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Explora el Museo Naval y Marítimo Patriots Point

Sube a bordo de un portaaviones condecorado cerca de Charleston, recorre la sala de torpedos y más.


spinner image El portaaviones U S S Yorktown
El portaaviones USS Yorktown ahora funciona como museo y monumento conmemorativo, parte del Museo Patriots Point en Mount Pleasant, Carolina del Sur.
EHRLIF/ALAMY STOCK PHOTO

Lo último por COVID-19:​  el Museo Naval y Marítimo Patriots Point recomienda el distanciamiento social y el uso de mascarillas (pero no los exige). Para evitar las filas, compra las entradas en línea antes de tu visita. Consulta el sitio web (en inglés) para ver más actualizaciones.

La caminata de 200 yardas del muelle que lleva hasta el Museo Naval y Marítimo Patriots Point (PPNMM) te da tiempo de sobra para contemplar el USS Yorktown. A medida que te aproximas al portaaviones de 880 pies de largo y 27,000 toneladas, es difícil pensar en otra cosa que no sean los jóvenes y valientes marineros que lucharon por nuestra libertad en muchos conflictos, empezando con la Segunda Guerra Mundial. Es probable que sientas solemnidad y admiración a partes iguales, especialmente si alguno de tus seres queridos prestó servicio en la Marina, como lo hizo mi abuelo durante la Segunda Guerra Mundial.​

El PPNMM, que se inauguró en enero de 1976, se encuentra frente al puerto de Charleston, en Mount Pleasant, Carolina del Sur. Además del Yorktown, tiene cuatro componentes militares adicionales: el Museo de la Medalla de Honor, el destructor USS Laffey, el submarino USS Clamagore y la Experiencia de Vietnam. ​

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El Yorktown es la principal atracción del museo, y es a lo que debes dedicar la mayoría de tu tiempo. La construcción del gigantesco barco empezó en Newport News, Virginia, en diciembre de 1941, poco después de que los japoneses atacaran Pearl Harbor. La Marina botó el barco recién construido en enero de 1943, fue puesto en servicio tres meses más tarde e inmediatamente después fue enviado a participar en la Segunda Guerra Mundial. La botella de champán no se rompió cuando la primera dama Eleanor Roosevelt bautizó el portaaviones, algo que supuestamente trae mala suerte a una nave. Pero solo fallecieron 141 hombres a bordo del Yorktown en sus casi tres décadas de servicio, que incluyeron la participación en 40 batallas durante la Segunda Guerra Mundial y las guerras de Corea y Vietnam. Apodado “Fighting Lady” (Dama luchadora), recibió 11 estrellas de batalla por su servicio en la Segunda Guerra Mundial y cinco por su servicio en Vietnam. La Marina lo dio de baja en 1970 y lo atracó en Patriots Point en 1975.​​

spinner image El avión B 25 Mitchell en el hangar del USS Yorktown
Un B25 Mitchell en el hangar de la cubierta de vuelo del USS Yorktown.
ELECTRIC EGG/ALAMY STOCK PHOTO

Visita guiada “Captain's Tour”

Con tu entrada al PPNMM, puedes explorar el Yorktown por tu cuenta, pero dado que el barco tiene muchos rincones ocultos, es mejor hacer la visita guiada de 90 minutos "Captain’s Tour" ($39, incluye el precio de la entrada). Los guías voluntarios no solo se asegurarán de que veas todo sin desorientarte, también son, en gran parte, veteranos que comparten sus propias experiencia militares. Aunque el modesto guía de mi grupo, Tom Simons, no lo reveló durante la visita, más tarde descubrí que formó parte de los Blue Angels en la década de 1970.​

Prepárate para cubrir harto terreno, el buque era como una ciudad, con aproximadamente 3,200 marineros a bordo en todo momento. “Todos teníamos lo que necesitábamos, y nada que no fuera necesario”, dice Simons. Es decir, aquí se practicaba un estilo de vida y trabajo simplificado.

La primera parada a la visita fue una exposición sobre la incursión Doolittle —el ataque sorpresa del 18 de abril de 1942, ordenado por el presidente Roosevelt en respuesta a Pearl Harbor— ubicada en la cubierta principal (de vuelo) del Yorktown. Observarás de inmediato un bombardero B-25 Mitchell restaurado, el tipo de avión a bordo del cual los pilotos de combate despegaron del USS Hornet (un portaaviones similar al Yorktown) y bombardearon con éxito sus objetivos japoneses. Los 16 aviones que participaron en la incursión se quedaron cortos de combustible al final de la misión; uno de los pilotos tuvo que desviar su nave hacia la Rusia soviética y los otros 15 tuvieron que hacer aterrizajes de emergencia o saltar de sus aviones en paracaídas. Milagrosamente, 73 de los 80 participantes sobrevivieron la peligrosa misión.

