Vida Sana
En la comedia de Jerry Seinfeld de los años 90, este le dice a George Costanza que su abultada billetera era "morbosamente obesa" y parecía un "archivador" en su riñonera. Costanza respondió que su famosa billetera gruesa era "un organizador, un secretario y un amigo".
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Si estas conversaciones tuvieran lugar hoy, Costanza podría referirse a su teléfono inteligente.
La billetera aún no se caduca, ni mucho menos. Pero cada vez más, preferimos llevar el teléfono inteligente, donde tenemos casi todo, en vez de la billetera.
A algunas personas les resulta mucho más fácil sacar un teléfono iPhone o Android de su bolsillo para pagar en las tiendas. O usar un reloj inteligente para pagar. Para estas personas, sacar una billetera para buscar dinero en efectivo o una tarjeta de crédito es tan 'de los años 90'.
Si bien cualquier discusión sobre una billetera digital se enfoca comprensiblemente en la relativa facilidad de realizar pagos móviles, el hecho de que también puedes usar tu teléfono como depósito para todo el material impreso que anteriormente llenaba la billetera gruesa de Costanza —eliminando potencialmente el bulto indecoroso en el bolsillo de tus pantalones o liberando espacio en tu bolso—, es una ventaja adicional. No solo se trata de billetes de un dólar, sino cupones, tarjetas de registro de vacunación contra la COVID-19, información médica y de seguro, recibos, fotos, tarjetas de fidelidad de tiendas, identificaciones de estudiante, pases de transporte y, pronto, licencias de conducir e identificaciones estatales.
La billetera digital sirve para pagar
En estos días, es más común y corriente pagar con el teléfono, pero no todo el mundo lo hace. Los usuarios que han realizado al menos una transacción con su móvil en una tienda, en un periodo de seis meses, pasarán de 101.2 millones (el 36.4% de la población) en el 2021, a 125 millones (el 43.7%) en el 2025, según la empresa de investigación de mercado Insider Intelligence.
Como la generación del milenio y la generación Z constituyen la mayoría de estos usuarios, se prevé que—en el mismo período— el segmento de los boomers aumente de 8.8 a 10.2 millones.
La aceptación por parte de los comerciantes también está aumentando. En Estados Unidos, el sistema Apple Pay de Apple se acepta en más de 9 de cada 10 comercios físicos que tienen un lector de comunicación de campo cercano (NFC), la tecnología estándar de la industria diseñada para funcionar solo entre distancias cortas, es decir, entre el teléfono y el terminal de pago. Es la misma tecnología que te permite pasar algunas tarjetas de crédito con chip por encima de los terminales de pago en lugar de insertarlas.
Google Pay también se acepta en todos los lugares en los que la tecnología NFC está disponible en el país. Google afirma que más de 150 millones de personas en 40 países utilizan Google Pay cada mes.
Aun así, encontrarás restaurantes, gasolineras y establecimientos familiares que no aceptan pagos móviles o, en algunos casos, nada que no sea efectivo. Es una de las principales razones por las que los consumidores, que de otro modo estarían dispuestos a utilizar sus teléfonos para realizar transacciones, no abandonan por completo sus billeteras.
La resistencia sigue siendo un factor
Hay otra resistencia. Los hábitos profundamente arraigados son difíciles de cambiar, y convencer a personas que llevan toda la vida sacando dinero en efectivo o tarjetas de plástico de sus billeteras para que hagan algo diferente, no es fácil. La seguridad es también muy importante para los consumidores.
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