'Gravity', perdidos en el espacio
La nueva película de George Clooney y Sandra Bullock es una alucinante experiencia visual.
In English | El problema de Gravity es su ligereza. Mientras que visualmente el discurso asciende a alturas espectaculares, el tono de la narrativa le resta vuelo. Tal vez deliberadamente. Hay algo tan angustiante en la imagen de un ser humano flotando en el espacio, sin ataduras, que el guión de Alfonso Cuarón y su hijo, Jonás, necesitaba un contrapeso. La elección de los protagonistas es otra señal de que se buscaba aligerar la carga. Sandra Bullock es excelente para comedias románticas, pero para el papel de una brillante científica, especialista en ingeniería médica, se necesitaba una actriz de más carácter; alguien como Sigourney Weaver en Alien, o como Angelina Jolie, quien rechazó el papel cuando se le ofreció. Esto no sería tan importante si no fuera porque todo el peso de la acción recae en los hombros de la doctora Ryan Stone que interpreta Bullock.
George Clooney ha demostrado, por su parte, que puede emprender roles un poco más serios, pero en Gravity actúa como en aquellos por los que se dio a conocer. En el papel del veterano astronauta Matt Kowalsky, Clooney es el galán simpático, seguro de sí mismo y desenvuelto; se la pasa contando anécdotas y haciendo chistes aun en los momentos más angustiosos.
La historia no pasa de ser una anécdota extendida al infinito. La Dra. Stone, generalmente trabaja en el sótano de un hospital donde las cosas tienden a caer en el piso y no a flotar, como le comenta en algún momento a Kowalsky. Esta es su primera incursión en el espacio y ha sido contratada para arreglar un telescopio cuya tecnología es su especialidad. Su trabajo es supervisado por Kowalsky. Mientras ambos se encuentran flotando en el espacio unidos al transportador por una larga cuerda que también les provee oxigeno, ocurre un accidente. Los desechos de un satélite ruso destruido por inoperable, les caen como proyectiles. Los miembros de la tripulación mueren, pero Stone y Kowalsky se salvan de milagro. Su provisión de aire es limitada y su única esperanza es llegar a la estación espacial rusa o china y pedir ayuda.
Stone y Kowalsky se pueden seguir comunicando gracias a los micrófonos instalados en sus trajes. Kowalsky utiliza su voz para tratar de tranquilizar a Stone y guiarla en la maniobra de rescate. Le cuenta anécdotas de su vida en la Tierra y chistes malos. Kowalsky intenta que Stone se concentre en la vida y en la gente que la espera en la Tierra para evitar que se dé por vencida. Pero las ataduras de Stone a su vida terrenal son aún más tenues que las que la sostienen en el espacio. Stone le dice a Kowalsky que tenía una hija que murió en un accidente. Esta información establece el tono del discurso visual. De pronto el espacio se torna en algo mucho más profundo y connota a la vez, un vacío que es también existencial.
La excelente fotografía del mexicano Emmanuel Lubezki y los efectos visuales de Tim Webber (Children Of Men y The Dark Knight) le dan un eco cósmico al abandono de los personajes. Un eco que apunta a la indiferencia o al silencio de Dios. La imagen de la cuerda que sostiene a los personajes atados a la nave es solo una de las referencias al tema de renacer. Stone flota en algún momento dentro de la nave en posición fetal y despojada de cualquier atadura, su batalla será también por librar a su espíritu del pesar de la vida.
Sin embargo, hay una gran discrepancia entre el discurso visual y el narrativo. Las imágenes no sostienen el argumento, sino en todo caso, llenan sus huecos. Cuarón parece contar implícitamente con nuestra competencia cinematográfica para “leer” la historia visualmente. Las imágenes despiertan recuerdos de las mejores cintas de ciencia ficción que han sido meditaciones profundas sobre la condición humana como 2001: A Space Odyssey (Dir. Stanley Kubrick, 1968) o Solaris (Dir. Andrei Tarkovsky, 1972).
Hay también un miedo atávico que parece despertar la simple presencia del vacío. En ese sentido, Gravity cumple absolutamente su cometido. El uso de la tercera dimensión nunca estuvo mejor justificado y tecnológicamente Gravity es lo más cercano que jamás se había tenido a la experiencia de estar en el espacio. Que el argumento estuviera a la altura, sería, tal vez, pedir demasiado.