Juan Luis Guerra con huella propia en la música
Un recorrido por la evolución musical del ídolo dominicano.
por: Ernesto Lechner, 18 de junio de 2019
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PHOTO BY: Theo Wargo
Símbolo de Quisqueya
Hay pocos músicos que definen la sensibilidad y estética de todo un país. Juan Luis Guerra —cantautor, filántropo, innovador— es sinónimo de la República Dominicana y sus dos principales géneros bailables: el merengue y la bachata. Nacido en Santo Domingo el 7 de junio de 1957, Guerra creció escuchando música de todo tipo, con una predilección hacia el rock inglés. Su carrera universitaria comenzó con estudios de arquitectura, pero eventualmente la música pudo más y el joven guitarrista se trasladó a Boston para aprender composición en la prestigiosa escuela Berklee.
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PHOTO BY: peter jordan / Alamy Stock Photo
Moderniza el merengue y la bachata
En 1984, habiendo concluido sus estudios y regresado a la República Dominicana, Guerra lanzó sin pena ni gloria su debut discográfico. Titulado Soplando, se inspiraba en las sonoridades del jazz y sus arreglos vocales para presentar a un grupo de talentosos músicos: la 440, nombre derivado de la frecuencia sonora que se utiliza para afinar instrumentos. Fue solo cuando Guerra decidió modernizar los tesoros culturales de su patria —el merengue y la bachata— que consiguió el éxito a gran escala, despertando el interés por esos géneros a través de Latinoamérica.
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PHOTO BY: Mezcalent
Ante todo, poeta
Enriquecer el patrimonio cultural de la República Dominicana con armonías sofisticadas y arreglos de alto vuelo no era suficiente. Además de ser un músico formidable, Guerra supo agregarles a sus canciones letras de alto contenido poético que abarcan con delicadeza su preocupación por causas sociales. En 1988, “Ojalá que llueva café” significó un antes y un después para la música latina, transitando el mismo camino de cantautores como Silvio Rodríguez y Joan Manuel Serrat, pero con dejos de fulgor afrocaribeño.
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PHOTO BY: Mezcalent
Llega ‘Bachata rosa’
Guerra inauguró la década del 90 vendiendo millones de discos con Bachata rosa, extraordinario LP que populariza la bachata con una sensibilidad a flor de piel y su voz tranquila, desprovista de melodrama, concentrada en expresar los sentimientos más cálidos del corazón humano. Comienzan las giras a través del continente americano, convertido en estrella de la canción. Su siguiente álbum, Areíto, incluye una colaboración con un colega panameño de estilos afines: Rubén Blades.
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PHOTO BY: Rodrigo Varela
Retirada temporal
Todo éxito tiene su precio. En el caso de Guerra, las giras internacionales lo desgastan, generando la necesidad de retirarse de los escenarios durante unos cuantos años. Es entonces que se vuelca hacia el cristianismo, empezando a componer canciones con letras de temas espirituales. El componente musical continúa manifestando una búsqueda permanente, además de su impecable gusto para las melodías y arreglos de inmejorable calidad artística.
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PHOTO BY: Michael Caulfield
Vuelve con más fuerza
La carrera de Guerra cobra nueva vigencia en 1998 con el excelente disco Ni es lo mismo ni es igual. Incluye uno de sus más grandes éxitos: “El Niágara en bicicleta”. Modernizando su sonido, el cantante coquetea con el rap, mientras que el ritmo del merengue mezcla suaves ritmos sincopados con suntuosos coros de voces y tumbaos de piano tradicional. “Mi PC” y “Palomita blanca” son los otros temas más escuchados del LP.
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PHOTO BY: Abby Brack
Labor filantrópica
A partir del nuevo milenio Guerra sigue presentando conciertos, pero a un ritmo menos afiebrado. Sin embargo, sus actividades filantrópicas continúan a todo vapor. Su Fundación Juan Luis Guerra —originalmente Fundación 440— ofrece ayuda a la gente de bajos recursos en la República Dominicana. Guerra ha trabajado con la UNESCO como embajador de buena voluntad, además de participar en el concierto “Paz sin fronteras” que se llevó a cabo en el 2008 cerca de la frontera entre Colombia y Venezuela.
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PHOTO BY: GERARD BURKHART
Explorador musical
Parte de la longevidad comercial de Guerra se basa en su talento para continuar explorando nuevos estilos tropicales. Editado en el 2007, La llave de mi corazón incluye un contagioso tema del mismo nombre, con letras que alternan inglés y español con un ritmo contagioso que resucita la estética del mambo. “La travesía”, del mismo disco, es un merengue de ritmo arrebatado. Un LP que arrasó en los Latin GRAMMY de ese año, cosechando seis premios. Imparable.
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PHOTO BY: WENN Rights Ltd / Alamy Stock Photo
Bachata japonesa
Tres años más tarde, Guerra aparece con un nuevo LP —Asondeguerra— y una de las canciones más exquisitas de su repertorio. Rememorando la felicidad y nostalgia de un viaje a Japón, “Bachata en Fukuoka” se convierte en una de las bachatas más conocidas de la historia, gracias a la transparencia de su letra y un arreglo excepcional que interrumpe el estribillo típicamente bachatero con una sección de cadencias afrocubanas. Un disco inspirado, que además incluye “La calle”, con la participación del colombiano Juanes.
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PHOTO BY: RONALDO SCHEMIDT
Indispensable
Titulado Literal, el decimosexto disco de Guerra aparece en mayo del 2019, experimentando con nuevas sonoridades digitales mientras mantiene su extraordinaria habilidad para componer estribillos memorables. Nuevamente la bachata ocupa un lugar de lujo —la suavidad romántica de “Corazón enamorado” es un momento para atesorar— pero el cantante traspasa las fronteras dominicanas en “Son a mamá”, sabroso son cubano con letras de un jubiloso mensaje cristiano. A los 62 años, Guerra es ahora reconocido como un pilar indispensable de la música latina.
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