Vida Sana
Cualquier mujer que haya llevado un vestido rojo o un esmalte de uñas azul conoce el poder del color. Un tono puede hacerla sentir poderosa y glamurosa; el otro, atrevida y fresca. Sin ponernos demasiado Nueva Era sobre la psicología del color, las auras o la predicción de tendencias, confirmemos lo que todas sabemos por nuestra propia historia de estilo: llevar un tono (o dos) puede marcar la diferencia entre estar bien o estar fabulosa. A continuación te explicamos cómo hacerlo:
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1. Conoce los colores que favorecen tu piel
No importa si el magenta, el beige de la década de 1990 o el rosa Barbie están de moda en las redes sociales. Te mereces más de los colores que llevas. Piensa en el efecto iluminador que tiene en tu aspecto el tono adecuado de base de maquillaje o lápiz labial. Lo mismo ocurre con la ropa. No hay reglas, pero guíate de la misma forma que seleccionas el maquillaje, las joyas y los neutros. En general, los cutis con matices cálidos, la preferencia por las joyas doradas y los tonos neutros luminosos como el beige, el cámel, el caqui o el marrón se verán favorecidos por los rojos anaranjados, el coral, el amarillo, los verdes afrutados y los azules turquesa. Las personas de cutis con matices fríos, que prefieren las joyas plateadas y los tonos neutros fríos, como el azul marino y el gris, no pueden equivocarse con el azul cobalto y el azul cielo, el lavanda, el menta, los rosas, el violeta y los rojos azulados. La sincronía con el tono o color de la piel es más útil en prendas que se llevan cerca del rostro, como una blusa o un vestido, pero no dejes que eso te limite. Si el color que te gusta no te favorece, úsalo a distancia en unos pantalones, una falda o incluso en un par de zapatos. Tienes todos los colores para escoger.
2. Prueba el color en una camisa primero
Hay quien dice que los accesorios son la mejor prueba, pero las camisetas y las camisas abotonadas son una forma fácil de probar el color. Eso se debe a que los demás nos ven sobre todo de cintura para arriba: en pantallas, detrás de un escritorio, por encima de una mesa o cara a cara en la calle o en una fiesta. Un cumplido del tipo "me encanta cómo te queda ese color" es la mejor señal de aprobación. Recuerda: hay toda una paleta de tonos para cada color, de oscuros a claros, de suaves a brillantes, así que sé selectiva. Por ejemplo, probar un amarillo mantequilla puede ser más fácil que zambullirse en un tono girasol intenso para las que son tímidas con los colores. ¿Te encanta en un top? ¡Cómpralo en un vestido!
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