Solo aquellos que participen en la visita guiada “Captain’s Tour” pueden subir a bordo del bombardero restaurado, lo cual yo hice con entusiasmo. Al mirar en el interior, imaginé cómo debió ser pilotar uno de estos aviones por 10 horas durante un ataque, y sin un baño a bordo​.

Después de la exposición, explorarás las siete cubiertas del Yorktown que están abiertas al público. (Los pisos que se encuentran debajo de la cubierta principal se llaman “cubiertas” mientras que los que están encima de la misma a menudo se denominan “niveles”. Una angosta escalera (navegar un buque naval no es una tarea fácil) lleva hasta la segunda cubierta y la capilla, con bancos de madera, himnarios y fotos enmarcadas de clérigos que sirvieron a bordo del barco, como el padre “Holy Joe” Moody. En marzo de 1945, este tuvo la obligación de brindar consuelo espiritual a cinco hombres a punto de morir, heridos en un bombardeo a bordo del Yorktown.

Al continuar por un estrecho pasillo con paredes de color verde menta, atravesarás un baño comunitario, un taller donde los marineros montaban los torpedos y una sala con catres colgantes con capacidad para alojar a 36 hombres. Baja las escaleras hasta la tercera cubierta donde encontrarás un taller mecánico, un elevador de bombas (que transportaba bombas ensambladas debajo de la cubierta principal hasta la cubierta de vuelo para cargarlos en los aviones) y un lavadero. Una receta adherida a la pared de la panadería enumera los ingredientes para preparar 10,000 galletas, que incluye 500 huevos. Las galletas recién horneadas eran una forma en que la Marina les recordaba a los marineros su hogar. En la actualidad el Yorktown huele a combustible de avión y no a galletas. No es un olor penetrante, pero golpea duro a los veteranos que vienen a hacer visitas guiadas, explica Simons, que ha visto cómo a más de uno se le llenaban los ojos de lágrimas al olerlo, ya que los transporta a sus días de servicio. ​​

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Planea tu visita

Ubicación: 40 Patriots Point Road, Mount Pleasant, South Carolina​

Cómo llegar: desde el centro de Charleston, puedes llegar al museo en aproximadamente 15 minutos en auto. También puedes tomar el taxi acuático estacional de Charleston Water Taxi hasta Patriots Point. Sale de Waterfront Park y atraca en el centro de la ciudad cada hora, desde la primavera hasta el final del otoño.​

Visitas: abierto todos los días de 9 a.m. a 6:30 p.m. (cerrado en Navidad; con horario reducido el Día de Acción de Gracias, Nochebuena y la víspera de Año Nuevo).​

Entradas: $24 para adultos; $19 para adultos de 62 años o más, así como para militares en servicio activo o jubilados (se requiere identificación). $39 para la visita guiada “Captain's Tour”, que incluye la entrada al museo. Aunque no hagas una visita guiada, no dejes de pararte a charlar con los voluntarios, las joyas ocultas del museo. La mayoría son veteranos, y puede que estés hablando con un almirante o capitán jubilado, o incluso con un expiloto de los Blue Angels.

Mejor momento para visitar: llega a la hora de apertura los días de semana para disponer de suficiente tiempo para explorar el Yorktown y visitar los otros componentes del PPNMM sin tener que lidiar con las multitudes.

Mejor temporada para visitar: en el otoño, cuando el museo está menos concurrido y las temperaturas son más agradables, lo que hace que sea más cómodo visitar el barco. No tiene calefacción ni aire acondicionado, así que si lo visitas en invierno, viste ropa abrigada. En el verano, prepárate para soportar temperaturas abrasadoras.

Accesibilidad: el estacionamiento está cerca de la taquilla al comienzo del muelle, pero hay que caminar un largo trecho hasta la entrada del museo. Si no quieres caminar, súbete a uno de los carritos de golf que el personal del museo utiliza para transportar a los visitantes hasta la entrada. También hay sillas de ruedas disponibles sin cargo (asignadas por orden de llegada). Sáltate la visita guiada “Captain's Tour” en el Yorktown si no puedes subir y bajar escaleras. Aunque tengas problemas de movilidad, podrás visitar el 60% del barco usando un ascensor para acceder a la cubierta principal y la cubierta de vuelo, así como a la tercera cubierta. El Museo de la Medalla de Honor y la Experiencia de Vietnam ambos son accesibles para sillas de ruedas, pero el USS Laffey no lo es.

