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'Our Brand Is Crisis': nuestro tono es irrisorio, pero mortalmente serio

Con Sandra Bullock, Billy Bob Thornton y Anthony Mackie.

DIRECTOR: David Gordon Green
GUIÓN: Peter Straughan y Rachel Boynton (documental)
ELENCO: Sandra Bullock (Jane), Billy Bob Thornton (Pat Candy), Anthony Mackie (Ben), Joaquim de Almeida (Castillo), Ann Dowd (Nell), Scoot McNairy (Buckley) y Zoe Kazan (LeBlanc)
PRODUCTORES: George Clooney y Grant Heslov
DURACIÓN: 107 minutos

Our Brand Is Crisis (Nuestra marca es “crisis”) está basada en un documental del mismo nombre dirigido en el 2005 por Rachel Boynton que arranca mostrando las protestas en La Paz, Bolivia que llevaron a la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en el 2003. Saber esto nos llevaría a entender la película como la crónica de un fracaso anunciado y a aceptar la ironía detrás de los hechos, pero lo más probable es que pocos miembros del público estén familiarizados con la historia y por lo tanto la mitad de su sentido original se pierde.

Vista de manera independiente y al margen de los acontecimientos reales en los que se basa, Our Brand Is Crisis es una interesante sátira política que revela aspectos insospechados del uso de la mercadotecnia para crear candidatos de la nada y la batalla de egos que hay detrás de cualquier carrera política; un tema muy pertinente en estos tiempos electorales. Our Brand Is Crisis se concentra en la campaña orquestada por estrategas estadounidenses que llevó a Sánchez de Lozada a ocupar por segunda vez la silla presidencial en lo que de entrada parecía una derrota inevitable frente al actual presidente de Bolivia, Evo Morales. Sin este conocimiento previo, Our Brand Is Crisis se puede apreciar con el suspenso escalonado de una batalla que no daba ninguna señal de que eventualmente sería ganada. Y es así como se debe ver.

Sandra Bullock interpreta a Jane Bodine, una brillante estratega política a la que apodaban “Calamity Jane” por sus tácticas profesionales poco ortodoxas y su desordenada vida personal. El caos que creaba a su alrededor llevó a Jane a retirarse y ahora vive en las montañas, de donde no tienen la menor intención de regresar. Hace tres años que dejó el alcohol y el cigarro y lleva una vida monástica. Hasta ahí la van a buscar unos colegas que están desesperados por sacar adelante la campaña del expresidente Pedro Castillo. Las perspectivas de Castillo (Sánchez de Lozada) son negras dado que el recuerdo de su mandato anterior (de 1993 a 1997) sigue vivo en el pueblo de Bolivia que no quiere saber nada de él. Castillo es un oligarca que creció en Estados Unidos y que incluso habla el español con acento. El primer acierto de Our Brand Is Crisis es darle el papel al portugués Joaquim de Almeida, que igual revela que no es nativo del idioma de Cervantes. La película oculta también con inteligencia el carisma natural de Almeida, quien aquí solo aparece como un acertijo neutral y queda al público decidir si se puede confiar en él, o no.

Escena de la película Our Brand is Crisis

CORTESÍA WARNER BROS PICTURES

Escena de la película 'Our Brand is Crisis'.

Castillo es finalmente lo de menos y ese es justamente el punto de la película; los verdaderos protagonistas de la historia son los estrategas. Por un lado, el equipo de Jane (en la vida real la firma Greenberg Carville Shrum), y por el otro, Pat Candy (Billy Bob Thornton), un estadounidense que representa a Víctor Rivera (Morales), el principal contendiente de Castillo. Jane y Pat comparten un oscuro pasado profesional e incluso amoroso y es finalmente una cuestión de orgullo personal y no de convicción lo que lleva a la mujer a empeñar todos sus recursos para que gane Castillo. Esta es la tragedia de la historia y la denuncia apabullante de Our Brand Is Crisis.

Tal vez el tono de comedia que, según algunos críticos, es reminiscente de trabajos pasados de Bullock como Miss Congeniality (Dir. Donald Petrie, 2000), actúe en contra de Our Brand Is Crisis. Sin embargo, haciendo de lado esa debatible objeción, el filme es una descarnada denuncia a la forma en que la mercadotecnia y los egos se acaban imponiendo en cuestiones que deberían de ser de vida o muerte por la forma en que afectan a millones de personas. Y eso no es, ni debería ser, como propone Our Brand Is Crisis, tratado a la ligera. Mientras más absurda e irrisoria se presenta la batalla entre Jane y Pat, más fuerte es la crítica implícita de la historia.

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