Harrison Ford, de 80 años, convierte 'Indiana Jones and the Dial of Destiny' en la mejor película de la franquicia hasta la fecha

En la aventura arqueológica actual, impecablemente dirigida por James Mangold, de 59 años, de Walk the Line, Jones sigue persiguiendo el sueño de un gran descubrimiento en territorio peligroso. Es 1944 y el régimen nazi está en declive. Jones y su nervioso compañero científico, Basil Shaw (el genial actor de reparto británico Toby Jones, de 56 años) cruzan las líneas enemigas en busca del elemento central de la película, un artefacto circular creado por el matemático de la Grecia antigua Arquímedes, que permite viajar en el tiempo.

¿Su rival? El sádico alemán Dr. Voller (otra estrella favorita, tanto como héroe o villano de Bond, el seductivo protagonista de Hannibal, Mads Mikkelsen, de 57 años). El malvado médico quiere hacerse con el antiguo dial, viajar al pasado y asegurar la victoria para los nazis.

Harrison Ford, de 80 años, repite su papel de Indiana Jones.

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En estas escenas iniciales que tienen lugar en el pasado, las imágenes generadas por computadora (CGI) que hacen que Ford parezca considerablemente más joven son más eficaces que, por ejemplo, las utilizadas para rejuvenecer a Samuel L. Jackson en Captain Marvel o a Robert De Niro en The Irishman. Los efectos generados por computadora se usan en la actualidad para dar a los actores un aspecto más joven en alrededor del 80% de las películas, y la faz a menudo inexpresiva e impasible de Ford brinda el lienzo ideal para que la computadora haga sus modificaciones. Mikkelsen también supera el proceso de manera creíble sin ahuyentar al público de la sala de cine.

La película se pasa volando mientras Jones se ve enfrascado en un aprieto tras otro, huyendo en un tren lleno de nazis disfrazado con un uniforme alemán con un inconfundible agujero de bala en el pecho y otro en la espalda. Lucha pasando de un vagón al siguiente, luego se sube al techo del tren y se enfrenta a los villanos al tiempo que aparecen de la nada túneles capaces de decapitar y bombas que destruyen puentes que el tren está por cruzar. Apasionantes secuencias de acción se suceden una tras otra a un ritmo frenético en todos los vehículos con ruedas imaginables.

Phoebe Waller-Bridge (izquierda) interpreta a Helena Shaw.

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Transcurren varias décadas y el ritmo se intensifica con la introducción de Helena, la hija maquinadora y a la vez elegante de Shaw, (una referencia a la heroína caprichosa de la obra de Shakespeare A Midsummer Night's Dream). Phoebe Waller-Bridge de Fleabag aporta diversión y exuberancia al personaje de Helena, recordando a la hermosa y anárquica aventurera, Marion Ravenwood, el verdadero amor de Indy que acabó siendo su esposa. Presumiendo de su relativa juventud, la vivaz Waller-Bridge ilumina la pantalla, una mujer relativamente atlética, moderadamente amoral y segura de sí misma, acompañada de su compinche Teddy (Ethann Isidore), un joven callejero.

Si bien hay cierta chispa entre Jones y Shaw, de Waller-Bridge, nunca se llega a insinuar una atracción incómodamente romántica. Eso se debe a que estas aventuras llevan al reencuentro de mi pareja favorita del universo de Spielberg: Jones y Ravenwood. La carismática Karen Allen, aún formidable a sus 71 años, regresa, envejecida a tono con Ford. Los ojos de Allen conservan su destello y transmiten la certeza de que la dinámica pareja estaba hecha el uno para el otro, lo que contribuye a una conclusión romántica profundamente satisfactoria de la crónica original de Indiana Jones.

No habrá otra película de Indiana Jones protagonizada por Harrison Ford. Pero ¿qué tal darle a esta protagonista inteligente, espontánea y autosuficiente una película derivada de la franquicia?

Puedes verla aquí: Indiana Jones and the Dial of Destiny, en los cines (en inglés)