Consejo del director ejecutivo: la tienda de regalos del Yorktown tiene a la venta docenas de gorras de la Marina de EE.UU. de muchos barcos distintos que pueden ser difíciles de encontrar en otros lugares, por lo que es el lugar ideal para comprar regalos para familiares que sean veteranos de la Marina.

Aviones de combate y equipos de radar

Al dejar atrás el castillo de proa y subir varios niveles del barco a través del área donde se alojaba la tripulación, la visita te lleva a la cubierta de vuelo donde verás 10 de los portaaviones más importantes en la historia de la aviación de Estados Unidos, entre ellos el AD-4N Skyraider, el F4F Wildcat, el F6F Hellcat y el SBD Dauntless. Dependiendo de tu nivel de interés en la aviación, puedes pasar desde unos pocos minutos hasta un par de horas admirándolos, e incluso puedes subir a bordo del SH-3G Sea King, un helicóptero antisubmarinos.

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​Una vez que hayas saciado tu curiosidad por la aviación, admira las vistas del puerto de Charleston, Patriots Point y el puente Arthur Ravenel Jr., que cruza el río Cooper y conecta el centro de Charleston y Mount Pleasant.​

spinner image Un tanque de guerra en exhibición
Simulación de una unidad MASH de la era de la guerra de Vietnam en exposición en Patriots Point.
ANDREW VODOLAZHSKYI/ALAMY STOCK PHOTO

Nuestro pequeño grupo se separó aquí para explorar más por nuestra cuenta. De regreso a la cubierta principal, tras subir y bajar por angostas escaleras, en el cuarto nivel me encontré con la sala de radares y sentí la necesidad de hacer una pausa. Aquí, los marineros controlaban las pantallas de radar de tres tipos de sistemas: radar de control del tráfico aéreo, radar de control de tiro y radar de vigilancia. Después de examinarlos, miré en dirección al puerto, y se apoderó de mí una sensación de paz.

Al dejar el barco leí un mensaje de texto de mi padre. Le había enviado un mensaje justo antes de subir a bordo del Yorktown, pero al no haber recepción en el barco no pude ver su respuesta. “¿Cuál era el trabajo del abuelo en su barco de la Marina?”, le había preguntado. Me dio un vuelco al corazón al leer su respuesta: “operador de radar”.​​​​

Más que aprender

Para descubrir más sobre la historia militar de Charleston puedes explorar los otros cuatro componentes del PPNMM, sin tener que subirte a tu auto para visitarlos.

Museo de la Medalla de Honor: las exposiciones interactivas rinden homenaje a los héroes estadounidenses que recibieron la Medalla de Honor, desde la Guerra Civil hasta la guerra contra el terrorismo en Irak y Afganistán. Es también la sede de la Sociedad de la Medalla de Honor del Congreso, el más alto honor que el país concede al valor militar. Lee relatos sobre la historia de la Medalla de Honor y mira las listas de todos los recipientes en la historia de nuestra nación. Encontrarás el museo justo dentro de la entrada del Yorktown, a la izquierda de la recepción.​

USS Laffeyvisita el destructor estadounidense más condecorado de la era de la Segunda Guerra Mundial que todavía existe, atracado frente al Yorktown. El buque de 376 pies de largo apoyó la invasión de los Aliados en Normandía (el Día D) en junio de 1944 y prestó servicio durante toda la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Corea antes de ser dado de baja en 1975.

USS Clamagoreentra en el único submarino GUPPY III que todavía se conserva en el país y que prestó servicio durante 30 años durante la Guerra Fría. El submarino, que mide 322 pies de largo, ocupó su lugar de descanso final justo al sur del Yorktown en 1981, después de ser retirado de servicio. Está cerrado al público desde la primavera del 2020, pero reanudará las visitas en junio. No se recomienda para las personas claustrofóbicas o con problemas de movilidad.

La Experiencia de Vietnam: esta atracción que ocupa un área de 2.5 acres, ubicada junto a la taquilla en el extremo terrestre del muelle, da vida a oficiales de la Marina durante la guerra de Vietnam a través de hologramas. Una exposición en 3-D simula la vida durante la guerra, e incluye la recientemente ampliada choza Quonset, con un Jeep M151, un sampán del Viet Cong y una réplica de una esquina de calle en Saigón.

