:

  • generar listas de los nombres más populares (hasta 1,000) por año, a partir de 1880
  • ordenar los nombres más populares por década (en inglés)
  •  ver los nombres más populares por estado (en inglés)
  • ver qué nombres ganaron o perdieron (en inglés) más popularidad el año anterior
  • rastrear cómo tu nombre (o cualquier otro) ha ido y venido a lo largo de los años

Wattenberg dice que la lista de la SSA ha alimentado este fenómeno, y cita como ejemplo lo que ella llama la "generación Heather". Ese nombre, una rareza exótica en la primera mitad del siglo XX, comenzó a ganar prestigio en la década de 1960 y explotó hasta convertirse en uno de los 10 más populares durante la mayor parte de los años 70 y 80.

Todos esos padres "pensaron que estaban inventando el nombre", dice Wattenberg. "No había forma de saber que ya era popular, porque nadie llevaba la cuenta. Sin los datos de la Administración del Seguro Social, simplemente nunca lo supimos". (Ahora lo sabemos, y el auge de Heather ha llegado a su ocaso: cayó en la lista durante los años 90 y 2000 y ya no está entre los primeros 1,000 nombres de niñas).

Michael Green, profesor de Historia en la Universidad de Nevada, Las Vegas, dice que todos esos datos hacen que el papel accidental del Seguro Social como guardián de las listas de nombres sea esencial para los historiadores.

"Nuestra fuente principal son los archivos, y este es un archivo fantástico", dice Green. "Nos cuenta cosas sobre las personas que de otra manera pasarían desapercibidas".

 

Unlock Access to AARP Members Edition

Join AARP to Continue

Already a Member?

spinner image Red AARP membership card displayed at an angle

Membresía de AARP: $15 por tu primer año cuando te inscribes en la renovación automática.

Obtén acceso instantáneo a productos y a cientos de descuentos exclusivos para socios, una segunda membresía gratis y una suscripción a la revista AARP The Magazine.

spinner image Red AARP membership card displayed at an angle

Membresía de AARP: $15 por tu primer año cuando te inscribes en la renovación automática.

Obtén acceso instantáneo a productos y a cientos de descuentos exclusivos para socios, una segunda membresía gratis y una suscripción a la revista AARP The Magazine.