Vida Sana
Una señal de estos tiempos es, probablemente, el hecho de que recuerdas el número de teléfono que tenías de niño, pero no sabes el de tus hijos, al menos si tienes un teléfono inteligente.
Hoy en día, casi nunca necesitas marcar un número para llamar a tus seres queridos, amigos y otras personas que se ganaron un codiciado lugar entre tus contactos telefónicos. En cambio, tocas un nombre, escribes unas cuantas letras para buscarlo o pides a un asistente digital como Siri o Google Assistant que “marque” por ti sin usar las manos.
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Es cierto que con la edad olvidamos las cosas con más frecuencia, y casi todos los adultos mayores tienen esos momentos de la tercera edad. Sin embargo, parece que interviene otro factor: quizá dependamos demasiado del teléfono, de los altavoces inteligentes y de otras tecnologías. También es posible que estos dispositivos nos distraigan y no procesemos la información como antes.
La periodista Rebecca Seal se preguntaba hace poco en la publicación británica The Guardian: “¿Tener más memoria en el bolsillo significa tener menos en la mente? ¿Estoy perdiendo mi capacidad de recordar cosas —desde las citas hasta lo que estaba por hacer— porque confío en que el teléfono lo hará por mí?
Tal vez te hagas las mismas preguntas.
¿Ya lo sabes? No lo investigues
Un estudio que llevó a cabo en el 2015 University of Waterloo en Canadá estableció un vínculo entre la dependencia de los teléfonos inteligentes y la “mente perezosa”. Gordon Pennycook, coautor del estudio y entonces candidato a doctorado en Psicología, afirmó que las personas “pueden buscar información que en realidad saben o podrían aprender fácilmente, pero no están dispuestas a hacer un verdadero esfuerzo para pensarlo”.
Antes de morir de cáncer en julio del 2020, el neurólogo Dan Kaufer, de University of North Carolina Health, le dijo a UNC Health Talk: “Con los teléfonos inteligentes, tienes mucho más que una enciclopedia de información al alcance de la mano en todo momento. Sin embargo, esto representa una forma mucho más superficial o somera de acceder a la información. Cuanto más dependamos de este tipo de recursos o fuentes de información, menos actividad y procesamiento tendrá que hacer el cerebro”.
Si alguien tiene la capacidad de almacenar información en un lugar remoto, fuera del cerebro, se vuelve más dependiente de ello, lo que en realidad puede tener un efecto negativo en la memoria”, señaló Kaufer, quien fue director fundador del Programa de Trastornos de la Memoria de UNC.
Es evidente que la tecnología y la computadora en el bolsillo también pueden ayudarte a recordar algunas cosas, enviándote alertas cuando tienes una cita o recordatorios para tomar medicamentos. Puedes tomar una fotografía del lugar donde estacionaste o de la botella de vino que disfrutas durante la cena. Además, puedes anotar ideas que se te ocurren o grabar imágenes y audio en aplicaciones para tomar notas, como Evernote.
Pero piénsalo. Con el paso del tiempo, la capacidad informática se ha ido empequeñeciendo ¿tú y tus allegados recuerdan estas cosas mejor o peor que cuando salieron a la venta los primeros teléfonos inteligentes?
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