Nota: antes de la COVID, el PPNMM incluía un quinto componente, el submarino USS Clamagore. Se cerró al público en la primavera del 2020, y los funcionarios del museo dicen que es posible que el cierre sea permanente, aunque todavía no se ha tomado una decisión definitiva.​​

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Atracciones cercanas

Monumento Nacional Fuerte Sumter: si quieres dedicar un día entero a visitar Patriots Point, recorre uno de los barcos en el PPNMM y luego haz el trayecto de 30 minutos en ferri hasta el Fuerte Sumter, donde soldados dispararon los primeros tiros en la Guerra Civil. El fuerte estuvo en servicio durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial hasta que dejó de ser un puesto militar y fue transferido al Servicio de Parques Nacionales en 1948. Ahora es un sitio histórico nacional. La admisión al fuerte es gratuita (está ubicado en una isla), pero para llegar hasta allí debes tomar el ferri, que cuesta $30 para adultos y $28 para adultos de 62 años o más. Prepara un pícnic para almorzar en el fuerte, luego vuelve a tomar el ferri para recorrer el segundo barco del PPNMM o disfrutar con la Experiencia de Vietnam. Nota: el fuerte tiene una accesibilidad limitada; no tiene ascensor y tienes que subir escaleras para ver muchas de sus partes.

Monumento conmemorativo de los submarinos de la Guerra Fría: este monumento conmemorativo, ubicado cerca del PPNMM, rinde homenaje a todos los que sirvieron en la fuerza de submarinos del país durante las cuatro décadas de la Guerra Fría. Tiene una plaza de 60 pies centrada alrededor de una bandera estadounidense, bloques de granito tallados con los nombres de los submarinos de la Marina que prestaron servicio durante la guerra y una réplica de tamaño real de un submarino de misiles balísticos similar a aquellos apostados en Charleston durante la guerra.

Alojamiento

En Mount Pleasant: a solo 2.5 millas al este del PPNMM, el hospedaje tipo boutique Post House —un “restaurante con habitaciones” en una vivienda restaurada de 1896— tiene solo siete habitaciones, cada una de ellas decorada con toques europeos y sureños. El precio de las habitaciones comienza en $185.

​El hotel Harborside de 125 habitaciones, ubicado al borde del mar en el Charleston Harbor Resort & Marina, se encuentra al sur del museo, a tan solo 7 minutos a pie del mismo. Tiene un spa y una piscina al aire libre, además de su propia parada designada en la ruta del taxi acuático Charleston Water Taxi (en inglés), una divertida manera de llegar hasta el centro de Charleston cuando está en funcionamiento, desde la primavera hasta el otoño. El precio de las habitaciones comienza en $99.

En Charleston: alójate con estilo en el centro de la ciudad en el hotel Belmond Charleston Place de 434 habitaciones, que se enorgullece de ofrecer una combinación de lujo y encanto sureño. Su impactante vestíbulo de estilo georgiano con su escalera bifurcada curvada, pisos de mármol italiano y un llamativo candelabro, establecen el tono de tu estancia aquí. El precio de las habitaciones comienza en $325.

El recién inaugurado hotel estilo boutique Emeline es otra elegante opción en el centro de la ciudad. No dejes de probar una de las pizzas cocinadas en horno de leña o pastas caseras servidas en su restaurante interior o al aire libre, Frannie & the Fox. El precio de las habitaciones comienza en $229.

Ambos hoteles están a poca distancia a pie de las tiendas de King Street, los restaurantes y Rainbow Row, la hilera de 13 casas históricas en tonos pastel frecuentemente fotografiadas.​​

Restaurantes

Pescado y mariscos: las especialidades de pescado fresco del día, en particular el atún braseado con poca cocción, son platos estelares en el restaurante Hank’s, una tradición local desde hace más de 20 años. Es caro, pero la comida (el cóctel de camarones gigantes y la sopa de cangrejo hembra han recibido muchos elogios), el ambiente encantador y el lujoso servicio de mantel blanco hacen que valga la pena el gasto. ​

Comida casera: el relajado y popular restaurante Millers All Day sirve desayunos económicos (lo adivinaste) todo el día, y porciones de pastel por las tardes, en su comedor grande y lleno de luz. ​​

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